«¡Una vecina siempre nos manda a la policía!» Morat
En 2012 eran apenas unos bachilleres recién graduados del Gimnasio La Montaña. Tres años después, son la agrupación que toca con Paulina Rubio.
Por Jairo Dueñas
13 de marzo de 2015
«¡Una vecina siempre nos manda a la policía!» Morat
De todas las entrevistas que he escrito para CROMOS, esta es la primera que va con dedicatoria, y para completar ¡a una extraña! Una muy especial para la vecina del 402 que tiene la costumbre de llamar a la policía para que ellos, mis entrevistados, dejen de tocar.
Seguramente muchos otros artistas como Fito Páez o Maná padecieron lo mismo cuando empezaban en la música, por andar ensayando por ahí en casas de familia. La banda Morat, en un edificio de Chicó Navarra, al norte de Bogotá, no es la excepción.
Estimada vecina del 402, lo que no la deja dormir, antes de las nueve de la noche, porque hasta esa hora ensayan, no es el ruido de una máquina caótica de malos muchachos perdiendo el tiempo, sino el sueño de un grupo de jóvenes universitarios que a fuerza de golpes de batería, largos solos de cuerdas y voces en estampida, trabajan con sus instrumentos para alcanzar el éxito.
Y aunque usted no lo crea están muy cerca de lograrlo, porque muy pronto se van a España a cantar con Paulina Rubio. Y como si fuera poco, para que se encariñe con estos pelados, le cuento que Warner los quería pero Universal se quedó con el contrato. Dos compañías serias en el mundo del espectáculo.
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Para su tranquilidad, si las cosas siguen como van, seguramente Morat pasará más tiempo por fuera en conciertos que en la vecindad, y usted podrá dormir tranquila antes de las nueve de la noche. Aunque yo tengo mis dudas, porque estoy casi seguro de que usted los va a extrañar por esas cosas de la costumbre y la fama.
Pero tranquila, que si entonces le hacen falta, los va a poder oír en la radio o puede descargar su éxito con Paulina Rubio, Mi nuevo vicio, que ya superó el millón de reproducciones en Youtube. Y hasta tendrá un cuento de salón que contar sobre esos muchachos famosos de Morat que vivían en su edificio. Pero si recapacita y me cree, todavía puede subir al 603 y hacer las paces con ellos y hasta entrar en su lista de invitados especiales.
¿Tienen una vecina difícil?
(Todos en coro) ¡Muy jarta! (Risas).
¿De qué apartamento?
Juan Pablo Isaza: Cuatrocientos tres. No, mentiras, 402, porque no es el de justo abajo. Cuatro veces nos ha traído a la policía (risas). Nos toca bajar a todos a hablar con el señor agente, que qué pena, que somos una banda, que estamos ensayando, que vamos a cantar con Paulina Rubio. Hay que echarles el cuento y los tipos se terminan yendo. La vecina literalmente tiene un oído biónico.
¿No será que tocan hasta muy tarde?
Juan Pablo Villamil: No, no. Nunca ensayamos más allá de las nueve de la noche, bajo ninguna circunstancia. Tenemos hechas las pruebas de sonido en cuanto a decibeles permitidos por la ley.
¿Cuántos decibeles?
Alejandro Posada: Entre 60 y 80 decibeles, una cosa así.
Pero igual, la vecina llama a la policía.
Simón Vargas: Sí, y ya le han dicho los policías que no pasa nada y vuelve y los llama. Toca componerle una canción.
¿Qué hace cada uno en el grupo? ¿Qué edad tienen y dónde les gustaría tocar un concierto con Morat?
Juan Pablo Isaza: Yo soy el vocalista y guitarrista de Morat, tengo 20 años y por un sueño que yo tengo me gustaría tocar en el Campín.
Juan Pablo Villamil: Yo canto y toco bajo. Tengo 20 años y por lo que yo siempre he querido sentir, me gustaría tocar en el Monumental de River, en Argentina.
Simón Vargas: Yo toco bajo y canto coros. Yo voy a decir algo un poquito más hippie, tengo 21 años y me gustaría tocar en una locación de conciertos en Estados Unidos que se llama Red Rocks. Es un escenario al lado de unas piedras rojas gigantescas y los conciertos que graban allá son espectaculares, con toda la gente en la mitad del desierto.
Alejandro Posada: Tengo 22 años y toco percusión y canto también en los coros. Me quitaron todos los que iba a decir, por eso para salir con algo diferente, me encantaría tocar en el Central Park, en Nueva York, o en el Luna Park, en Buenos Aires.
