Vitamina k, fuente de vida para tu pequeño
Justo luego de nacer, los bebes son sometidos, en medio de una rutina de cuidados básicos, a la aplicación de una inyección que puede salvarles la vida.
Por Revista Mi Bebé
10 de abril de 2016
Vitamina k, fuente de vida para tu pequeño.
Durante el parto existe una rutina médica esencial para la vida del recién nacido. No se sorprenda cuando el equipo de especialistas que la acompañan en la sala de parto, retira a su pequeño para revisarlo, asearlo y realizarle una serie de cuidados básicos, entre ellos colocarle una inyección. ¿De qué se trata? ¿Tienen que pincharlo justo cuando llega al mundo?
Así es. Luego de diversos estudios se determinó que es necesario, como medida preventiva, administrar una dosis de vitamina K a los recién nacidos, que puede evitar una condición denominada ‘enfermedad hemorrágica del recién nacido’, o ‘hemorragia por deficiencia de vitamina K’, que si bien no es común, si puede llegar a ser muy grave.
La vitamina K, cumple una función fundamental en la formación de los coágulos sanguíneos. Sin embargo, los recién nacidos carecen de ella ya que ésta no se moviliza fácilmente a través de la placenta de la madre al bebé, lo que hace que el pequeño no pueda almacenarla, haciendo entonces que sea necesario aplicarla al momento del nacimiento, vía intramuscular. Durante la primera semana de vida, los niveles de la vitamina comienzan a corregirse regresando a estándares adecuados.
Según el neonatólogo Harold Laurens, “su aplicación es indispensable, teniendo en cuenta que su ausencia puede causar que el recién nacido sangre con facilidad por el muñón umbilical, la nariz o la boca, o bien que padezca hemorragias internas graves”.
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Riesgos
La sintomatología que presentan los recién nacidos con ausencia de vitamina K se centra en “sangrado prolongado y abundante, con heridas, de difícil control y con hematomas”, asegura el doctor Laurens.
Hay ciertos bebés que podrían correr más riesgos de sufrir de esta deficiencia, entre ellos se incluyen: los prematuros, los nacidos con ayuda de fórceps o ventosas, los que han sufrido magulladuras o moretones durante el parto, los que tienen dificultad para respirar o problemas de hígado, o cuyas madres han ingerido durante el embarazo medicamentos contra la epilepsia o fármacos anticonvulsivos o anticoagulantes.
Los mejores aliados
Para evitar la deficiencia de vitamina K, la mamá gestante debe mantener una balanceada alimentación que incluya productos ricos en ella, como hortalizas, hierbas secas o frescas, ciruelas pasas o algunos alimentos de origen animal como el hígado, la yema de huevo o la leche y sus derivados.
Una vez superado el momento del parto, trate de amamantar al bebé tan pronto le sea posible. El calostro, líquido que se produce antes de que suba la leche, contiene nutrientes, anticuerpos e inmunoglobulinas que además de poseer altos niveles de vitamina K, le transmiten defensas.
Es importante que le dé tiempo al recién nacido de que vacié por completo un pecho antes de pasarlo al otro, ya que la leche que sale al final de la ingesta es más rica en grasas y vitaminas. Si por elección o necesidad debe recurrir a la leche de fórmula, no se preocupe, ya que los fabricantes añaden las vitaminas necesarias a sus productos para que sean alimentos completos.
Consejo Mi bebé
La inyección de vitamina K es una dosis de 0,5 a 1 miligramo por vía intramuscular.
Asesoría: Harold Laurens D. Neonatólogo