En 'La Casa de Papel' ¿quiénes son los malos?
Un sueño de dos temporadas, 15 capítulos, horas de emociones intensas. Esta es, sin duda, una apología a la perfección de lo imperfecto.
Por Redacción Cromos
02 de abril de 2018
Por: Liliana Gómez Montoya.
Inspirada en la ópera prima de Quentin Tarantino Reservoir Dogs, la serie creada por Alex Pina empieza con el atraco a la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre. La historia es narrada por Tokio, personaje basado en Mathilda, de la película Leon: the professional, e interpretado por Úrsula Corberó. Ella nos cuenta el desarrollo de un asalto perfecto, llevado a cabo por un grupo de nueve desgraciados, ocho convictos y un desconocido para el sistema, el NN que dirige esta obra maestra.
Sigue a Cromos en WhatsApp
Más que una serie, es el estudio del ser humano frente a situaciones extremas. La interpretación de cada personaje conecta profundamente con el público, resalta la vulnerabilidad del hombre, sus errores y trastornos, llevando a que nos identifiquemos con al menos uno de ellos. Síndromes que hacen de este thriller algo sumamente emocionante.
La música ha dejado clara la intención del director en cada escena, como mensajes cifrados, que los amantes del cine identificarán con mayor facilidad y encanto. Se usa parte de la banda sonora utilizada para la película The Sting en uno de los capítulos más emotivos. Cada detalle, cada escena, cada personaje de la historia nos hace cuestionar sobre el uso de la genialidad humana y su directa relación con la necesidad más profunda de cada ser, donde la formación y las experiencias de vida, se condensan en decisiones de los personajes y será el espectador quien defina desde su perspectiva, los aciertos y desaciertos que éstos cometan.
Esta producción deja en claro que no es el argumento lo que engancha sino el desarrollo del mismo, ¿qué de novedoso tiene el robo a un banco? Pues bien, la novedad está en que esta ficción se construye con realidades, sentimientos, humanidad, frustración, enojo, esperanza, y aunque parezca cliché, con amor. 128 horas de adrenalina que merecen ser vividas.