Si crees que tu pequeño puede estar sufriendo de mutismo selectivo o en riesgo de padecerlo sigue estas recomendaciones.
Si tu hijo en casa habla hasta por los codos; contigo, con su hermanita, con papá, y hasta con la mascota, pero en otros escenarios se cohíbe y, difícilmente, musita palabra y se rehúsa a conversar con otras personas, es probable que no lo haga por gusto, sino por una condición especial conocida como mutismo selectivo.
El mutismo selectivo es la dificultad o inhibición del niño para comunicarse verbalmente en contextos extraños o con personas desconocidas o poco familiares para él, a pesar de tener la facultad para hacerlo. Significa que aunque tiene capacidades comunicativas y lingüísticas acordes con su edad, solo las manifiesta con allegados íntimos.
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Timidez, introversión, dependencia, perfeccionismo y retraimiento social, son algunos de los factores que inciden en el surgimiento de este trastorno, que también está relacionado con la ansiedad y el miedo, estados que pueden condicionar al niño en muchos aspectos y afectar negativamente diversas áreas de su desarrollo integral.
Además de las características de comportamiento personal, también pueden influir condicionantes externos ligados al pequeño, “como una educación familiar basada en la sobreprotección o en el autoritarismo, mínima interacción social con otros niños o adultos, vivencias traumáticas, extremo apego a la mamá, aislamiento familiar o inducción a la perfección por parte de los padres o cuidadores”, explica María Camila Rojas Cardozo, psicóloga de la Universidad Santo Tomás.
El mutismo selectivo generalmente aparece en niños menores de 5 años o durante el comienzo de la etapa escolar. Puede extenderse en el tiempo al ser apartados y relegados por sus propios compañeritos o amigos, o cuando son extremadamente sobreprotegidos por quienes le rodean, porque se sienten en la mira y valorados negativamente.
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Toda esta situación provoca que se dificulte, aún más, el desarrollo de habilidades sociales y que se debiliten la autoestima y la seguridad de los pequeños afectados. Por tal razón, la incapacidad que sienten para hablar en determinados contextos puede aumentar, al igual que sus miedos y ansiedades.
Es importante aclarar que estos episodios, en los cuales los niños que padecen de este trastorno dejan de comunicarse, no suceden por voluntad propia, confrontación, antipatía o apatía; sencillamente experimentan un bloqueo que les impide hablar. Es probable que el desconocimiento y la incomprensión de quienes tienen contacto con ellos incrementen su incapacidad para interactuar socialmente.
Si crees que tu pequeño puede estar sufriendo de mutismo selectivo o en riesgo de padecerlo, ten en cuenta las siguientes recomendaciones, que te servirán para que afrontes esta dificultad de tu hijo con idoneidad.
No lo sobreprotejas
Al tratar de evitarle constantemente experiencias negativas, contratiempos y que se enfrente a su realidad, es probable que le resuelvas situaciones adversas momentáneamente. Pero mirando hacia el futuro, puedes ocasionarle más inconvenientes, porque evitas que desarrolle habilidades sociales y que fortalezca su independencia, seguridad en sí mismo, y su nivel de confianza y autoestima.
Estimula su interacción
La mejor manera de vencer dificultades y miedos es enfrentándolos. Por tal motivo, vale la pena que, sin presiones, invites a tu hijo a sitios que le ocasionen ansiedad para confrontarlos, y a entrar más en contacto con compañeritos de clase, vecinos y personas adultas con los que se encuentra en el barrio, el jardín, el colegio, o en fiestas, entre otros espacios; de esta manera, cada vez adquirirá más confianza.
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No le exijas tanto
Pretender que tu hijo haga todo a la perfección es causarle frustraciones y temores por no poder cumplirte. Los deberes y obligaciones son tareas indispensables para el niño, pero respeta su edad y nivel de desarrollo con el fin de que pueda responder por sus compromisos.
Resalta sus avances
Para la psicóloga María Camila Rojas, “es fundamental valorar el esfuerzo que realiza el niño por enfrentar y vencer el mutismo selectivo, reconociéndole los avances y haciéndoselo saber, pero también demostrándole en todo el proceso cariño y comprensión, y brindándole ambientes de armonía, comprensión y seguridad, para que siga avanzando”.
No actúes con autoritarismo
La disciplina y el respeto a la autoridad son esenciales en la educación de tu hijo, pero al ejercerlos con abuso creas situaciones que pueden provocarle ansiedad y temor, avivando más su dificultad para hablar y comunicarse con otras personas o en algunos escenarios.
Evita enjuiciarlo
No lo critiques ni lo reprimas, tampoco lo juzgues y, mucho menos, te burles de él por este tipo de comportamientos. No lo ayudarás y, por el contrario, promoverás el efecto contrario al mortificarlo e incrementar su nivel de ansiedad, además de quebrantar su autoestima.