Millones de personas sin importar su edad, género, preferencias y formación han confesado que se han quedado con la frustrante sensación de no haber dicho algo importante a quien aman, pero ya no está físicamente. Lo peor es que la mayoría de ellos, cree que hoy es demasiado tarde para hablar. La noticia es que hay formas efectivas de superar esa frustración y aprender a estar en contacto con quienes amamos.
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“Hemos dotado a la muerte con una carga tan negativa que en las funerarias es usual escuchar frases como: “te vas a demorar años en reponerte de esto, si es que lo logras”, “te entiendo, es un peso insoportable”, “la muerte es lo peor que nos puede pasar”, “este día no se va a olvidar jamás”, comentarios que además de producir daño, sirven de evidencia para demostrar que en la era actual, nos olvidamos de lo que ya sabían nuestros indígenas y es que somos eternos. Pero preferimos poner una barrera y olvidar que esa persona que amamos sigue siendo y sigue estando con nosotros”, explica Bivecky Pardo, coach espiritual colombiana.
Basta revisar la historia para encontrar que pueblos milenarios de estas tierras como los chibchas y los muiscas, ya reconocían una promesa celestial común en las religiones más conocidas: la inmortalidad. Prueba de ello son las evidencias encontradas por los arqueólogos en las tumbas.
En diversas culturas y latitudes del mundo, desde tiempos remotos diversas comunidades han documentado la existencia de personas a quienes la naturaleza les ha dado dones especiales y a través de quienes es posible comunicarse con los muertos. Algunos los llaman chamanes, outsus guías espirituales, portadores de saberes de la comunidad, curanderos, y se puede decir que uno de los nombres con los que los conocemos actualmente es: médiums.
Una de las funciones de los médiums es enseñar a su comunidad a ver la muerte con naturalidad, a asumirla como un paso más de los muchos que se dan en la vida, a lo más importante a estudiar para recibirla de forma constructiva. También ayudan a superar procesos de duelo, a elegir caminos acertados para evitar que las pérdidas se conviertan en fuente de enfermedades.
Diversas comunidades colombianas aún usan los dones de sus guías espirituales. Por ejemplo, los Wayuú despiden sus muertos dos veces. Mediante un sueño reciben el nombre de la persona que debe realizar la exhumación del cadáver que tiempo atrás fue enterrado por primer vez. Luego de una noche en vela, y en madrugada, se hace la exhumación y así comienza el segundo entierro. Durante este proceso, las outsus, entonan cantos de jayechi (improvisaciones que relatan su cotidianidad), toman chirrinchi (bebida tradicional), mientras otros cocinan frichi (receta típica con chivo).
En San Basilio de Palenque tocan el "el pechiche" un tambor especial que suena por 9 noches, mientras las mujeres bailan bullerengue. Esta manifestación hace parte de la declaratoria patrimonial de la Unesco como patrimonio cultural.
En las grandes ciudades, velas, rosarios, coronas florales e inciensos hacen parte de los artículos sagrados de despedida y los médiums los canales de sanación más usados.
En ese mismo sentido, una de las médiums más reconocidas del país es Bivecky Pardo, coach, canalizadora de ángeles desde los 6 años y médium desde los 13 años de edad. Con más de 20 años de experiencia, Bivecky se ha caracterizado a lo largo de su trayectoria por su manejo respetuoso y riguroso de sus dones, a los que califica como un regalo de Dios.
De manera que, si no alcanzaste a decirle algo a un ser amado fallecido, debes saber que hay formas de hablar con ellos. Como en cualquier área de tu vida, necesitarás un profesor que te enseñe o puedes empezar un proceso autodidacta. Aprende con seriedad y respeto. Elije un buen maestro y con amor aprenderás a hablar con los espíritus, incluso a sentirlos. Para elegir un buen maestro, valida su formación y experiencia, puede ser un guía espiritual o un médium.
Foto: Istock