Por estos días, algunas mujeres empiezan a producir calostro, ese líquito amarillento que se convertirá en la primera vacuna del bebé.
Aquellos órganos que te sirven para conocer y captar lo que sucede a tu alrededor, percibir los estímulos internos y externos, y adaptarte a tu entorno, también presentan modificaciones durante la gestación, de nuevo por cortesía de los cambios hormonales.
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Sigue a Cromos en WhatsAppAsí es; el gusto, el olfato, el tacto y la vista manifiestan alteraciones y se vuelven más sensibles. Y aunque ciertas transformaciones te causarán molestias, algunas de ellas resultarán benéficas para el desarrollo del bebé en el vientre. ¿Cuáles son dichos cambios?
Olfato
Ocurren especialmente en el primer trimestre, etapa en la que tu olfato se desarrolla y se agudiza más, motivo por el que probablemente el aroma de una flor que antes te molestaba, ahora te resulta atrayente, o la fragancia que no podía faltar cuando asistías a reuniones, hoy te provoque repugnancia.
Este trastorno es conocido como hiperosmia, que “es el aumento en la sensibilidad a los olores; es decir, que un olor normal es percibido con más facilidad cuando se está embarazada, inclusive puede provocar náuseas y vómito. Esto se debe al aumento de los estrógenos durante el embarazo”, comenta Ayda Rocío Castillo Méndez, ginecoobstetra de la Clínica de la Mujer. La gestante siente agrado o repulsión a olores que antes suscitaban el efecto contrario.
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Entre los olores más comunes que molestan a las embarazadas están los de pescado, carnes, café, tabaco, perfumes de aroma penetrante y sudor. Pero este cambio va más allá de las hormonas, y muchos especialistas argumentan que se relaciona con un sistema de autoprotección de las mamás con el fin de proteger al bebé que está en su vientre ante ciertas sustancias que pueden perjudicar su desarrollo. Así lo demostró un estudio de la Universidad de Umeå, en Suecia.
Aunque hay casos en los que dicha agudeza olfativa y el desagrado por ciertos olores puede permanecer durante todo el embarazo, y aún después, lo más seguro es que desaparezcan en los primeros meses y puedas volver a la normalidad, al menos en este aspecto.
Las náuseas y vómitos también se asocian a estas transformaciones del olfato y del gusto, que precisamente pueden producirse por el fastidio causado por algunos olores y sabores.
Gusto
“El sentido del gusto está relacionado con el olfato y, por lo tanto, también se agudiza durante el embarazo, haciendo que haya mayor percepción a sabores fuertes o dulces, y provocando cambios en los gustos”, según comenta la doctora Castillo.
Si de repente sientes muchas ganas de probar la torta de dulce que despreciabas, o aborreces los espaguetis que te encantaban, no te sorprendas. Una de las razones de tal situación es la disminución en la producción del ácido clorhídrico durante la digestión, que provoca un sabor metálico que modifica el sabor de los alimentos que comes. Para equilibrar dicha reducción, el organismo requiere de alimentos ácidos.
Además, como tus niveles de glucosa en la sangre también disminuyen, muy seguramente tu cuerpo reclamará alimentos dulces, por lo que no es extraño que te antojes, por ejemplo, de bizcochos, ponqués o helados, así antes del embarazo no clasificaran dentro de tus preferencias gastronómicas.
Tacto
Este sentido, que te brinda la oportunidad de percibir diversos estímulos externos, también sufre importantes cambios. Durante el embarazo hay más cantidad de sangre en la superficie de tu piel, y por esta mayor vascularización se torna más sensible.
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Por eso se altera la percepción de determinadas sensaciones y puedes tener más calor, sentir más sudor y picor en algunas zonas de tu cuerpo. Uno de los órganos más afectados son tus pechos, que por la hipersensibilidad que sufren te causan molestias, especialmente durante los primeros meses de la gestación; tomar gran cantidad de agua, mantener permanentemente buena higiene y usar ropa fabricada con tejidos naturales, cómoda y fresca, son medidas que te aliviarán.
Vista
Durante la gestación las hormonas progesterona y relaxina ocasionan retención de líquidos, factor que perjudica la córnea y el cristalino de tus ojos. Como resultado, es probable que tu visión disminuya y que algunas imágenes se vuelvan borrosas o te cueste trabajo enfocarlas bien.
No hay motivos para preocuparte, después del nacimiento de tu pequeño muy seguramente todo será como de costumbre. Incluso, si usas gafas o lentes de contacto, tu fórmula no debería variar por esta situación específica.
Oído
Es el único sentido que no presenta modificaciones, o son casi imperceptibles. No obstante, ante ruidos o sonidos intensos puede aumentar tu ritmo cardiaco y el consumo de energía, razón por la que es posible que te canses o te estreses. Por eso, en la medida de tus posibilidades, intenta permanecer tranquila y en lugares con poco bullicio y ruidos estridentes.