Son las seis de la tarde ¿De dónde vienen?
Juan Pablo Villamil: Vengo de la universidad. Yo estudio producción musical e ingeniería industrial en la Universidad de los Andes.
Simón Vargas: Vengo de presentar un parcial de derecho penal. Estudio derecho en Los Andes.
¿Y ustedes?
Alejandro Posada: Estudio arquitectura en Los Andes y estoy capando clase.
Juan Pablo Isaza: Estudio en Los Andes Administración y también estoy capando clase.
¿Son buenos estudiantes?
Simón Vargas: Sí, nos gusta pensar que somos buenos…
Juan Pablo Villamil: Entre la banda y la universidad hacemos lo posible para sacar adelante las dos... Aunque las mejores canciones a uno solamente se le ocurren cuando tiene dos parciales al día siguiente, mejor dicho, cuando el mundo se viene encima con todo.
«Entre la banda y la universidad hacems lo posible para sacar adelante los dos. Aunque las mejores canciones a uno solamente dos parciales al día siguiente». Juan Pablo Villamil.
¿Desde cuándo empezó este pacto con la música?
Juan Pablo Isaza: ¿El pacto Morat dices? Técnicamente empezó cuando todos estábamos en once y Alejandro estaba recién graduado… A finales de 2011 empezamos a ensayar, a montar canciones de otra gente, a hacer concierticos para amigos. La banda se empezó a volver un plan de fin de semana.
Si esto fuera una historia de cómic, ¿cuál sería el primer dibujo en dónde todo empezó?
Juan Pablo Isaza: Yo diría que un bar muy chiquito, lleno de gente, todos conocidos y muy espichados cantando canciones de Bacilos a comienzos de 2012. Se llamaba La Tea, en la 108 con 15.
¿De quién fue la idea de volverse grupo?
Juan Pablo Villamil: Nosotros teníamos una pequeña banda con Alejo Posada e Isaza que se llamaba “Los Voluntarios”. Pero Isaza después se tuvo que ir a vivir a Estados Unidos, y cuando volvió, el bajista se había ido a vivir por fuera, se había complicado la cosa. Entonces Isaza me dijo: “oiga, qué pasa si esto lo hacemos en serio". Volvimos a llamar a Alejo, se armó todo otra vez y empezamos a tocar con Simón Vargas, muy amigo nuestro, y muy bueno con el bajo. Pero sí el crédito es de Isaza.
Simón Vargas: Fue Juan Pablo Isaza el que se puso la 10, el que nos arrastró hasta el punto en que ya podemos decir que realmente estábamos metidos en un proyecto como lo es Morat. Recuerdo que en el colegio, las notas que le ponían a Isaza o a mí en el anuario, cuando preguntaban ¿cómo se ve en 10 años? Y decían: “haciendo conciertos de Chupiplum para los portales”. Y va uno a ver, y sí.
¿Por qué Morat?
Alejandro Posada: Yo tengo una finca que se llama La Morat, queda entre Sopó y La Calera, y fue allá en donde empezamos a tocar, al lado de la chimenea, clásica reunión en la sala con otros amigos. La finca se llama así porque tengo un apellido por allá atrás que es Morat.
¿Qué tocaban en esa época?
Alejandro Posada: En esa época eran un par de guitarras, el cajón, que es un instrumento acústico muy chévere, y el bajo. Tocábamos muchos covers de otras bandas. Joaquín Sabina nos ha gustado mucho y Bacilos. Nosotros decimos que todo buen colombiano tiene en su corazón un espacio para Bacilos.
¿Como qué artista querían ser?
Alejandro Posada: A mi Phil Collins me parece el mejor baterista y de los mejores vocalistas que ha pisado esta tierra. Me gustaría ser como él.
Simón Vargas: Tengo que confesar que yo soy un metalero rehabilitado. Para mi, Dream Theater.
Juan Pablo Villamil: ¡Hágame el bendito favor! El artista que yo siempre admiré y que siempre quise ser es Eric Clapton. Siempre me ha parecido que es de admirar.
Juan Pablo Isaza: Mi artista preferido de toda la vida ha sido Joaquín Sabina.
Finalmente ¿Cómo se da a conocer la agrupación Morat?
Juan Pablo Isaza: La canción Mi nuevo vicio se movió sola y fue una sorpresa para nosotros que llegaran diciendo que querían que tocáramos en el prom de no sé qué colegio, porque a la gente le gustó la canción. Se la pasaban, la compartían en Facebook, entonces sí, lo de las redes sociales tuvo un impacto fuerte, pero no lo alimentamos, fue algo natural. Después con todo el tema del mánager y la disquera, todo se amplificó mucho.
