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José Luis Rodríguez, El Puma "Elvis me inspiró para peinarme"

Están los que todavía suspiran por su melena, sus canciones y sus telenovelas venezolanas; y los otros, los que creen que el puma no es más que la marca de unos tenis de moda. A los que les suene: este es mi amigo El Puma, uno de los jueces de La Pista, el concurso que puso a bailar a los colombianos. Un Ídolo.

Por Jairo Dueñas
22 de febrero de 2013
José Luis Rodríguez, El Puma "Elvis me inspiró para peinarme"

José Luis Rodríguez, El Puma "Elvis me inspiró para peinarme"

Aunque se nota que ha intentado, y con éxito, espantar las arrugas de su cara, y sus ojos todavía reflejan el fulgor de un gran incendio, su piel no puede ocultar la opacidad de un cristal viejo. El 14 de enero cumplió años. ¡Lleva 70 años cumpliendo! Pero así como él jura, convencido y jubiloso, que no le interesan esas cuentas, con el mismo fervor se aferra a su vestimenta juvenil. Esa mañana lo que deslumbra es su camisa pintada de pájaros azules, que parecen escapar espantados de sus jeans azules, sobre el horizonte marcado por su cinturón Gucci. Sin embargo, hay algo que se impone con más vehemencia sobre su cuerpo, como un vistoso estandarte negro, y ese algo es su pelo. Su vanidad y su sello muy personal.

La legendaria cabellera de El Puma. Una ola o, mejor, una nube, por no decir que un bosque crece en su cabeza, gracias a la herencia de una mamá indígena. Él forma parte de esa especie de cantantes vanidosos de melenas infladas, como Raphael, Camilo Sesto y Nino Bravo.  Él, que sigue ahí tan fuerte esta mañana en su trono improvisado en un cuarto de hotel. Persiste el hombre que acepta "tomarse del pelo" él mismo en algunos comerciales de televisión, el mismo al que casi no dejan cantar en Viña del Mar porque, según el público, "hacía llorar a las mujeres". Y era cierto. Tenían razón. Esa era su especialidad a la hora de actuar de galán en las 18 telenovelas que protagonizó. Sin quererlo también ofició por mucho tiempo de antagonista natural de Julio Iglesias. Entre sus admiradoras, el santo y seña es uno y solo uno: "Dueño de ti, dueño de qué, dueño de nada".

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¿Cuándo su pelo se volvió tan importante?

Toda la vida fue un ícono. Mi mamá, Ana, era india, por eso yo tengo mucho cabello. Al principio no hallaba cómo peinarme y, cuando salió Elvis con ese moño, me inspiró. No tengo otra forma de peinarme. Agua, champú, manos y dedos.

Los que sufren de alopecia, me estarían diciendo al oído: “¡pregúntele qué champú usa!”

Eso no lo voy a decir hasta que me paguen. Uso uno siempre, nada más que uno. Probé muchos, pero me dan caspa y después de que probé el de ahora ando tranquilo. No te voy a decir nada. El champú es internacional.

Hoy, ¿qué es lo que más le gusta hacer?

Me gusta cantar, viajar y estar con mi familia.

¿Cantar sigue siendo una prioridad?

 El que nace cantando, muere cantando. Y yo lo hago desde los 17 años.

¿Cómo descubre que tiene voz?

La vocación te escoge a ti, uno no la escoge. Se nace para ser alguien en la vida. Cada medio segundo nace un espíritu en un cuerpo. Y tu ser interior tiene que indicarle al cuerpo para qué vino. He visto mucha gente que se ha equivocado buscando primero el dinero que la vocación.

Y ahí viene la frase: “conócete a ti mismo”, que a uno siempre le han dicho. ¡Pero no nos dijeron cómo!

Es un viaje interno, nadie te puede decir cómo conocerte. Es una voz interior que la tenemos todos los seres humanos. Unos despiertan rápido, otros no.

¿Jugaba con el espejo antes de ser famoso?

Cuando no era nadie practicaba frente al espejo para ver cómo cantaba. A la gente no le interesa los problemas que tengas, yo reemplacé a Felipe Pirela en la orquesta Billo's. Estuve cinco años con ellos, canté en casi cuatrocientos cincuenta bailes en Venezuela y Colombia. Eran seis horas que el público me estaba viendo, seis horas compartiendo. Me di cuenta de que a la gente le interesaba lo que yo hacía en la tarima y no mis problemas. Con el tiempo aprendí a dejarlos en casa, en el espejo.

