Día internacional del beso: 5 poemas que hablan de la magia detrás de un beso
El 13 de abril se conmemora el Día Internacional del beso. ¡Y qué mejor forma de celebrarlo que con poesía!
Por Teresa Martínez
13 de abril de 2018
La historia detrás del Día Internacional del beso data del año 2013, cuando una pareja de origen tailandés obtuvo el récord del beso más largo del mundo: uno de 58 horas, 35 minutos y 58 segundos. Con esta hazaña. La pareja rompió el récord impuesto también por ellos el año pasado, cuando se besaron por 46 horas.
Aunque se trata de fecha no oficial ni reconocida por la UNESCO -la institución encargada de establecer los ‘Días Internacionales’-, su objetivo es tan noble, que vale la pena ser celebrado. O acaso, ¿quién no se ha elevado a un nivel más allá de lo sublime por un beso apasionado? Su poder es tan grande, que el ser humano desde todas las formas del arte ha intentado describir, explicar y darle significado a la magia detrás de este acto.
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Sigue a Cromos en WhatsAppUna de esas formas de arte es precisamente la poesía, por eso, escogimos seis poemas que te harán querer salir y celebrar este día como se debe: ¡con un beso muy especial!
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El primer beso
Amado Nervo
Yo ya me despedía... y palpitante
cerca mi labio de tus labios rojos,
«Hasta mañana», susurraste;
yo te miré a los ojos un instante
y tú cerraste sin pensar los ojos
y te di el primer beso: alcé la frente
iluminado por mi dicha cierta.
Salí a la calle alborozadamente
mientras tu te asomabas a la puerta
mirándome encendida y sonriente.
Volví la cara en dulce arrobamiento,
y sin dejarte de mirar siquiera,
salté a un tranvía en raudo movimiento;
y me quedé mirándote un momento
y sonriendo con el alma entera,
y aún más te sonreí... Y en el tranvía
a un ansioso, sarcástico y curioso,
que nos miró a los dos con ironía,
le dije poniéndome dichoso:
-«Perdóneme, Señor esta alegría.»
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Sólo un beso
Martita Troiano
Cualquier cosa por un beso de tu boca
De esa tu boca que invento siendo mia
Con un beso húmedo
Entibiado
Un beso hirviendo
Un beso lento
Insomne
Apresurado
Irreverente
Sendas de perlas
llamando a viva voz la sangre con los labios
Un tormento de glándulas por excesiva adrenalina
Cualquier cosa por un beso de tu boca
Con colores del geranio
Tenidos de ternura
Con aromas de sándalo
Textura de piel de los duraznos
Un himno indostánico sin fatigas
Un beso simple
Complicado
Largo
Entrecortado
Un beso halcón beso paloma
Entrelazados los alientos
perdida en el vacío la cordura
Cualquier cosa por un beso de tu boca
Un beso que hable lenguas vivas lenguas muertas
Sumidas en un ritmo inverosímil
Un beso pronto
Antes de la censura de los jueces
Antes de que me borres de tu vida.
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Por la nuca te beso
Alberto Ruy Sánchez
Hay besos boca a boca
que comienzan en la nuca
como hay en la luna huellas
de los labios del sol.
Besos como dedos
que se abren y se cierran
en la nuca,
que despeinan,
o alborotan las ideas
sembrando su flor de anhelo
en raíces
donde esos labios
no suelen ir.
Son besos silenciosos
que acechan
detrás de las orejas,
muerden lóbulos,
exploran laberintos,
asaltan parpados
y dejan miradas húmedas
que, claramente, no se ven.
Besos mudos
que tardan en llegar
a su cita estruendosa
con la lengua amada
porque vienen siempre
desde muy atrás.
Besos de amaneceres ciegos,
Donde la luz aún no nos mira
Pero nos moja sin parar.
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Besos
Gabriela Mistral
Hay besos que pronuncian por sí solos
la sentencia de amor condenatoria,
hay besos que se dan con la mirada
hay besos que se dan con la memoria.
Hay besos silenciosos, besos nobles
hay besos enigmáticos, sinceros
hay besos que se dan sólo las almas
hay besos por prohibidos, verdaderos.
Hay besos que calcinan y que hieren,
hay besos que arrebatan los sentidos,
hay besos misteriosos que han dejado
mil sueños errantes y perdidos.
Hay besos problemáticos que encierran
una clave que nadie ha descifrado,
hay besos que engendran la tragedia
cuantas rosas en broche han deshojado.
Hay besos perfumados, besos tibios
que palpitan en íntimos anhelos,
hay besos que en los labios dejan huellas
como un campo de sol entre dos hielos.
Hay besos que parecen azucenas
por sublimes, ingenuos y por puros,
hay besos traicioneros y cobardes,
hay besos maldecidos y perjuros.
Judas besa a Jesús y deja impresa
en su rostro de Dios, la felonía,
mientras la Magdalena con sus besos
fortifica piadosa su agonía.
Desde entonces en los besos palpita
el amor, la traición y los dolores,
en las bodas humanas se parecen
a la brisa que juega con las flores.
Hay besos que producen desvaríos
de amorosa pasión ardiente y loca,
tú los conoces bien son besos míos
inventados por mí, para tu boca.
Besos de llama que en rastro impreso
llevan los surcos de un amor vedado,
besos de tempestad, salvajes besos
que solo nuestros labios han probado.
¿Te acuerdas del primero...? Indefinible;
cubrió tu faz de cárdenos sonrojos
y en los espasmos de emoción terrible,
llenáronse de lágrimas tus ojos.
¿Te acuerdas que una tarde en loco exceso
te vi celoso imaginando agravios,
te suspendí en mis brazos... vibró un beso,
y qué viste después...? Sangre en mis labios.
Yo te enseñé a besar: los besos fríos
son de impasible corazón de roca,
yo te enseñé a besar con besos míos
inventados por mí, para tu boca.
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La caricia perdida
Alfonsina Storni
Se me va de los dedos la caricia sin causa,
se me va de los dedos... En el viento, al pasar,
la caricia que vaga sin destino ni objeto,
la caricia perdida ¿quién la recogerá?
Pude amar esta noche con piedad infinita,
pude amar al primero que acertara a llegar.
Nadie llega. Están solos los floridos senderos.
La caricia perdida, rodará... rodará...
Si en los ojos te besan esta noche, viajero,
si estremece las ramas un dulce suspirar,
si te oprime los dedos una mano pequeña
que te toma y te deja, que te logra y se va.
Si no ves esa mano, ni esa boca que besa,
si es el aire quien teje la ilusión de besar,
oh, viajero, que tienes como el cielo los ojos,
en el viento fundida, ¿me reconocerás?
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Ayer te besé en los labios
Pedro Salinas
Ayer te besé en los labios.
Te besé en los labios. Densos,
rojos. Fue un beso tan corto
que duró más que un relámpago,
que un milagro, más.
El tiempo
después de dártelo
no lo quise para nada
ya, para nada
lo había querido antes.
Se empezó, se acabó en él.
Hoy estoy besando un beso;
estoy solo con mis labios.
Los pongo
no en tu boca, no, ya no
-¿adónde se me ha escapado?-.
Los pongo
en el beso que te di
ayer, en las bocas juntas
del beso que se besaron.
Y dura este beso más
que el silencio, que la luz.
Porque ya no es una carne
ni una boca lo que beso,
que se escapa, que me huye.
No.
Te estoy besando más lejos.
Fotos: Youtube.