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Akima, de Cien años de soledad: “Colombia todavía idealiza la belleza europea”

Entrevistamos a Akima, la intérprete de Rebeca en la serie Cien años de soledad, para ahondar en su carrera en el modelaje y la actuación. En esta charla rastreamos su vida itinerante por Bogotá, Ciudad de México, Nueva York, Londres y Berlín.

Por Carlos Torres Tangarife
20 de diciembre de 2024
Akima es Rebeca en Cien años de soledad
Fotografía por: Mauro González / Netflix

La mirada de Akima es tan poderosa como su minicapul. Sin necesidad de conocerla, es fácil descifrar que son su marca personal. Su corte casi desaparece en la serie Cien años de soledad, pero el color y la forma de sus ojos perduran, resaltan en el pueblo fundado por la familia Buendía Iguarán. Son macondianos o, mejor, son auténticos, a nadie (ni a García Márquez), solo a la naturaleza, se le ocurrieron.

Poco saben que nació en Cali en una base militar, que se siente más bogotana que valluna y que prefiere la soledad al bullicio exterior. En las redes sociales y en algunos portales de noticias se habla de ella desde la polémica, de lo que dice en su TikTok, pero poco de su carrera en el modelaje y la actuación.

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Akima o Laura Sofía Grueso (su nombre real) es una de las colombianas que se ganó con talento el honor (y la responsabilidad) de recrear el universo de la obra maestra del Nobel de Aracataca. Su interpretación en la serie de la que todos hablan es solo un pretexto para profundizar en su carrera en el modelaje internacional, en su vida hasta ahora secreta y en los proyectos de 2025.

Laura Sofía Grueso, también conocida como Akima.

Laura Sofía Grueso, también conocida como Akima.

Fotografía por: Netflix

Pregunta: Antes de interpretar a Rebeca, ¿te dedicabas enteramente al modelaje?

Respuesta: Sí, viajaba mucho y siempre tuve un trabajo muy individual. Viví muchos años sola, en países donde ni siquiera hablaba el idioma. Eso me llevó a ser muy introspectiva y reflexiva. El paso a ser Rebeca y convivir con muchas personas fue un cambio difícil. Aprendí a ser más social y a trabajar en equipo. Este cambio me transformó profundamente, especialmente en cómo me veo a mí misma en relación con los demás.

P: ¿Qué diferencias encuentras entre el modelaje y la actuación?

R: Son dos mundos muy distintos. El modelaje es inmediato, los proyectos duran días o una semana, y aunque hay relaciones laborales, todo se termina rápido. La actuación es más colectiva, demanda meses de esfuerzo conjunto. En este proyecto, por ejemplo, hubo gente trabajando durante años desde la preproducción. Ambos trabajos requieren trabajo en equipo, pero la actuación implica un nivel de compromiso emocional y técnico mucho mayor.

P: ¿Cómo empezó tu camino en la actuación?

R: Fue por accidente. Hace unos años, un director me escribió por WhatsApp invitándome a Alemania a hacer un corto. Sin pensar mucho, acepté y me embarqué en esa experiencia. Posteriormente, audicioné para Cien años de soledad cuando abrieron un casting general para colombianos. Pasó mucho tiempo desde que envié el video, finalmente me llamaron para hacer un casting presencial, y el resto es historia.

P: Has trabajado con grandes marcas en el modelaje. ¿Puedes contarnos más sobre esas experiencias?

R: Claro, he tenido la oportunidad de colaborar con marcas como Puma, Tommy Hilfiger, Mac, Urban Outfitters y Coca-Cola. También trabajé para Murphy, una marca de desmaquillaje, y he participado en eventos como London Fashion Week y New York Fashion Week. Aunque soy más baja que el promedio para pasarela, he logrado abrirme paso en este mundo gracias a oportunidades muy específicas y al crecimiento de la inclusión en el modelaje.

P: El modelaje no ha sido un camino fácil, especialmente para quienes no encajan en los cánones de belleza hegemónicos. ¿Qué obstáculos has enfrentado?

R: Siento que nunca me he creído del todo que encajo en el modelaje por mi apariencia. Colombia, a pesar de la apertura actual, sigue idealizando la belleza europea. Al principio, me encontré con muchas barreras porque tenía que esforzarme el doble para demostrar mi valor. Esto me llevó a desarrollar una gran resiliencia y a confiar más en mi carácter que en mi apariencia física. A lo largo del camino, he aprendido a buscar oportunidades fuera de los espacios convencionales y a no rendirme ante los rechazos.