¿Llegó a los setenta años y qué pasó? ¿Veía los setenta por allá, lejos, e imaginaba cosas?

Nunca me vi por allá ni por acá. No vivo ni del pasado ni del futuro. Lo mío es el presente. No siento los setenta, es más, ni pienso en eso. Aunque mi cuerpo a veces siente el paso de los años. Los científicos acaban de descubrir una cosa muy importante: una persona que llega a los setenta años y no le duele nada es porque está muerto.

¿Y le duele algo?

Tengo tortícolis porque dormí mal. Ya me dieron un masaje de cuatro manos ayer.

¿Usted es un ser nómada?

Tengo más de cincuenta años viajando, viendo gente y sociedades. Ahora veo que el juego se trancó.

¿Qué juego se trancó?

El juego económico se trancó en la Tierra. Totalmente. Lo que está pasando en Estados Unidos... Cuidado si con los años no se llega de nuevo al trueque. Y siguen entrando más espíritus a la Tierra cada día. Y no hay cama para tanta gente. Suramérica, que tiene petróleo, hierro, bauxita, aluminio, diamante, cobre, oro y agua, es la tierra prometida. A este continente hay que cuidarlo, ya lo subversivo no tiene razón de ser porque la izquierda puede ganar con el voto popular. ¿Cuál es la razón de las armas?

¿Le importa la plata?

La utilizo para administrarla y no para poseerla. El dinero no existe, yo tengo a mi esposa y a mi hija. Lo material es efímero. ¿Qué es lo que tienes? Hasta el cuerpo es prestado.

¿Sigue activo como cantante?

Sigo activo en todo. Hice Factor X  en Chile, en agosto lo haré en Argentina y ahora estoy haciendo La pista. Son tres países, tres estadías largas en donde comparto con la gente. Esta noche salgo para Argentina, llego el viernes, canto el sábado y me devuelvo para estar acá de nuevo el lunes.

Una canción que lo relaje.

Dueño de nada.

"Dueño de ti, dueño qué, dueño de nada, un arlequín que hace temblar tu piel sin alma", es su eterno eco.

Agárrense de las manos también es una canción fuerte. Yo tengo más de veinte años cerrando el show con ella y no he podido reemplazarla por otra canción. Ese es el himno.

¿El mejor lugar donde ha cantado?

Latinoamérica es un punto.

¿Y el peor?

Los borré todos. Yo borro rapidísimo el archivo de lo malo.

¿Cuál es la clave para estar tan bien a los setenta?

Olvidar. ¿Para qué traer del pasado cosas que te van a hacer daño? Si quieres recordar, trae lo bueno.

Un lugar preferido.

Mi lugar preferido es donde estén mi esposa y mi hija.

¿Cómo se llama su esposa?

Carolina.

¿Y su hija?

Génesis. Tiene 25 años. Ella es actriz, ha hecho seis películas en Hollywood. El sitio para mí es Los Ángeles. Todo indica que debo regresar ahí.

¿Es cierto que se fue a vivir a Los Ángeles para apoyar la carrera de su hija?

Ella quiso irse a Los Ángeles y mi esposa y yo la acompañamos. Es una ciudad muy grande y larga. Nosotros tenemos bases en Miami y Los Ángeles. En Miami está la oficina y en Los Ángeles el compartir con la familia.

¿En qué público está interesado hoy en día el Puma?

En el público que esté interesado en mí, yo no lo busco. Me sorprende ver en mis presentaciones dos o tres generaciones. La abuela, la mamá y la hija. 

¿Cuántas canciones tiene usted en su repertorio?

Quinientas, más o menos

¿Y cuáles son las que siempre canta?

Veinticinco son los éxitos y con ellos te reconocen. Es una bendición. El público se va renovando. Imagínate una obra de teatro en Broadway que lleva tres años, ¿sabes qué es lo que hace la diferencia? Los actores se pudrirían si saben que es la misma gente. Quien hace nueva la presentación es el público nuevo que llega. Siempre pido que levanten las manos a la gente que me ve por primera vez, y el 90 por ciento levanta la mano.

¿Alguna vez se imaginó que sería recordado como el Puma?

La verdad que no.

¿Cómo fue eso?

Sandro, que era un volcán en Latinoamérica, sacó la canción Mi amigo El Puma. Entonces una escritora toma la canción para crear el personaje “Omar Contreras”, alias El Puma, con el que más tarde entro a la telenovela de José Bardina y Rebeca González. El personaje fue tan fuerte que se tragó la historia y ahí me llegó el bautismo.

