Si tu bebé tiene un fuerte apego a ti, podría estar empezando a tener mamitis. Te contamos cómo puedes trabajarlo, sin que tu bebé sufra.
Luego de 9 meses en la barriga y otros cuántos de que mamá sea la persona fundamental para alimentar y mantener seguro, es normal que un bebé sienta un fuerte apego emocional. Este sentimiento es conocido popularmente como “mamitis”.
Hay casos en que por más que el papá, abuelos y otros familiares cercanos, intenten cuidar al bebé, siempre termina haciendo pataletas buscando a mamá.
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La mamitis o apego excesivo de un niño se puede resolver con paciencia y cariño, ya que, en la mayoría de los casos, esta es solo una fase necesaria en el desarrollo social del bebé, que se logra superar con una actitud segura y positiva por parte de los padres.
Generalmente, el periodo de la mamitis inicia sobre los 10 meses o un año, en que el bebé debe empezar a hacer más cosas por su cuenta, mamá no puede cargarlo tanto tiempo y otros familiares empiezan a interferir más en su día a día.
¿Cómo superar la mamitis?
El primer aspecto clave para este proceso es que ambos papás y familiares más cercanos estén de acuerdo en el plan de acción que llevarán a cabo. En el proceso de crianza puede haber momentos en que el padre o abuelos se sientan desplazados por la indiferencia del bebé, por lo tanto, es necesario actuar con paciencia.
Deben intentar averiguar qué nos intentado decir el niño con su actitud ¿busca imponer su voluntad o necesita que lo hagamos sentir seguro? ¿Tiene miedo o rabia?
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Cuando vamos entendiendo el carácter de nuestro bebé podremos crear una solución que fomente su autonomía personal y la seguridad en sí mismo, sin que tenga que sufrir. De la misma forma en que sucede cuando un niño empieza a ir la guardería o el colegio, el “curar” la mamitis se debe hacer con una separación madre-hijo progresiva.
Hay días en que será más fácil que el niño coma, juegue y se relacione por su cuenta, mientras habrá otros en los que esté atravesando un momento difícil, de cambios o miedos, en los que tu presencia es realmente necesaria, por lo tanto, no dudes en estar a su lado.
Los padres también deben superar la mamitis
Poco a poco, el pequeño irá aprendiendo a separarse de su madre o de sus padres (ya que también existe la papitis, aunque no sea tan frecuente) y a su vez los papás deben recorrer este camino, ya que es muy fácil caer en la sobreprotección, que no te dejará superar la dependencia.
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Dentro de su crecimiento es necesario que los padres ayuden a facilitar las herramientas y aprendizajes para que el bebé se maneje por sí mismo e irle retirando los apoyos innecesarios. Para los papás este es uno de los aspectos más retadores, difíciles y, a la vez, satisfactorios.
Consejos para superar la mamitis
- El lugar donde tu bebé se siente más seguro y cómodo es su casa, por lo que es el primer escenario donde puedes empezar a crear distancia. Por medio de juegos, mimos o cualquier otra opción que se te ocurra puedes ir ayudando al desapego: puedes estar en una habitación y él en otra mientras hace algo que le gusta, mientras sigue escuchando que le hablas con cariño.
- Inicialmente puede sentirse extrañado e irá a buscarte, pero debes ser paciente para que entienda que debe ser independiente.
- Acerca a otras personas del entorno en todo su proceso: su padre, los abuelos, los tíos y demás familiares deben entender que el niño no los está rechazando, sino que se siente inseguro, por lo que deben ganarse su confianza. Por ejemplo, empieza a hacer actividades con otros miembros de la familia, como el cambio de ropa, recibir el tetero o que el papá tome las riendas entre juegos.
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- Crea pequeñas separaciones no traumáticas y graduales, por un par de horas, mientras asocian este tiempo con actividades que le gusten al niño, como quedarse con un abuelo o ir al parque. Inicialmente, déjalo con alguien y en un lugar que ya conozca, por ejemplo, estar con sus abuelos, en tu propia casa. Despídete siempre de él con una sonrisa (que no sienta que desapareciste de repente) y dile cuándo vas a volver en un tono tranquilo.
- Usa pequeñas recompensas si va logrando despegarse un poco. Puedes llevar alguna comida que le guste al llegar a casa o salir a dar un pequeño paseo juntos cuando regreses.
- Si ves que el problema no cede, no tengas miedo o vergüenza de acudir con el pediatra u otro especialista que te ayude a marcar las pautas que debes seguir.