¿Y el contacto con Universal? ¿Cómo fue eso?
Juan Pablo Isaza: Yo creo que todo nació con una muy buena canción y muy buenos contactos. En nuestro caso, fue Pedro Malaver, nuestro mánager, quien nos escuchó tocar en vivo, yo creo que fue como el turning point de todo y en ese momento dijo: “me caso con estos chinos”. Una de las cosas más emocionantes que nos ha pasado fue ver los mails de la gente de Universal diciendo los quiero y después los de Warner diciendo lo mismo. Fue como una pelea ahí, compitiendo por quién nos trataba mejor.
¿Cómo terminan conociendo a Paulina Rubio?
Simón Vargas: Fue una sorpresa, digamos que a nosotros todo nos ha llegado como por grandes golpes. Universal nos dijo que Paulina Rubio, alguien que uno oye y ve por allá en la estratósfera, artista consagrada, quería cantar nuestra canción y quería hacerlo ¡con nosotros! Evidentemente fue como ¿qué está pasando? ¿Qué es esto?
Juan Pablo Villamil: (Alza la voz e interrumpe la conversación) ¡Vargas no está siendo suficientemente expresivo! Porque, cuando llegó esa canción cantada por la voz de Paulina Rubio, a mí se me hizo un nudo en la garganta que no bajaba, como si me hubiera tragado un buñuelo con un kumis, o sea, ¡fue una vaina impresionante! Un logro mucho mayor.
Juan Pablo Isaza: Cuando estuvimos con ella en el video, y me adelantó un poco, me acuerdo que lo primero que nos dijo fue: “niños, me encanta su canción, me encanta, no dejo de cantarla”.
Una cita con Paulina Rubio
¿Cómo fue su cita para grabar con Paulina Rubio? ¿Quién me la describe?
Alejandro Posada: Aterrizamos un miércoles en Los Ángeles y después de estar paseando mediodía en una camioneta espectacular, llegamos al callejón de atrás de una academia de baile, no teníamos ni idea de qué estaba pasando. El viaje fue en plenos finales en la universidad, o sea, todo eso fue la última semana de noviembre. Y llegamos a la academia, subimos y ahí están dos bailarinas que nos van a hacer la coreografía del video. Paulina no había llegado todavía y nos dicen que saquemos los instrumentos que vamos a practicar. Simón no se pudo colgar el bajo, porque se le quedó el strap en el hotel. En esas estábamos, cuando alguien dice: “paren, paren la canción que ya llegó Paulina”. Abren la puerta del estudio, estábamos todos sudados porque llevábamos como media hora bailando. De pronto, entra un tropel de gente y de primero, encabezando el grupo, el chihuahua de Paulina.
¿Cómo se sienten ustedes en el video?
Juan Pablo Villamil: Bien, bien. Muy cool.
¿Qué le hubieran mejorado a ese video?
Simón Vargas: Estábamos muy sudados. Yo no sé. A mi eso fue lo que me traumatizó del video. Usted está a 42 grados centígrados porque son unas luces gigantescas encima de uno y, además, Paulina quería que todos usáramos chaqueta de cuero. Cada uno tenía una maquillista y yo me acuerdo que la mía me decía: “no te retoco porque vuelves a sudar de una”.
Juan Pablo Isaza: Digamos que fue incómodo y en eso tiene razón Vargas, a mí me pusieron una camisa como de cura y con ese calor tan hijuemadre, fue muy chistoso. Además, nos cambiaron la pinta como siete veces.
¿Cuánto duró ese video?
Alejandro Posada: Un día entero, de sol a sol.
Pero salió bien. Mi nuevo vicio ya supera el millón de reproducciones en Youtube. ¿Ya empieza a verse la plata?
Juan Pablo Villamil: No, todavía no. Además, por decisión nuestra y de nuestros papás, tenemos que ser supremamente mesurados con todo esto. Creo que la plata ahorita la maneja Malta S.A., la sociedad de la banda. Nosotros estamos únicamente involucrados en hacer música.
Juan Pablo Isaza: Yo quiero decir algo y es que, la plata que llegue, es para que seamos mejores. Lo que decimos a cada rato es que la vamos a gastar en hacer mejor música, en comprar mejores instrumentos y hacer que cada vez sea mejor.
¿Hay algún acuerdo entre ustedes frente a la plata para que no haya problemas?