Shakespeare escribió: “Nada es más común que el deseo de ser extraordinario” ¿En su vida, usted se lo propuso?

No, tienes que ser como eres y punto. Yo no tengo que ser el centro de atención adonde voy.

Cuando mira hacia atrás en su carrera, ¿qué es lo primero que ve?

Veo un muchacho trabajando en el mercado, llevando bolsas de comida a las casas en una carretilla. Veo a un muchacho que lustraba zapatos en un barrio pobre de Caracas. Perdí a mi padre cuando yo tenía seis años, mi mamá quedó sola con once hijos. De niño me veía frente a una multitud, pero no sabía si cantando o bailando. Hasta que descubrí qué era cantar cuando vi las películas de Pedro Infante, Jorge Negrete y Elvis Presley. Me dije: ¡Yo quiero hacer eso!

***A pesar de su vitalidad, a la hora de moverse es parsimonioso, como si fuera el sacerdote de una larga y lenta procesión, la de sus 70 años. Su andar en Bogotá se hace especialmente más  pausado por la altura. Para El Puma esta ciudad es para tomársela en serio, en tiempo lento y sin premuras, como lo hace igual en Quito, en México D.F. y en La Paz, Bolivia.

 ***¿Qué fue primero: la fuerza actoral o el chorro de voz?

Empecé en un grupo vocal que copiaba a Los Platters y a Los Cinco Latinos y después me llamó Billo para reemplazar a Pirela. Ahí, oficialmente, arranqué con la Billo's Caracas Boys. Finalizando la orquesta empecé la actuación. Combiné las dos profesiones porque en Venezuela, un mercado tan pequeño, tenías que ser locutor, animador, actor, cantante, novio de la madrina… He estado en dieciocho telenovelas y dos películas que no te voy a decir porque fueron muy malas.

Estábamos hablando de que es el menor de once hermanos ¿Qué se gana y qué se pierde siendo el menor?

Éramos tantos que había un cerro de queso rallado y cuando llegaba a mí era una brizna delgadita.

¿La apuesta ganadora de su mamá era usted u otro hermano?

Con mamá siempre tuvimos una comunicación muy fuerte. Siempre apostó por mí.

¿El más exitoso fue usted?

El único.

¿Sus otros hermanos tuvieron vidas sencillas?

Sí, toderos, que hacen de todo y no hacen nada, sin profesión. Pobres.

¿Cuántos hermanos le quedan?

Me quedan cinco nada más. Se han ido casi todos.

¿Habrían podido emular a los Jackson?

Todos cantaban bien. Mi hermano Oswaldo, que ya se fue del cuerpo, tenía una voz y una pinta impresionante. Se chorrió cuando nos fuimos a presentar en la radio.

A los 17 años tuvo el grupo Los Zeepys.

Éramos cuatro muchachos y una muchacha, emulando a Los Platters y a Los Cinco Latinos. Duramos año y medio porque el director de voces dijo: “¡Muchachos, conseguí una beca para Estado Unidos y me voy a estudiar!”. Cuando se fue, se desintegró el quinteto y cada quien tomó por su lado. Empecé a remar de nuevo.

¿Era mejor solo o en grupo?

El grupo me defendía, pero yo sentí que quería estar solo.

¿Cuál fue su primera rebeldía u osadía en esa búsqueda? Ese momento que dice: me porté como un varón.

Soy malo recordando cosas. El festival de Viña fue una prueba muy fuerte. Comencé a viajar a los treinta y pico, no jovencito, porque estuve estacionado en Venezuela haciendo novelas. Y en Viña del Mar me rechazaban porque decían que yo hacía llorar a las mujeres en la casa. “Ese no canta”, decían, “el actor de novelas no tiene madera”. En Viña del Mar fue una explosión realmente. 

Con el tiempo cambian muchas cosas. ¿Cuál cree que fue su cambio más drástico?

El cambio drástico mío fue a los 33 años, cuando entré en la parte espiritual. Es como si estuvieses en un cuarto oscuro y te dan la mano para sacarte de ahí. Cometes errores de fanatismo, de tonterías, pero entendí que ahí comenzó a experimentarse un cambio dentro de mí. Dios ha usado muchos disfraces para bajar a la Tierra, pero el mejor disfraz, para mí, lo usó cuando fue Cristo.

Como hombre exitoso es evidente que ha aprovechado muchas oportunidades, ¿hubo alguna que dejó ir?