P: Has vivido en varios países. ¿Cómo han influido estas experiencias en tu carrera y tu vida personal?

R: Vivir en lugares como México, Estados Unidos, Alemania y Londres ha sido enriquecedor. En Estados Unidos, he formado un grupo de amigas que me apoyan mucho. En México, tengo a una de mis mejores amigas y es un lugar que siento muy céntrico para todo lo que quiero hacer. Cada país me ha enseñado algo único: la soledad en Londres, el dinamismo de Nueva York, o las pequeñas vidas que he construido en cada lugar. Estas experiencias me han convertido en una observadora.

¿Qué significa para ti haber interpretado a Rebeca en Cien años de soledad?

R: Todo fue un reto. Creo que lo más desafiante fue mantenerme emocionalmente fuerte durante todo el proceso. Había días en los que sentía que no sería capaz, pero siempre intenté encontrar herramientas y confiar en mí. Este proyecto también me ayudó a apreciar el esfuerzo colectivo y la magia de dar vida a una obra tan icónica.

P: ¿Cómo fue la transformación física para interpretar a Rebeca?

R: Fue radical. Tuvieron que modificar mi cabello y pedían que no nos depiláramos ni usáramos maquillaje sofisticado. Querían que los personajes se vieran lo más naturales posible, como atravesados por la vida. Este enfoque fue desafiante, pero también me ayudó a conectar con el personaje.

P: Estudiaste Escritura Creativa. ¿Cómo se relaciona esto con tu carrera actual?

R: Siempre he estado conectada con la literatura. Los libros me han acompañado en mi vida solitaria y han sido mi refugio. También tengo el sueño de escribir, y creo que todas mis experiencias nutren ese anhelo. Vivir tantas vidas en diferentes lugares ha sido una fuente de inspiración invaluable.

P: ¿Qué opinas sobre la representación y la diversidad en la industria del entretenimiento?

R: Es inevitable que, cuando alguien ocupa un espacio que históricamente no ha sido para personas racializadas, esto genere atención. He recibido comentarios lindos, pero también racistas. Colombia todavía idealiza mucho la belleza europea. Sin embargo, he aprendido a abrazar mi lugar en la industria y a ser resiliente frente a las dificultades.

P: ¿Qué valoras más de tus viajes y tu carrera internacional?

R: Valoro las amistades que he construido y las diferentes vidas que he vivido. Cada lugar me ha enseñado algo único, desde mi soledad en Londres hasta mi experiencia migrante en Nueva York. Estos momentos me han convertido en una observadora del mundo y han enriquecido mi perspectiva.

P: ¿Cómo manejas la exposición en redes sociales?

R: Inicié en redes por la soledad, pero con el tiempo aprendí a compartir solo lo que me hace sentir cómoda. Aunque las redes tienen un lado negativo, también son una herramienta para conectar con personas afines. Prefiero usarlas por gusto y no como un trabajo.

P: ¿Cómo definirías tu relación con la vanidad?

R: Siempre he sido vanidosa, pero en el sentido de valorar la estética y los detalles. Sin embargo, también he sido muy crítica conmigo misma, especialmente al crecer en un entorno donde sentía que debía esforzarme el doble por mi color de piel. Esto me llevó a buscar la perfección de manera severa, algo que con el tiempo he aprendido a manejar mejor.

P: Tus padres pertenecieron a la Fuerza Aérea. ¿Cómo ha sido tu relación con ellos?

R: Mi relación con mis padres es muy cercana y especial. Ellos me tuvieron a una edad avanzada, así que se dedicaron mucho a criarme a mí y a mis hermanas. Siempre me han tratado con mucho amor; cuando voy a visitarlos, me consienten como si fuera una niña de 12 años. Mi papá fue uno de los primeros hombres negros en entrar a la Fuerza Aérea, algo que siempre me ha llenado de orgullo. Aunque crecí en un entorno militar, mis padres son muy abiertos y siempre hemos podido hablar de cualquier tema, desde el machismo hasta la religión.

P: ¿Qué sueño tienes para el futuro?

R: Mi sueño sigue siendo escribir. Creo que todo lo que he vivido me preparará para ese momento. Mientras tanto, seguiré explorando nuevas experiencias que nutran mi vida y mi creatividad.

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