Luego de pasar el embarazo, enfrentarse a los retos de la lactancia, el inicio de la salida de los dientes y tantas historias más de la maternidad, te podrías preguntar “¿Será esta la etapa más dura?”
Seguramente entraste a este artículo para saber a qué te enfrentas y cuándo pasará “la peor parte” de esta aventura llamada maternidad. Sin embargo, hay muchas cosas que debes saber y la primera de esas es que no existe una respuesta absoluta.
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Tengo la oportunidad de estar rodeada de mamás con hijos de diferentes edades, por lo que he podido identificar algunos de los retos que podrá haber por el camino.
Mientras para algunas mamás el embarazo ha sido la etapa más dura de la maternidad, por enfrentar fuertes síntomas que las tuvo en cama, hay otras que disfrutaron los 9 meses sin mayores sobresaltos.
Hay quienes dicen que la lactancia es la etapa más compleja, al pasar por episodios de mastitis y problemas de agarre de su bebé, causando dolor y frustración. Mientras hay mamás que han podido amamantar a sus hijos desde el primer día como una experiencia color rosa.
Para otras parejas, lo más difícil ha sido coger ritmo con la llegada del bebé a casa, las nuevas rutinas, las pocas horas de sueño y aprender a diferenciar el llanto de hambre del llanto de cansancio.
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Por otra parte, hay un amplio grupo de papás que afirman que la etapa más dura está sobre los 2 años, cuando ya caminan, pero siguen siendo un poco torpes en sus movimientos, quieren explorar el mundo, conocer texturas mordiendo todo a su paso y es el punto en donde empiezan a adquirir de manera más fuerte su temperamento, siendo cada vez más testarudos en lo que desean.
Y de esta manera podríamos quedarnos enumerando los retos de cada etapa de la vida de los hijos, siendo la época más dura dependiendo del papá al que se le pregunte.
Sin embargo, así como cada uno podría decirte que es la más difícil, también habrá quien te diga que es la más maravillosa.
Mientras batallan con la salida de los dientes, puede ser la etapa de más fotos sonrientes. Cuando se enfrentan a los primeros pasos y caídas, también llegan las primeras palabras y la magia de oírlos decir “Mamá”.
La clave es no presionarnos, llevar nuestro proceso a nuestro propio ritmo y, como mamás, darnos la mano entre nosotras. Recuerda que, así como tú batallaste con algún reto con tu bebé, que a otra persona le pareció sencillo, otra mamá puede estar pasando lo mismo. Sé empática y no señales el proceso de alguien más. Entre todas, hagámonos la maternidad un poco más amigable.