Lucy nació en Madison, Wisconsin.
Una madre estadounidense nunca se imaginó que experimentaría varias complicaciones para cumplir el sueño de tener a su cuarta hija. Esta historia tiene un final feliz, pero en el medio hubo situaciones que arriesgaron la vida de sus protagonistas.
Kelsey Townsend contrajo el nuevo coronavirus esperando a su bebé. Aunque no presentaba comorbilidades, la enfermedad derivó en problemas en sus pulmones. De un momento a otro pasó de una vida común y corriente en Madison, Wisconsin, a una cama en cuidados intensivos.
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“No había mucha certeza de que volvería a casa. Hubo muchas noches en las que recibí llamadas telefónicas de los médicos que decían que no creían que iba a sobrevivir a la noche; era una montaña rusa emocional”, explicó su esposo Derek Townsend.
Por recomendación médica se practicó una cesárea mientras ella, en coma inducido, dependía del ventilador mecánico. Lucy finalmente nació sana y pudo conocer a su madre tres meses después.
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“Estoy muy agradecida de estar viva y bien, y en casa con mi bebé Lucy; y estar con nuestros otros hijos Peyton, Beaux y Faith”, manifestó Kelsey en una entrevista a NBC News. Su caso conmovió a los estadounidenses, al punto que varios medios se refieren a ella como “mamá milagro”.
“Realmente no entendemos por completo por qué algunas personas se recuperan y otras no... o qué hace que los pulmones comiencen a repararse y curarse de repente de una manera que nos permita hacer el progreso que hicimos”, dijo Daniel McCarthy, el médico que trató a Kelsey.