Mujer usando tapabocas
Para hacerse con una la elección tiende a basarse en el diseño, la disponibilidad o el precio, dejando de lado, especialmente, los materiales con los que están confeccionadas, que tienen un impacto directo en el medio ambiente. Es algo que se aprecia de manera evidente al observar el uso desmedido de mascarillas desechables, elaboradas con materiales derivados del petróleo.
Las mascarillas deben protegernos y proteger a los demás de posibles infecciones y enfermedades, por supuesto; pero deben permitir que la respirabilidad sea óptima ya que, de no ser así, el uso de la mascarilla puede terminar siendo perjudicial para quien la viste.
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El material del que esté compuesta la mascarilla debe ser un aspecto prioritario sobre el que se debe fijar la atención a la hora de adquirir una, ya que se trata de algo más que un complemento que vestimos, y va pegado a nuestra boca y nariz durante largas horas.
Busca una mascarilla de algodón al 100% orgánico, que aporta numerosos beneficios desde su origen, ya que su producción es respetuosa con los recursos naturales y humanos, reduciendo el volumen de agua necesaria para su producción y eliminando en el proceso todo tipo de pesticidas y otras sustancias tóxicas.
Es importante que su tejido sea antibacteriano y que repele al los líquidos, tanto al inspirar como al exhalar. De esta forma, se protege la persona que la lleva puesta, así como las personas con las que se entra en contacto. Por otro lado, el hecho de que se puedan reutilizar hasta 40 veces con un sencillo y rápido lavado permite frenar el impacto tan desastroso que el uso masivo de mascarillas desechables o quirúrgicas está teniendo en el medio ambiente.
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¿Cuáles son las consecuencias de escoger la mascarilla errónea?
Además de los efectos perjudiciales en el sistema respiratorio, forzado a trabajar más para llevar aire a nuestros pulmones, estos materiales pueden afectar a la piel, el órgano más grande de nuestro cuerpo, y que también necesita respirar. El uso de mascarillas que dificulten la transpiración óptima y natural, puede causar irritaciones, acné, rosácea e, incluso, dermatitis.