Una experta nos explica cómo hablar con nuestra pareja si tenemos un fetiche.
En entrevista con la Revista Cromos, la sexóloga, escritora y speaker, Valeria de la Espriella nos explica qué es un fetiche, cómo identificar si tienes uno, por qué generan placer y cómo hablar con tu pareja sobre el tema.
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¿Qué es un fetiche?
Valeria de la Espriella (VDLE): “La palabra fetiche viene del portugués ‘feitiço’ que tiene dos significados: hechizo u objeto de culto, al que las tribus le concedían cualidades especiales y sagradas. El fetichismo sexual consiste en tener fantasías, impulsos y conductas recurrentes que involucran partes no genitales del cuerpo o la utilización de objetos inanimados.
Cualquier cosa puede convertirse en fetiche si la persona en cuestión le da poder y un carácter sexual. Sin embargo, hay fetiches que son más comunes como: los pies, los tacones puntilla, el látex o la ropa interior femenina. También funcionan como fetiches, determinadas características corporales que producen atracción, como es el caso de los tatuajes, piercings o un color de piel específico”.
¿Cómo identificar que tengo un fetiche?
VDLE: “Hay fetichismo y trastorno de fetichismo. El término fetichismo también se usa para describir a aquellas personas que buscan nuevos estímulos para que sus relaciones sexuales sean más picantes y atípicas. Por ejemplo, los juegos de rol y la utilización de algunos accesorios del mundo del BDSM (bondage, dominación, sumisión y sadismo), como esposas, látigos, máscaras.
En cambio, el trastorno de fetichismo es una idea obsesiva de la persona, la cual se siente incapaz de tener relaciones si le falta su objeto del deseo. Se manifiesta como una conducta compulsiva que influye de manera negativa en otros aspectos de su vida y por supuesto en sus relaciones con los demás. Cuando tienes un fetiche, sientes placer por observar, manipular o usar dicho objeto, y cuando es un trastorno, la sensación es más de angustia y ocasiona aislamiento”.
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¿Por qué los fetiches generan placer?
VDLE: “Con relación al fetichismo no hay un consenso unificado sobre sus causas; hay quienes dicen que se origina en la infancia, otros en la pubertad. Una de ellas se basa en la teoría del condicionamiento, es decir, una experiencia que origina una asociación entre dicho objeto y la excitación sexual y que permanece en la adultez.
Por ejemplo: si la crema de tomate es mi comida favorita, quizás es porque lo he conectado con una situación en particular, de cuando mi familia visitaba a la abuela los fines de semana y el delicioso aroma salía por la ventana cada vez que preparaba dicho plato. Así como hay personas que prefieren la crema de tomate y otras prefieren la de cebolla, hay diferentes gustos y diferentes formas de expresar la sexualidad”.
¿Cómo hablar con mi pareja de que tengo un fetiche?
VDLE: “Las parejas que hablan de sexo de manera clara y sin tabúes suelen tener experiencias de mayor calidad. Por eso es indispensable la comunicación asertiva, que permite transmitir el mensaje desde el equilibrio, sin sumisión o agresividad.
A través de la seducción y la sutileza se logran mejores acuerdos. El fetiche se puede incluir de forma gradual en los encuentros eróticos, supongamos, iniciar con un antifaz y poco a poco pasar a los juegos de roles. Esto puede funcionar para ir despertando el interés en la persona.
Eso sí, es muy importante la honestidad y explicarle con claridad a la contraparte el tipo de fetiche que se tiene. Aquí el consentimiento es clave, porque debe existir un mutuo acuerdo para que las personas implicadas se sientan cómodas y verdaderamente lo disfruten.
Asimismo, hay que comprender que la persona puede tomarse su tiempo en asimilarlo y que está en todo su derecho de no aceptarlo. Si lo que se busca es una pareja sexual que también sea fetichista, existen varias comunidades que se reúnen para contar sus experiencias sobre el tema y conocer personas con gustos afines y/o complementarios. Hay grupos de fetichistas de pies, de calzones femeninos, de disfraces en látex, entre otros”.