En septiembre se celebra el mes mundial del sexo alrededor del mundo, lo que nos hace preguntarnos sobre su importancia en las personas, si bien no es una necesidad primaria como la alimentación o el sueño, representa una diversidad de beneficios.
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Puede que no sea una obligación, pero sí representa un gran placer que se ve reflejado en nuestra salud física y psicológica, entonces resulta difícil privarse de una vida sexual medianamente activa.
Según la Organización Mundial de la Salud, la salud sexual constituye un aspecto fundamental para la salud en general de individuos, parejas y familias. En ese sentido, una sexualidad activa y sana puede contribuir con el desarrollo social, la salud y el bienestar del ser humano.
De acuerdo con estudios desarrollados a nivel global, el 60% de las personas consideran que el sexo es divertido, placentero y una parte importante de la vida. Aun así, solo el 44% manifiesta sentirse completamente satisfecho con su vida sexual.
Por iniciativa de la Asociación Mundial para la Salud Sexual, durante septiembre se celebra el mes la Salud Sexual, y Plan M, en pro de enriquecer la conversación de este tema, destaca algunos de sus beneficios y la manera en la que el sexo influye positivamente.
Su reflejo en la salud mental
La actividad sexual está asociada con una mejor salud psicológica y emocional. Esto se debe en gran parte a que el sexo aumenta las endorfinas, la oxitocina y otras hormonas que mejoran el estado del ánimo y reducen el estrés.
Además, los beneficios de una vida sexual activa impactan otros aspectos relacionados con el bienestar mental, y puede ayudar a combatir síntomas de trastornos como la depresión.
Refuerza el estado físico y el sistema inmune
El sexo puede ser considerado también como un método significativo de ejercicio o actividad física. Según estudios, la actividad sexual implica un gasto energético y un esfuerzo lo suficientemente importantes como para ser incluida por profesionales de la salud en su planificación de programas para estilos de vida saludables.
Por otro lado, tener relaciones sexuales de manera frecuente puede reforzar el sistema inmune, pues a medida que aumenta la actividad sexual, el cuerpo cuenta con mejores defensas y produce más anticuerpos contra las bacterias y virus.
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Mejora la calidad del sueño
En la mayoría de los países occidentales, una proporción significativa de adultos sufre de trastornos del sueño y más del 35% reportan dormir mal regularmente. En este escenario, la actividad sexual puede convertirse en apoyo adicional para quienes experimentan problemas para dormir, pues se ha evidenciado que tiene resultados positivos como una mejor calidad del sueño y una latencia más corta (es decir, el tiempo que transcurre entre la vigilia y el sueño profundo).
Además, durante la actividad sexual se produce una liberación de hormonas como la oxitocina y la prolactina, que causan somnolencia y promueven la relajación.
Influye en la función cognitiva
De acuerdo con estudios neurocientíficos de la Universidad de Princeton, la actividad sexual permite una mejor función cognitiva. Realizarla de manera frecuente mejora el rendimiento mental y aumenta la neurogénesis, es decir, la producción de nuevas neuronas en el cerebro.
De hecho, se ha demostrado que un mayor funcionamiento cognitivo se asocia con la forma en que las personas mayores perciben su sexualidad. Por el contrario, las personas que no dan importancia a su vida sexual tienen, en promedio, una puntuación más baja en las pruebas cognitivas en comparación con aquellos que consideran que su sexualidad es importante y están satisfechos con su actividad sexual actual.