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Ofrecer una comida que conservara el delicioso sabor colombiano en un sitio donde los ambientes invitaran a sentarse frente a la chimenea y tomarse una copa de vino, fue el objetivo de Harry Sassón y Leo Katz, dos expertos en culinaria, cuando en noviembre de 2005 abrieron las puertas de Club Colombia, un restaurante mágico donde se reviven las recetas tradicionales de las abuelas y se le ofrece al público una amplia gama de comida típica colombiana, cuyos sabores recorren de punta a punta cada región del país.
Club Colombia está ubicado en la vieja casona que alguna vez perteneció a la familia Mallarino, en la Zona Rosa de Bogotá, y cuenta con más de 350 metros cuadrados en donde se distribuyen dos terrazas y un quiosco, especial para preparar las carnes a la parrilla, además de un espacio para preparar la carne al trompo, los chorizos y las arepas. A eso se suman los tres comedores principales, barras de productos y dos exquisitas salas donde el calor de la chimenea es acompañado de atractivos muebles que conjugan con la entrada de luz tenue.
Desde su creación, el sitio fue pensado en el tipo de comida que prepararían y por eso el diseño hace que los amantes de la comida se sientan en un lugar adecuado, con una porción de lujo y un tanto de sobriedad, disfrutando de los platos que hacen de este país uno de los más ricos en gastronomía de Suramérica. Un buen plan es visitarlo los jueves y viernes porque hay música tropical y caribeña en vivo.
Pero allí no solo hay comodidad. También se recogen las recetas de las abuelas . Si usted quiere una sobrebarriga guisada, una posta negra cartagenera o tamales tolimenses, este es el lugar ideal. Hay carimañola con suero, ajiaco santafereño, lulada helada y una variedad de ceviches amplia. Existen 25 clases de jugos, cuatro tipos de arepas y de empanadas, completan la oferta que se cierra con alguno de los postres más apetecidos del lugar: torta de almojábana con queso y melao.
La carta va acompañada del siguiente texto: “Restaurante Club Colombia es un homenaje a las abuelas, a las madres y a las comadres, a las tías y a las suegras, en cuyos fogones se ha cocinado desde hace siglos la comida criolla, porque son ellas las que mejor saben que el secreto de la sazón es el amor”. Y agrega: ”… presenta un modesto resumen de la cocina colombiana, sin pretensiones, sin terquedades, pero con un profundo respeto por nuestras tradiciones”.
Dos frases que, sin lugar a dudas, resumen la filosofía de este lugar, y que son la prueba final de por qué bajo enormes ceibas, magnolias y sauces que decoran esta casona de conservación, se cocinan los más exquisitos platos de las diferentes regiones.
Siempre con una pizca de historia y con el sazón de algunos de los mejores chefs del país.
Variedad de sabores
Entre los platos más solicitados
–relatan los representantes del lugar– están la posta negra de Cartagena, la sobrebarriga y el sancocho trifásico, este último con tres clases de carne, aguacate y arroz con coco.
De la costa hay una gran variedad de propuestas, como el guiso de camarón, langostinos y pescados como el mero. La especialidad de la casa es el ceviche de langostino, el caldo de costilla con papa, las empanadas de pipián, la arepa de huevo, el tamal bogotano y la cazuela de mariscos. Todos los platos se hacen con supervisión de Héctor Gómez, chef principal, que cuenta con la colaboración de por lo menos 40 personas en las tres cocinas del restaurante.
Las bebidas típicas también se destacan: el agua de panela, el tetero (agua panela con leche), el chocolate con leche de coco y el guarulo o el guayoyo (café de olla endulzado con panela). Todos, detalladamente elegidos para ofrecer un poco de los sabores regionales de cada rincón de Colombia, pero esta vez ubicado en Bogotá.
El chef
Héctor Gómez
Es el chef de Club Colombia desde hace cinco años. Gran parte del éxito de este restaurante se debe a su dedicación.