La meditación está basada en la concentración, los más pequeños pueden ejercitar su mente con esta práctica.
Son frecuentes en ambos sexos, en la edad infantil, llegando a presentarse en el 7% de la población en edad escolar. Suelen tener alguna alteración del sistema nervioso central y es frecuente que dicha condición se presente en más miembros de la familia. Tienen, además, dificultad para permanecer sentados, atender una clase, esperar en una fila o prestar atención a los detalles. Algunos niños también tienen dificultad para recordar las cosas que necesitan para su diario vivir.
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En general, para ellos es difícil mantenerse atentos en las tareas o los juegos, pareciendo no escuchar cuando se les habla. Les cuesta trabajo y por eso evitan las actividades que requieran esfuerzo mental o concentración por mucho tiempo. Suelen perder sus pertenencias y se distraen fácilmente.
Puede existir hiperactividad, muestran inquietud en manos o pies, que los mueven al estar sentados. Se paran de la silla varias veces o se salen del salón sin motivo aparente. También les cuesta permanecer callados, presentan permanente exceso de actividad física, como si fueran manejados con un motor encendido que los obliga a correr y a trepar en sitios inadecuados. El manejo de estos tipos de trastorno, ya sean de atención o de aprendizaje, requiere comprensión, para dar-les a los niños la atención personalizada que necesitan, además del apoyo y ayuda de padres y tutores para no juzgarlos ni castigarlos.
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El apoyo profesional es esencial, sobre todo en el área de la psicología y de la fonoaudiología. El uso de medicamentos siempre ha causado controversia por sus efectos. Dada la condición actual de la pandemia, estos procesos se han incrementado, siendo imperante una aproximación comprensiva para su mejor manejo. De este modo, los padres y los tutores permitirán que los niños desarrollen sus habilidades de manera favorable.
Autor de la columna: Santiago Rojas.
