Una abeja obrera recorre 100 km diarios y otras curiosidades de estos insectos
Unas amadas y otras temidas, lo cierto es que las abejas son insectos voladores que cualquier estructura empresarial envidiaría por su efectivo nivel de organización. Sin ellas, los humanos veríamos afectada nuestra alimentación.
Por Redacción Cromos
28 de diciembre de 2021
Melipona eburnea o abeja boca de sapo, una de las especies estudiadas y de las más utilizadas en meliponicultura en el país.
VIVEN EN SUBURBIOS
Más de 80 mil abejas pueden vivir en el interior de una colmena. A veces puedes ser más dependiendo del hábitat en el que estén.
Te puede interesar: ¿Sabías que el consumo de cacao ayuda a proteger la memoria?
Obreras Vs. Zánganos
Sigue a Cromos en WhatsAppSeguro has escuchado de las abejas obreras. Llevan este nombre porque son las encargadas de crear los panales, producir la miel y conseguir el polen. Los zánganos solo sirven de inseminadores para la reina y cuando ya no sirven son expulsados de la colmena.
¿MITO O REALIDAD?
Se dice que, tras picar y clavar el aguijón, la abeja muere. En realidad, dependerá del tipo de abeja que te pique. Los zánganos no tienen aguijón, las reinas lo tienen atrofiado y solo las obreras pierden la vida porque es un órgano vital para ellas.
2.500
abejas trabajando, en plena época reproductiva, se necesitan para producir 1 kilo de miel pura.
“Se hace camino al andar…”
Cada una de las abejas obreras recorre un máximo de 100 km diarios entre idas y vueltas desde la fuente de alimentación a la colmena.
CRISIS ALIMENTARIA
Si las abejas se extinguieran se generaría una crisis alimentaria porque el 75% de los cultivos de la especie humana depende de la polinización y son estos insectos los grandes polinizadores del planeta.
Su propio grado bajo cero
Para una abeja el invierno comienza con 14 grados centígrados. Según disminuye la temperatura en el exterior, aumenta en la piña que han conformado para calentarse. Se aseguran de mantener entre los 25 y 35 grados en el interior.
SU BRÚJULA es el sol y en aquellos días en los que no hay luz directa del sol, pero sí luminosidad, sacan a relucir sus fotoreceptores polarizadores, que les sirven de guía.
También puedes leer: ¿Problemas para conciliar el sueño? Te enseñamos cómo solucionarlos