¿Siempre revisas la puerta varias veces antes de salir? Esto dice la ciencia sobre ti
Aunque parezca algo “normal”, el simple hecho de revisar si cerraste la puerta justo después de hacerlo habla mucho de tu personalidad y de tu necesidad de tener todo bajo control.
Por Redacción Cromos
27 de septiembre de 2024
Si alguna vez te has alejado de casa y te has detenido a preguntarte: “¿Cerré bien la puerta?”, no estás solo. Aunque esta duda es pasajera para muchos, para otros puede convertirse en un hábito constante y agotador. Este comportamiento tiene una explicación científica, y según los expertos, no se trata de locura, sino de cómo funciona nuestro cerebro.
El cerebro y el miedo a perder el control
Según el psicólogo Adam Radomsky, coautor de un reciente estudio publicado en la Journal of Obsessive-Compulsive and Related Disorders, revisar varias veces si has cerrado la puerta está relacionado con el miedo a perder el control. Este miedo genera una compulsión por verificar una y otra vez situaciones que ya están bajo control, pero que nuestro cerebro percibe como inseguras.
El estudio de Radomsky mostró que las personas que temen perder el control de sus acciones son más propensas a involucrarse en estos comportamientos repetitivos. El temor a que algo salga mal –como dejar la puerta abierta y que entre un intruso– alimenta la necesidad de comprobar y volver a comprobar, en busca de una seguridad que nunca se siente completamente.
La automatización de las acciones cotidianas
Otra parte de la explicación está en cómo nuestro cerebro procesa las acciones diarias. Actividades como cerrar la puerta, apagar las luces o asegurarse de que la estufa esté apagada son tan rutinarias que nuestra mente las automatiza. Este mecanismo nos permite ahorrar energía, pero también puede causar que olvidemos si ya realizamos una tarea, lo que dispara la duda y la urgencia de verificarla de nuevo.
Sigue a Cromos en WhatsAppCuando esto sucede, algunos expertos recomiendan un enfoque consciente. Al prestar plena atención al momento de cerrar la puerta, nuestro cerebro puede “grabar” mejor la acción en la memoria y reducir la sensación de incertidumbre más adelante.
¿Cuándo preocuparse?
Si bien este tipo de pensamientos ocasionales es normal y no motivo de alarma, cuando el comportamiento se vuelve repetitivo y empieza a generar angustia o interferir con el día a día, podría ser un signo de un trastorno de ansiedad, como el Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC). Las personas con TOC a menudo experimentan pensamientos intrusivos y sienten una necesidad abrumadora de controlar su entorno.
Para estas personas, el simple acto de cerrar la puerta se convierte en una fuente de ansiedad constante. El miedo a que algo malo ocurra –que la puerta quede abierta o que un accidente suceda– los lleva a revisar una y otra vez, en busca de una seguridad que es difícil de alcanzar.
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¿Qué puedes hacer?
Si experimentas esta sensación ocasionalmente, no te alarmes. Es una respuesta común del cerebro ante acciones automatizadas. Sin embargo, si el comportamiento comienza a afectar tu bienestar, es recomendable buscar la ayuda de un profesional. La terapia cognitivo-conductual es una opción eficaz para tratar los pensamientos intrusivos y las compulsiones, ayudando a quienes lo padecen a retomar el control de sus vidas.
Así que, la próxima vez que te preguntes si has cerrado bien la puerta, recuerda: no estás loco. Tu cerebro está simplemente intentando mantenerte a salvo.
*Contenido generado con asistencia de la IA.