Le tuve miedo al mercado del inglés. Fui a hacer un casting con Farrah Fawcett en Los Ángeles, me dio risa y me salí. Esa oportunidad no era para mí. Si Dios me mandó para Hispanoamérica, aquí es donde voy a estar. Una vez me habló mi asesor: “Tienes que viajar por Europa”, y visité ocho países. Cuando recorrí todo eso, dije: “La verdad… no”. Cuando tienes un Julio Iglesias en todos esos países, ¿para qué voy a hacer lo mismo, si este tipo ya lo hizo?

¿Julio Iglesias fue su gran rival?

Nunca fuimos rivales. Yo nunca entré en eso, nunca hablé mal de Julio Iglesias porque sé lo importante que fue. La envidia no es un sentimiento que está dentro de mí. Admiro a la gente que tiene valor y talento.

¿Pero se cruzaron muchas veces?

No. Muy pocas veces. Una vez nos encontramos en Puerto Rico. Estaba haciendo mi gira con una novela y él me dijo que dejara eso, que era un error eso de la actuación.

¿La actuación es una mentira?

La actuación es una ilusión, no es que sea una mentira. ¿Quién muere de verdad en una novela o en una película?

¿Cuántas veces murió?

Pocas veces. Tú sabes que el galán nunca muere, las gana todas y las que no ganas, las empatas.

¿Nunca trató de hacer algo con la marca Puma?

Ni siquiera me pararon bolas.

¿Hoy está de empresario?

Eso no me va, no me queda.

¿Tuvo su perfume?

El perfume no funcionó en Argentina.

¿Y se llamaba El Puma?

No recuerdo cómo se llamaba, a mí me encantó. Me he metido en otras cosas empresariales. En Boca compramos jugadores de la cantera. A Gracián y Centurión. Pero lo más grande fue el canal, y créeme que no lo volvería a hacer. Entendí que el producto soy yo, El Puma. O naces para ser empresario o no. En ese mundo uno no puede pensar con el corazón, y yo pienso con el corazón.

¿Qué pasó con su canal de música?

Eso fue para tener la velita del pastel. Pero esa es una velita que los grandes nunca se dejan quitar. Y vino Dios y puso a un tipo que me compró el canal. No me siento empresario. En cambio Julio es empresario y cantante.

¿Hoy a qué le teme?

Al dolor físico.

Cuando llegue el juicio final, ¿qué cree que le van a decir?

El juicio final es cuando tú acabes con el ciclo de nacimiento y muerte. Yo creo en la reencarnación, es muy poco tiempo para hacer tanto. Una persona que tiene 60 años pasa 20 durmiendo, 5 años comiendo, 5 años alejándose del cuerpo. De 30 años no le sirve un carajo. Más de la mitad de la vida es para el cuerpo, entonces fíjate qué corto es todo para vivir una sola vida.

Lo he visto en tres comerciales en los que se burla de usted mismo.

Me parecen graciosos.

¿Qué es el ego?

El ego no tiene nada que ver con el espíritu. El ego es al cuerpo todo lo relacionado con el orgullo y la vanidad. Aprendí hace tiempo que las estrellas están en el cielo y que los seres humanos están en la tierra para comunicarse. Todos pasamos por el proceso de vanidad, de empalagarnos con ella. Tienes treinta mil personas en un estadio que te idolatran. Entonces, de repente te la crees. Pero llega Dios con un alfilercito y te saca todo el aire.

¿No le teme a la muerte?

Se le teme a lo desconocido. ¿Cuándo conoces a alguien que sepa qué hay en el más allá? Nadie lo sabe. Solamente Cristo dijo: “No se preocupen, yo vengo, quédense tranquilos”. La muerte no existe, se muere el cuerpo, mas no el espíritu.

La última pregunta es para sus admiradoras, las mujeres de El Puma...

Pero no son mujeres mías. Son de una ilusión llamada Puma, pero no de José Luis Rodríguez. El Puma es un personaje al que yo le impregno mi espíritu, pero es algo ilusorio. El público de antes, hace 30 años, me rasguñaba y me rompía la ropa. Ahora me acaricia y me toca con mucho cuidado.

*** Se para de su silla y exhala aliviado: "¡Ahí tienes como para un libro". Sin embargo, tengo otra pregunta: ¿Alguna vez cantó para Pablo Escobar o para su señora? ¿Tiene algo qué decir?

"No hermano, la verdad que eso ni pasa por mi mente, ni recuerdo absolutamente nada. No creo haberlo hecho, porque, si no, se hubiera sabido. ¿Me entiende?" 

Por Jairo Dueñas

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