Reguetón ultramachista: tenemos que aceptar que existe un público que lo pide a gritos

El género urbano tiene una corriente caracterizada por letras básicas e hirientes que, gústele a quien le guste, cosecha hordas de fans de todas las edades.

Por Alberto Ochoa Mackenzie
01 de agosto de 2019
Reguetón ultramachista: tenemos que aceptar que existe un público que lo pide a gritos
Imagen tomada de la cuenta de Instagram '@luigi21plus'.

Imagen tomada de la cuenta de Instagram '@luigi21plus'.

En el caso de reguetoneros como Luigi 21: ¿qué es primero: la letra o la música? Por lo simple que suelen ser sus estrofas, que parecen escritas de una chatiada, tengo la sensación de que componen sobre el bit.

Hace rato no daba con un puertorriqueño que me produjera conflictos. Después de ver al reguetonero Luigi 21 en un video grabado en Cali, en el que pondera el consumo de licor y reduce a la mujer a la sumisión y la ingenuidad, más que desgañitarme, puedo decir que he tropezado con un perfecto conocido por grandes y chicos. No sé si sus videos en Youtube han comprado reproducciones, pero, al margen de eso, sus canciones Culo, Siemprepapi y Amor Ilegal lo convierten en una marca que traspasa fronteras.

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Por puro morbo escuché las dos primeras  y casi no las finalizo. Ni siquiera me resultaron graciosas.

Pero aquí no vine a exponer mis gustos musicales. Lo que piense del artista Luigi 21 es secundario. Explorando un poco su “obra”, encontré que tiene un tema con J Balvin, hallazgo que desagrada porque creí que el tumbao del paisa no se compara al reguetón que el boricua ofrece a sus sedientos fans.

Es momento de dejar de rasgarnos las vestiduras por su discurso pseudohedonista y denigrante, que entre ayer y hoy terminó viralizado por las denuncias de Maurice Armitage, alcalde de Cali, y Dilian Francisca Toro, gobernadora del Valle, que alegó que la noche del 27 de julio "(Luigi 21) incitó a los niños, a los jóvenes a consumir droga y a consumir licor. Y además maltrata a las mujeres”.  

Los funcionarios públicos le dieron cuerda para aumentar su popularidad, Luigi 21 no dudó en responderles con palabras predecibles: "Según ella (Dilian), yo soy el que incita a la juventud a beber y a fumar, o sea que los letreros grandes de las promociones de alcohol no dañan al país... ok, dale". Incluso tuvo tiempo para victimizarse: "los reguetoneros son los que tienen jodido al país, o sea que eliminen a los reguetoneros y el país se arregla".

Declarar al ‘bokisucio’ (como se hace llamar) persona no grata es una medida que apoyo. Que deje de presentarse en mi ciudad y en cualquier otra es una política que reconforta.  Sin embargo, me pongo en el lugar de sus seguidores, de todos los que pagaron por ir a su recital.  Y aquí empiezo a cambiar de opinión.

Por eso, si yo fuera el alcalde Armitage, le volvería a abrir las puertas del estadio Pascual Guerrero. Luigi 21 debe saber que viene a un país que no se repone de la guerra. Debe saber que, según Medicina Legal, entre enero y mayo se han presentado 37 casos de feminicidio a ver si la hace de nuevo.

Me tiene sin cuidado que Luigi 21 diga “sé que muchos de ustedes pensaron que cuando estaba en grado 9, me iba a morir de beber. Pero aquí sigo, bebiendo y fumando marihuana”, aunque si yo fuera un padre de familia, cuyo hijo es amante de su música, de pronto no me gustaría escucharlo ni verlo en pintura.  

 

Por Alberto Ochoa Mackenzie

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