Tanto las pinturas como las esculturas de Fernando Botero han merecido a admiración tanto de la crítica como del gran público, las cuales tienen una singular expresividad de una estética poco retratada en el arte.
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Sin embargo, su nombre hoy es noticia no para hacer honor a su trabajo y a su legado sino por el fallecimiento de su esposa Sophia Vari. A raíz de ello, varios usuarios de las redes y seguidores se interesaron por conocer un poco más de la vida de este escultor colombiano.
Primera esposa de Fernando Botero
Si bien su trabajo es muy conocido tanto en Colombia como en esferas internacionales, hay partes de su vida que muy pocos conocen.
Una de ellas es su vida amorosa. Para Botero crear piezas únicas era indispensable pero también expresar el amor a través del arte era algo importante, sin embargo, su amor de pareja y lo que construyó con su familia también tuvo un gran significado en su vida.
Su primera esposa fue Gloria Zea, con quien contrajo matrimonio en 1995. Ella era ministra de cultura y fue conocida por ser una gestora de la cultura en el país. Años después, su amor por esta industria la llevó a ser fundadora del Museo de Arte Moderno de Bogotá MAMBO durante 46 años.
Los se conocieron en la Universidad de los Andes cando Botero regresó de Europa y empezó a dar clases en esa institución. Mientras tanto, Gloria apenas era una estudiante que se enamoró del paisa en los salones de clase de la facultad de Filosofía y Letras, cuando ella regresaba de Nueva York tras concluir su bachillerato.
Como pareja, se paseaban por la Bogotá de los años 50 y tras seis meses de una relación intensa y apasionante decidieron casarse y empezar un hogar en México, para después partir hacia Nueva York, ciudad en la que según el medio Las Dos Orillas, “llegaron con 200 dólares en el bolsillo y en donde al final se divorciaron tras seis años”.
Con su primera esposa, Fernando Botero tuvo tres hijos: Fernando, quién fue Ministro de Defensa durante el gobierno de Ernesto Samper, Lina nacida en 1958 y Juan Carlos Botero Zea quien llegó en el año 1960.
Según lo mencionado por el medio anteriormente citado “en México Botero descubrió los colores del trópico, y junto a Gloria empezó a asistir a los primeros círculos artísticos. Su obra pasó de estar basada en una sobria paleta a la exuberancia del color. Haciendo el boceto de una mandolina, dibujó el hueco de la mitad mucho más pequeño de lo normal”.
Con este detalle, se dio cuenta que la dimensión del instrumento se transformaba y “paralizado, era consiente de lo que acababa de suceder. Junto a Gloria, Fernando vivió el nacimiento definitivo como artista, y le abriría paso al Boterismo”.
Después, tomaron caminos distintos, “Botero brillando en el exterior y Gloria Zea ocupando el espectro del mundo cultural en Colombia, a la cabeza del Instituto Colombiano de Cultura durante varios años desde donde gobernó con el mismo temple que lo hicieron sus antepasados sumergidos en la política”, destacó el medio Las Dos Orillas.
