El infarto de miocardio se produce cuando una arteria se obstruye o se estrecha y el flujo sanguíneo no puede llegar hasta el músculo cardíaco. Como consecuencia, el oxígeno deja de llegar al miocardio y las células que no reciben esa sangre rica en oxígeno empiezan a morir.
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“Las arterias coronarias se pueden estrechar por distintas causas. Las más comunes son un coágulo de sangre y la aterosclerosis (el depósito e infiltración de grasa en las paredes de las arterias)”, señalan los especialistas de la Fundación Española del Corazón.
Así mismo, explican que la aterosclerosis se va desarrollando progresivamente, y se ve agravada por distintos factores de riesgo como la hipertensión, el colesterol alto, el tabaco, la obesidad y el sedentarismo.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) subraya que, tanto los ataques cardíacos como los accidentes cerebrovasculares suelen tener su causa en una combinación de factores de riesgo tales como el tabaquismo, las dietas malsanas, la obesidad, la inactividad física, el consumo nocivo de alcohol, la hipertensión arterial, la diabetes y la hiperlipidemia (elevada presencia de grasas en la sangre).
No obstante, esta entidad manifiesta que el 80% de los infartos de miocardio y de los accidentes vasculares cerebrales son prevenibles.
“La dieta sana, la actividad física regular y el abandono del consumo de tabaco son fundamentales. Verificar y controlar los factores de riesgo de enfermedades cardiovasculares e infartos de miocardio como la hipertensión, niveles elevados de colesterol y niveles elevados de azúcar o diabetes, también es muy importante”, advierte.
Signos de alerta
Si, a pesar de todo, se produce un infarto de miocardio es fundamental saber identificar los signos de alerta y actuar con celeridad.
“Reaccionar de inmediato a la primera señal de un ataque cardíaco puede salvarte la vida y limitar el daño que sufrirá el corazón. El tratamiento actúa mejor cuando se inicia inmediatamente después de que se presenten los síntomas”, destacan los expertos del Instituto Nacional del Corazón, los Pulmones y la Sangre de Estados Unidos.
Sin embargo, muchas personas no saben reconocer dichos síntomas. De hecho, una encuesta realizada por la Fundación Británica del Corazón (BHF por sus siglas en inglés) entre más de 500 supervivientes a ataques cardiacos, indica que ocho de cada diez no supieron reconocer que estaban sufriendo un infarto y, alrededor del 35%, creyeron que dichos síntomas se debían a una indigestión.
“Es extremadamente alarmante que la mayoría de quienes sufren un ataque cardiaco confundan sus síntomas con algo menos serio y, por lo tanto, reciban la ayuda médica más tarde”, afirma Simon Gillespie, director ejecutivo de la BHF.
El especialista recalca que cada segundo cuenta y que, cuanto antes reconozca la persona afectada sus síntomas y llame al teléfono de emergencias, mayores serán sus probabilidades de recuperarse.
“No todas las personas que sufren un ataque cardiaco tienen señales como los que vemos en la televisión o en el cine. No siempre se presenta un dolor repentino que hace que la persona se agarre el pecho y se desplome en el suelo. Los síntomas pueden ser mucho más sutiles”, aclara James Wilson, cardiólogo del Instituto del Corazón de Texas.
Entre los signos de alerta del ataque cardiaco se encuentran los siguientes:.
- Presión, ardor, tensión o molestia opresiva en el pecho que dura cinco minutos o más.
- Molestia constante que parece indigestión.
- Presión incómoda en el pecho que se irradia a los hombros, los brazos, el cuello, la mandíbula o la espalda.
- Mareo, desmayo, sudor o malestar en el estómago.
- Ansiedad, debilidad, náuseas, vómitos o cansancio sin motivo aparente.
- Dificultad para respirar sin que haya una razón obvia y sentir alteraciones de los latidos normales del corazón, con sudor inexplicable y palidez.
¡Llama inmediatamente a urgencias!
“Aunque, por lo general, el dolor en el pecho es el síntoma más común, algunas personas que tienen un ataque cardíaco no presentan dolor en el pecho. Por eso es importante estar enterado de los otros signos de alerta”, subraya.
Además, el cardiólogo apunta que las mujeres “tienen más probabilidades que los hombres de sufrir algunos de los otros síntomas comunes, especialmente la dificultad para respirar, las náuseas o el vómito y las molestias en la espalda o en la mandíbula”, detalla el cardiólogo.
Al experimentar alguno de estos síntomas se debe pedir ayuda de inmediato, pues recibir atención médica cuanto antes es fundamental para sobrevivir al infarto.
“Los medicamentos trombolíticos (aquellos que disuelven los trombos) han elevado las tasas de supervivencia de los pacientes que sufren un ataque cardiaco cuando se administran rápidamente después del ataque. Dichos fármacos y otros tratamientos para desobstruir las arterias pueden detener el ataque cardiaco inmediatamente y prevenir o limitar las lesiones en el corazón. Pero para lograr su mayor eficacia deben administrarse en el plazo de una hora desde el inicio de los síntomas del ataque”, afirman los especialistas del Instituto del Corazón de Texas.
Por su parte, los profesionales del Instituto Nacional del Corazón, los Pulmones y la Sangre de Estados Unidos recomiendan llamar rápidamente al número de emergencias si presencia cómo alguien podría estar experimentando los síntomas de un infarto o cree estar sufriéndolos usted mismo.
“No conduzca hasta el hospital ni deje que otra persona lo lleve en su auto. Llame a una ambulancia para que el personal médico pueda iniciar, de camino al servicio de urgencias, el tratamiento que podría salvarle la vida”, aconsejan.
Foto: iStock.