Escribir con una mano u otra, ya sea la derecha o la izquierda, depende de la dominancia cerebral de cada persona. La mayoría de la población es diestra, lo que significa que utilizan la mano derecha para escribir.
Sin embargo, un porcentaje significativo es zurdo, lo que puede suponer algunos desafíos debido a que muchos objetos y herramientas están diseñados para diestros. Ser ambidiestro, es decir, tener la habilidad de usar ambas manos con la misma destreza, es menos común.
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Históricamente, se ha asociado lo diestro con cualidades positivas como la habilidad y la corrección, mientras que lo zurdo ha sido estigmatizado con connotaciones negativas. Esta dicotomía se evidencia en el lenguaje, donde la palabra “zurdo” se ha utilizado para describir cosas malas o amenazantes.
Durante años, el ser zurdo tuvo algunas connotaciones negativas.
¿Por qué hay pocos zurdos y más diestros?
Si bien es estadísticamente común que las personas sean diestras, esta tendencia no garantiza que sea la más ventajosa desde un punto de vista evolutivo. Podría ser simplemente el resultado de un azar histórico.
¿Por qué, entonces, la mayoría somos diestros? La pregunta nos lleva a explorar los fundamentos biológicos de esta preferencia manual. Los profesores de la Universidad de Málaga, Idefonso Alonso Tinoco, A. Victoria de Andrés Fernández y Paul Palmqvist, reseñaron en el portal The conversation:
Hipótesis 1: genética
La zurdería, aunque menos frecuente, se ha asociado con ciertos riesgos para la salud y parece ser más común en hombres. Esto ha llevado a especular sobre una posible base genética ligada al cromosoma X.
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Sin embargo, esta hipótesis no explica completamente la aparición de la zurdería en diferentes contextos, como en mellizos o en condiciones de estrés fetal.
La genética de la zurdería parece ser más compleja de lo que inicialmente se pensaba, involucrando múltiples factores y posiblemente interacciones con el ambiente.
Hipótesis 2: adaptación
La asimetría de nuestro cuerpo, evidente en la posición de órganos como el corazón y los pulmones, podría estar relacionada con la preferencia manual.
Si consideramos que el lado izquierdo del tórax, donde se ubica el corazón, es más vulnerable, la diestra podría haber sido una adaptación evolutiva para proteger este órgano vital. La postura erguida, al exponer más el tórax, habría reforzado esta ventaja.
La hipótesis de que la diestra surgió como una ventaja evolutiva en el combate cuerpo a cuerpo, protegiendo el corazón con el escudo, es atractiva pero no resiste un análisis profundo.
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Estudios en poblaciones antiguas, como los neandertales y los Homo heidelbergensis, revelan que la diestra era predominante mucho antes del desarrollo de armas y escudos complejos.
La causa de esta preferencia manual sigue siendo un misterio, aunque la evidencia sugiere que es un rasgo arraigado en nuestra evolución.