Sugarman, el músico que alcanzó la fama sin darse cuenta
Sixto Rodriguez, un estadounidense ignorado en su propio país, fue más
célebre que Elvis Presley en Suráfrica sin que él lo supiera. 25 años
después, volvió a la gloria gracias a un documental que lo sacó del
olvido.
Por Redacción Cromos
12 de marzo de 2013
Sugarman, el músico que alcanzó la fama sin darse cuenta
Cuando Eva se asomó a la puerta del avión, que acababa de aterrizar en Ciudad del Cabo, y vio la limusina parqueada al final del tapete rojo que se desplegaba desde la escalerilla, le dijo a su padre: “¿Quién habrá llegado con nosotros? Deben estar esperando a una estrella”.
La estrella era él, Sixto Rodriguez, mejor conocido como Rodriguez, a secas, un obrero de Detroit de ascendencia mexicana que en los años setenta había sido, en Suráfrica, más famoso que los Beatles. ¡Pero él no lo sabía!
Contemporáneo de Bob Dylan, John Lennon y Jim Morrison, Rodriguez grabó dos discos entre 1967 y 1971 en Estados Unidos. Eran canciones de autor en las que hablaba del amor, las drogas, los sueños juveniles y la libertad, entre otros temas típicos de su época. Sin embargo, a nadie pareció interesarle su cadencia, ni su poesía. Total, Rodriguez desapareció pronto de la órbita musical norteamericana, guardó su guitarra y se ofreció como obrero de construcción.
Así vivió durante los 25 años siguientes, hasta que Craig Bartholomew Strydom y Serge Segerman, periodista y tendero de discos respectivamente, lo visitaron en su casa en 1998 y le explicaron, ante el asombro del músico, que sus canciones de los setentas eran himnos para miles y miles de fanáticos en Ciudad del cabo, quienes las habían cantado durante tres generaciones. Strydom y Segerman estaban buscándolo desde hacía años, convencidos de que había muerto. La leyenda cuenta que se había suicidado después de terminar su último concierto.
Sigue a Cromos en WhatsAppPero Rodriguez estaba vivo y, además, dispuesto a aceptar la invitación a una gira de conciertos por Suráfrica para reivindicar su nombre. Jamás se supo cómo habían llegado sus discos a Suráfrica, ni quién los continuó prensando y ganándose las regalías mientras sus fans consumían sus canciones. Solo que el ídolo era real y había resurgido de las cenizas.
La hermosa historia fue narrada en Searching for Sugarman, del sueco Malik Bendjelloul, quien se llevó el Oscar en la categoría de mejor documental en la más reciente entrega de los premios.
Tímido y totalmente desprendido de la fama y la riqueza, Rodriguez ha desempolvado su guitarra y ha recorrido no solo las principales ciudades de Suráfrica, sino de Australia, Nueva Zelanda y gran parte de Europa. Lo único que le interesa ahora, a sus 71 años, es cantar. Las ganancias son para sus hijas. Y la agenda está llena. Gracias al documental y a los curiosos fanáticos que lo redescubrieron, Rodriguez (apodado Sugarman por el nombre de una de sus canciones más conocidas) tiene copado su calendario hasta octubre. Pasará por Amsterdam, Londres, París y Belfast, entre otras ciudades europeas; Sidney y Auckland, en Australia; de nuevo Suráfrica, y una larga lista de ciudades de Estados Unidos, antes de terminar su gira nada menos que en el Radio City Music Hall, de Nueva York.