Alejando Posada: Cada cual es libre de hacer lo que considere que está bien con la plata, pero sí hay un código de protegernos entre nosotros. No voy a dejar, por ejemplo, que Villamil vaya y se gaste todo su sueldo en trago. (Suelta una carcajada).
Juan Pablo Isaza: Yo creo que la medida más inteligente que tomamos fue que nos íbamos a distribuir la plata en partes iguales. De entrada soluciona muchas cosas, sobre todo que motiva a todos a trabajar de igual manera por la banda.
¿Quién es el más gastón?
Juan Pablo Villamil: ¡Posada! No, no, Posada es muy disciplinado, yo creo que tal vez Vargas, compra ropa todos los días. ¡Uy, sí, Vargas!
Simón Vargas: (Con cara de yo no fui) Yo gasto en estilo, que es distinto.
Cuéntenme algo que esté cambiando en sus vidas.
Juan Pablo Villamil: Me han preguntado ya varias veces que cómo hago para tener una vida tan normal. Esa pregunta me parece absurda, porque mi vida siempre ha sido igual.
Simón Vargas: Antes era fácil oír a un amigo oyendo nuestra canción, pero ahora uno va por la universidad y de pronto empieza a sonar un computador cualquiera, de alguien que uno no conoce, y uno dice: “¡uy, ese soy yo!”.
Alejandro Posada: Me pasó ayer, estaba almorzando con mi novia en la universidad y una mano me toca aquí en el hombro y me volteo y una persona que ni idea, me da la mano y me felicita por Morat. Yo tengo un video muy raro. ¿Puedo decir algo? Yo no sé si me estoy volviendo loco o tengo un delirio de persecución muy tenaz. El caso es que, de hecho, yo le digo a mis amigos que siento que me están mirando, pero no sé, uno es un huevón que piensa que es famoso y no está pasando nada.
Y después de Paulina Rubio, ¿qué?
Juan Pablo Isaza: Queremos que la canción de Paulina sirva para que nuestras canciones suban significativamente. Nos ha pasado ahora que nos escriben de Ecuador y es todo gracias a Paulina. Nos preguntan por Facebook ¿por qué hicieron una canción con Paulina? Yo creo que es una relación costo-beneficio muy grande. Ella es un gran imán para nosotros.
Todos quieren con Morat
Ahora con todo esto de Universal, Paulina Rubio y Mi nuevo vicio ¿Cómo se sienten?
Juan Pablo Isaza: La verdad es muy chistoso. Yo siempre llego a la casa y mis papás me dicen: “mira, tienes veinte mil views y un video con tu nueva canción”, y pienso que hace un mes me hubiera parecido lo último, pero ahora tengo un sentimiento de desasosiego, como que uno nunca se llena y quiere más. En verdad ya quiero más de veinte mil views, quiero cien mil. La verdad, siento que estamos empezando.
Juan Pablo Villamil: Me pone muy triste, porque si esto me hubiera pasado hace un año, yo estaría dichoso. Pero si me hubieran dicho hace dos años que yo iba a hacer una canción con Paulina Rubio, no hubiera entrado a la universidad. Uno pierde esa capacidad de asombro, me hace pensar que sólo estamos empezando, que tenemos muchas ambiciones.
Ahora todos quieren con Morat, pero me imagino que hace un tiempo nadie daba un peso por ustedes.
Juan Pablo Isaza: A nosotros nos decían que grabáramos una canción en un cd y la entregáramos por los bares de Bogotá para que nos dejaran tocar. ¡No sabes cuántos discos entregamos y cuántos 'NO' escuchamos!
¿Sus papás les dijeron alguna vez que mejor esta carrera de músico no?
Alejandro Posada: Mi hermana estudia música y me gusta decir que mis papás no creen tanto, o mejor, sí creen que nosotros no estamos listos para ese estilo de vida, por eso yo entré a estudiar arquitectura y no música. Creo que, en un momento eran muy escépticos, antes de Morat, nunca se imaginaron que nos pudiera pasar a nosotros.
¿Quién más quiere hablar de los papás?
Juan Pablo Villamil: Mis papás nunca me dijeron nada, pero digamos que siempre estuvo ese miedo ahí, tácito, y un poco tensionante cada vez que se hablaba del tema, porque Isaza y yo pospusimos la entrada a la universidad seis meses. Creo que mis papás ya la iban viendo negra cuando lo hicimos.
Simón Vargas: Hemos mitigado el miedo de los papás porque también estudiamos otra carrera, además de hacer música.
