En medio de la búsqueda diaria de temas para sacar en la revista, me encontré que todos los 26 de octubre es el día mundial de la suegra. Dije: “ok, me parece un tema relevante y chévere para escribir”.
Ahora bien, al sentarme frente al computador pensé: ¿qué puedo decir de las suegras sin caer en el típico y grosero cliché de que son brujas (aprovechando que Halloween está cerca); chismosas y hasta ‘cizañeras’? Fue ahí cuando entendí que, si había un día especial para celebrarlas, es porque son mucho más que un estereotipo generado por hombres y mujeres que han tenido malas experiencias individuales con las mamás de sus parejas.
Sigue a Cromos en WhatsAppY entonces surgió una nueva duda: ¿es posible hablar bien de todas las suegras en todo el mundo sin conocerlas a cada una de ellas? La respuesta lógica era un rotundo “no”. De forma irónica me di cuenta de que si quería hablar de las cualidades de una buena suegra, debía remitirme a mi propia experiencia. Así como las opiniones subjetivas de algunos individuos habían derivado en estereotipos negativos, creo que mi subjetividad es una buena herramienta para mostrar el lado positivo de una suegra.
¿Cuáles son las cualidades de una buena suegra?
Por supuesto, si llegó hasta aquí podría pensar: “¡qué tipo tan lambón!”, pues es obvio imaginarse que hablaré bien de la mamá de mi esposa. Y sí, como en una investigación policial: la hipótesis más obvia suele ser siempre la correcta.
Ya lo dijo el mismo Jesús: “den al César lo que pertenece al César y den a Dios lo que pertenece a Dios”. Si tengo una buena suegra, ¿por qué no aprovechar este espacio para honrarla?
Cuando me refiero a ella como “buena” es porque es una mujer que hizo respetar a su hija hasta el instante previo de dar el sí en el altar; y aunque ahora accedí al “plan premium” (como suelo decirle en broma), es sabia en hacerme entender la importancia de que ahora soy yo el que deba hacer respetar a mi esposa ante los demás.
No es una persona chismosa, pero cuando cede a los rumores soy yo quien chismea con ella, con la misma confianza con que un hijo lo hace con su madre. Ambos entendemos que hay unos límites que debemos respetar, tanto para garantizar la paz de su hogar con mi suegro como la paz del mío con mi esposa.
Muy rara vez da consejos que no se le han pedido, y respeta la decisión que tomemos. Entiende que un consejo no es una orden, lo que la convierte en una autoridad deseada que guía e instruye, en vez de juzgar o criticar.
La sabiduría de una suegra puede ser una herramienta valiosa en la construcción de un buen matrimonio.
Es fan de mis chistes malos (incluso alimenta mi lista con videos que ve en redes sociales), y en varias oportunidades ha mostrado también su admiración hacia quien soy como persona y el bien que le hago a su hija. Si usted es hombre, sabe cuánto nos llena esto el alma y la gasolina que nos inyecta para seguir haciendo las cosas de la mejor manera (o al menos intentarlo).
Son muchas sus cualidades: es trabajadora, educada, ama a Dios, a su esposo y a sus hijos con todo su corazón; tiene un espíritu joven y sabe cómo hacer de sus errores consejos para que los demás no caigan en ellos. Así es ella.
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Tengo muy claro que abordar este tema desde una experiencia positiva no solo es disruptivo, sino que para varios hombres (o mujeres) puede ser hasta patético. No me importa: en los últimos años he aprendido que el amor hay que sacarlo a la luz, y mucho más cuando con este se puede honrar a aquellos que nos amaron primero.
Por supuesto, no es la suegra perfecta, porque como toda persona los errores son parte de su propia naturaleza humana. Pero sí es un referente de lo que una mujer sabia, buena esposa y buena mamá puede ser para un desconocido que solo busca amar a su hija al menos un poco de lo mucho que la ama ella.