Imagen tomada de 'La Sexta'.
¿Qué hace una ayudante de campo en un entrenamiento de fútbol? La respuesta puede ser “depende” si hablamos de Son Ferrer, club femenino que milita en la Liga Autonómica de Mallorca.
El “depende” es por una futbolista como cualquiera, aunque tiene una característica que a estas alturas no debería ser particular. Ruth Ruano hace seis semanas parió a Julia, una bebé inseparable para esta atacante que en plena práctica, en medio de intrucciones, es capaz de leerle el llanto. Si es para comer, interrumpe el ejercicio y le da teta mientras la niña se calma.
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Una vez desaparece el hambre, la mamá retorna al campo de juego y se ejercita a la par de sus compañeras que luchan por un lugar en la titular del equipo de la isla. Cuando no es una ayudante la que mueve el coche fuera del campo, es la pareja de Ruth la que está ahí. “Él juega a fútbol, es una pasión que nos une a los dos y también se la queremos transmitir a nuestros hijos. En casa jugamos todos”, manifestó la deportista en una entrevista.
Es hora de normalizar la lactancia
"No sé si es que estamos años atrás o hemos perdido un poco la percepción, pero al igual que la lactancia es algo natural y normal, también lo es que una mujer juegue a fútbol", manifiesta la delantera que, antes de Julia, también parió a otro hijo. Al mes y medio, de nuevo ella estaba entrenando mientras su retoño la esperaba al borde del césped.
¿Quién dijo que un hijo es sinónimo de retiro? La persona que tenga satanizada la maternidad debe echar un vistazo a esta jugadora de fútbol, que puede soñar por partida doble en tiempos en los que ya no debería ser una rareza llevar a los hijos al trabajo ni, mucho menos, amamantarlos.
¿Se necesita una sala de lactancia en los campos de entrenamiento? La respuesta es un "no" rotundo porque, según Ruth, las mamás se pueden acomodar un rato en el banco de suplentes.