10 cosas que debe saber sobre la cesárea

La cesárea es una cirugía compleja que en términos médicos es solo recomendable en circunstancias muy específicas, pero que también es una alternativa para muchas mujeres para las que el parto vaginal puede ser un trauma.

Por Redacción Cromos
27 de julio de 2018

Hace unas décadas se empezó a extender la idea errónea de que las cesáreas son más seguras para los bebés. Dicen que sufren menos e, incluso, que salen más bonitos. La vida y la ciencia, sin embargo, han demostrado que en un embarazo no hay lugar para absolutos: el hecho de que el cuerpo y la mente de cada mujer sean tan distintos hace que sea casi imposible predecir qué es lo mejor para ellas y para los bebés que llevan en la panza.

Hay que tener muy presente esa idea de la filósofa Virginia Held, quien aseguraba que el parto solo es comparable con la muerte; es una experiencia de tal intensidad que no solo afecta a la mujer en términos físicos sino que puede ser determinante en lo psicológico (tanto de manera positiva como negativa). Por lo tanto, a la hora de abordar las cesáreas, es necesario analizar todo el panorama y darle tanta importancia a los asuntos médicos como a la autonomía de una mamá en el momento de decidir sobre su cuerpo.

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Ante el aumento desbordado de cesáreas en el mundo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) hizo un estudio con el que concluyó que el porcentaje de cesáreas no debería ser mayor al 15%. La cifra surge después de observar que esa intervención –abrir el abdomen de la madre para extraer al bebé­– podía prevenir la mortalidad materna o neonatal en el 10% de los casos. El resto de césareas suelen ser innecesarias en términos médicos y, sin embargo, en Latinoamérica, el 40,5% de los nacimientos se dan de esta manera e incluso hay clínicas privadas en las que esté número asciende a 90% (de acuerdo con un estudio publicado en el 2016 y citado en el libro Parir de Ibone Olza).

La OMS busca prevenir esas cesáreas innecesarias porque el embarazo no es una enfermedad y con el tiempo se ha medicalizado en exceso, lo cual no siempre es positivo para las mujeres. “Una cesárea es como si te operan de apendicitis y conforme sales del quirófano te dan un recién nacido para que lo cuides, ¡estrenar así la maternidad es muy difícil! –explica la médica cirujana Ibone Olza en su libro–. Idealmente, las cesáreas deben realizarse solo cuando son necesarias por razones médicas. Se trata de una cirugíaa mayor abdominal que puede provocar complicaciones y discapacidades significativas, a veces permanentes o incluso la muerte, especialmente en los lugares que carecen de instalaciones o de capacidad para realizar cirugías de forma segura y para trata las complicaciones quirúrgicas”.

Al punto de vista de Olza se opone una realidad igual de alarmante: en muchos países no existen las condiciones para hacer una cesárea en los casos en los que es absolutamente necesario para proteger la vida de la madre y su hijo.

Y a todo esto se suma un elemento clave para la discusión: más allá de lo que dicen los médicos, ¿cuál es la posición de las mujeres? Hay mamás que odian la cesárea, no solo porque es una cirugía que puede tardar hasta seis semanas en sanar, sino porque se sienten extrañas frente a su hijo y consideran que les han robado el parto. “El cerebro de las mujeres que han tenido cesáreas puede tardar más tiempo en adaptarse a la maternidad –explica Olza–, lo que puede traducirse en que tras una cesárea cuesta más ‘sentir’ la intensidad del vínculo con el bebé”.  

Pero también están las mujeres que aún reviven con angustia el trauma que les dejó el parto vaginal, lo cual repercute en su relación con sus hijos, con su pareja y con su cuerpo (le puede interesar El paso a paso de un parto natural). Si el parto es lo más parecido a la muerte, las mamás deberían estar en la libertad de elegir si quieren vivir el proceso o no (especialmente en tiempos en los que se tienen todas las herramientas para facilitarlo). Estar obligadas a soportar el miedo y el dolor del parto natural es tan violento como aguantar que un médico haga una cirugía mayor porque es más fácil programarla. Al final, la manera en que se vive la experiencia esta determinada por la información que recibe una mujer, la decisión que toma de manera autónoma y la forma en que se prepara para el camino que eligió.

Con todo esto en mente, si estás embarazada, planeas tener hijos o conoces a alguien para quien pueda ser útil esta información, te presentamos algunos puntos claves sobre las cesáreas que te permitirán tomar mejores decisiones y dar mejores consejos (los trabajamos con la colaboración de  Alexandra Casasbuenas, ginecobstetra con especialidad en Medicina Materno Fetal, y tras la lectura del libro Parir, de Ibone Olza):

1.Una cesárea no debería programarse –a menos de que la mamá o el bebé corran algún riesgo– antes de la semana 37. El bebé aún no se encontrará en las condiciones ideales para conocer el mundo.

2. Después de la semana 40, la posibilidad de que el bebé sufra de hipoxia durante el parto (falta de oxígeno) aumenta y esto puede llevar a que nazca con parálisis cerebral o retraso mental. Para evitar este riesgo, en Colombia los médicos prefieren inducir el parto o programar una cesárea en la semana 39.

3.  Si el bebé no se acomodó adecuadamente y viene sentado, lo más seguro será hacer una cesárea.

4. La cesárea no es recomendable si usted planea tener más de dos hijos. Con cada nueva cesárea aumenta en un 20% la posibilidad de que la placenta se implante mal en el útero y esta es una complicación muy grave para la mamá.

5. Durante el parto vaginal, se presionan los pulmones del bebé y esto permite que expulse el líquido amniótico y respire más fácilmente al nacer. Así mismo, se invade la vía aérea y el tracto gastrointestinal del niño de las bacterias de la vagina de la mamá, lo cual ayudará a que le den menos cólicos, a que coma mejor, a que su sistema inmune sea más fuerte. Por el contrario, los estudios demuestran que los bebés tienen mayores dificultades respiratorias al nacer por cesárea y en ciertos casos pueden requerir hospitalización. También pueden sufrir de hipoglucemia e hipotermia, especialmente si no son colocados sobre el cuerpo de la madre al nacer. Y hay algunos estudios que indican que los recién nacidos tras una cesárea programada tienen más dificultades en la orientación olfatoria para el inicio de la lactancia.

6. De acuerdo con la OMS, no hay pruebas de que después de una cesárea previa sea necesaria una nueva cesárea. No obstante, existe el riesgo de que la herida de esa primera cesárea se abra si hay un parto vaginal posterior.

7. Es necesario estudiar cada caso independientemente. Por ejemplo, a las mujeres que tienen miomas se les recomienda el parto vaginal porque con la cesárea se corre el riesgo de una hemorragia.

8. Con la cesárea, la mujer corre más riesgos de sufrir peritonitis o de tener una lesión abdominal, vesical o intestinal.

9. Existen dos tipos de cesáreas: la programada y la de urgencia. La primera (que ocurre cuando el bebé viene sentado, por ejemplo) tiene menos riesgo de infección que el parto vaginal. La de urgencia tiene más riesgo de hemorragia e infección que la programada y que el parto vaginal. Todo parto vaginal puede terminar en una cesárea de urgencia.

10. Un estudio realizado con 1.100 mujeres encontrò que las madres que se sometieron a cesárea tenían las puntuaciones más altas en el test para detectar la depresión postparto, aunque seis meses después del nacimiento estas diferencias ya no eran detectables. 

Por Redacción Cromos

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