Con este gran espacio en este apartamento, para que ensaye el grupo, por lo visto los papás de Isaza son un apoyo de tiempo completo.
Juan Pablo Isaza: Sí. Mi papá tenía un dúo con su hermano. Se llamaba Luis Fernando Isaza y Germán Isaza. Ellos hacían canciones, tienen de hecho dos discos grabados. Cantaban canciones de Silvio Rodríguez en matrimonios, hasta que el hermano de mi papá se murió de cáncer, entonces, la banda se disolvió. Mi papá es ingeniero civil, pero creo que siempre quedó con esa espina por la música y, al vernos intentándolo, eso lo motiva mucho.
¿Cómo componen?
Juan Pablo Isaza: A pesar de que todos ayudamos a terminar las canciones juntos, digamos que las ideas nacen principalmente de los Juan Pablos, de Villamil y de Isaza.
¿Pero tienen alguna fórmula para componer?
Juan Pablo Isaza: Si yo te muestro mi celular ahorita y abro los voicings, hay como doscientos y eso significa yo parado en la calle como un idiota cantando una melodía, la que sea... Después llego a mi casa y le pongo una letra.
¿Están enamorados?
Juan Pablo Villamil: Sí, claro. Los cuatro tenemos novia.
Lo pregunto porque hay mucho desamor en sus letras, como que a los músicos no les va bien en el amor.
Juan Pablo Isaza: Llevamos cuatro canciones: Cuánto me duele, Di que no te vas, Una vez más y Mi nuevo vicio. Yo creo que es la imagen que estamos dando hasta ahora, pero quiero prometerle a la gente que no es lo único que van a escuchar. Digamos que lo que ha salido hasta ahorita son canciones viejas. Mi nuevo vicio fue compuesta hace como 4 años. En este momento tenemos muchas nuevas canciones.
¿Cómo solucionan sus crisis internas?
Simón Vargas: Una banda es una familia, o sea, si uno se pelea con su hermano, así se coja a patadas, uno sabe que al otro día uno tiene que perdonarse. Punto. No hay otra opción, digamos que eso es un poco la filosofía que nosotros hemos tenido siempre.
¿Cómo se divierten cuando no están tocando?
Alejandro Posada: FIFA es un deporte muy interesante para la diversión de la banda. Nos gusta mucho jugar FIFA, excepto Simón porque es un terco y no quiere empezar a jugarlo.
Una canción que los emocione o que no les falte en los ensayos.
Alejandro Posada: A mí La Fragata me encanta. Es una canción nuestra muy vieja.
Juan Pablo Isaza: Fue la primera que yo escribí.
¿De desamor también?
Juan Pablo Isaza: Más o menos.
¿Hasta dónde va a llegar Morat?
Juan Pablo Isaza: Una meta muy presente es si algún día podemos ganarnos un Grammy.
El quinto Morat:
Nombre
Pedro Malaver.
¿Mánager de Morat hace cuánto?
Hace año y medio. Y no soy mánager, soy un integrante más de la banda. Lo que pasa es que mi instrumento es el celular.
¿Qué pasa después de enviar Mi nuevo vicio a Universal y a Warner?
Básicamente, no quiero hablar de dinero, pero Warner nos ofrecía más discos asegurados. Y Universal se comprometía a hacer una inversión en marketing. Yo me incliné mejor por la promoción.
¿Cómo fue que Universal le muestra la canción a Paulina?
Ellos tienen una conferencia de directores artísticos. Es anual y el de España va y muestra su nuevo producto: Morat. Entonces el de US Latin, de Miami, oye la canción de Morat y me llama y me dice que quiere que me lleve a Isaza y a Villamil una semana a Miami, para que le escriban canciones a Paulina. Pero después me vuelve a llamar para decirme que ya no porque Paulina sólo quería cantar Mi nuevo vicio.
El primer round es este video con Paulina Rubio y Morat ¿Y el segundo cuál es?
Digamos que estamos divididos en dos etapas, la primera es colgarnos un poquito de Paulina, porque Morat no le va a hacer promoción a Paulina, pero ella sí le puede hacer promoción a Morat, entonces nos vamos a España. Iremos más pronto que tarde a Argentina, México, Florida, todo ligado con Paulina Rubio.
¿Morat va a cantar con Paulina?
Ahora vamos a Madrid, España, a cantar con Paulina en los Premios Cadena 100, y también vamos al programa de moda del momento a cantar con ella, con la esperanza de que nos vaya bien y que la canción Mi nuevo vicio funcione tan bien, que luego nos reconozcan simplemente por Morat.
Fotos: David Bohórquez