La licencia de maternidad es un beneficio mínimo laboral irrenunciable.
El parto respetado o humanizado está en Colombia y, aunque aún no tiene su día especial, como ocurre en Argentina, ya tiene impulsadores profesionales. Lo primero que hay que decir es que va más allá de tener los hijos en casa, pues también puede ser en una clínica. “Hace referencia a acompañar los nacimientos, respetando los tiempos de mamá y del bebé, las particularidades que cada familia tenga (religión, etnia, creencias), las decisiones que tomen de manera informada y favoreciendo la fisiología del parto.
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En el parto respetado las familias son las protagonistas del proceso”, indica la ginecobstetra y madre Karen Pérez, de la Universidad del Rosario. Actualmente, está embarazada y tendrá a su tercer hijo en el ambiente de parto respetado, lo que aún no define es sí será en casa o en clínica. La doctora Pérez hace este tipo de partos en clínica desde que lo experimentó con uno de sus embarazos. “Me inscribí a una charla de Carolina Zuluaga (partera urbana) y me pareció extraño, hippie e incluso hice varias observaciones durante su taller, no me cabía en la cabeza. Tiempo después tomé una charla de crianza respetuosa y Paula Barreto hablaba sobre la importancia del respeto hacia el bebé desde el embarazo y en el parto, y cómo la manera en la que llega al mundo deja huellas en la mamá y en el pequeño. Paula, casualmente, había parido en casa con Carolina Zuluaga. Un mes atrás yo había empezado nuevamente a acompañar familias en sus partos. Ese momento fue revelador: supe que cada parto que acompañara debía ser lo más cálido y amoroso posible, que este no es un evento médico, es un proceso con unas dimensiones que superan lo fisiológico. Me propuse hacer parto respetado en clínica”.
A pesar de que el parto respetado data de 1930, la ginecobstetra Pérez cree que en Colombia apenas está tomando auge, porque existe un déficit en la formación académica que recibimos, entre otras causas. “El sistema de salud aún no lo contempla en las ciudades donde existe la posibilidad de tener un parto hospitalario; sin embargo, cada día más mujeres se animan a vivir esta experiencia. Los médicos no tenemos el aval desde lo legislativo para acompañar estos nacimientos. Esa es la razón por la que no lo hago, pero sí se pueden tener partos amorosos y respetados en el ambiente hospitalario, basta con cambiar el chip”.
Para la doctora no hay que persuadir a nadie de que tenga hijos en casa, solo se requiere que la familia que opte por ello esté convencida del proceso.
El parto empodera
Carolina Zuluaga, la partera urbana que menciona la ginecobstetra consultada, llegó a esta actividad luego de tener a sus dos hijos en casa. Ella es fisioterapeuta y cuenta con amplia experiencia recibiendo bebés. “Empecé a acompañar partos en casa por ser mamá de un hijo que fue planificado y muy deseado, y dentro de mis planes estuvo ese parto, fue con el médico Mauricio Espinosa, que en ese entonces dirigía la organización Procrear Parto Alternativo, era la única que atendía partos en casa. Eso fue hace 13 años y esta experiencia me cambió la vida”. Tiempo después se fue a trabajar justamente con ese doctor. Luego, en alianza con otra partera urbana, armó la Asociación de Parteras Urbanas Artemisa. Desde 2015, Carolina lidera la organización Parto Consentido.
Cree que este parto está de regreso porque la mujer vive una etapa de empoderamiento. “Da la ventaja de ser libres. Empezando por la libertad de decidir en dónde parir, con quién y cómo. Libertad de movimiento, de usar mi ropa, de comer mi comida cuando tenga hambre y, cuando tenga sed, beber; de escuchar la música que deseo, estar acompañada de las personas que quiero. La libertad de adoptar posiciones verticales, que son fisiológicas para el parto, de parir en el tiempo que lo deseemos y lo requiramos, porque, biológicamente, cada parto tiene el suyo, y no tener que hacerlo a contrarreloj, amenazada por un médico que dice que si en dos horas no dilato me operará, entre muchas otras licencias”.
En su opinión, las tradicionales condiciones hospitalarias que menciona crean estrés en la madre y en su hijo, razón por la cual surge el sufrimiento fetal que deriva en cesáreas innecesarias. Al igual que la doctora Pérez, solo recomienda este tipo de parto cuando la familia está convencida del paso que van a dar. “El miedo atrae muchas situaciones que no son saludables”, sostiene. Solo las mujeres sanas y con embarazo sin riesgo pueden optar por este tipo de nacimiento. Las que no cumplan estos requerimientos, sin duda deben tener los hijos en ambiente hospitalario, que no excluye al parto respetado.
Sobre las condiciones para que el bebé nazca en casa, la partera explica que es indispensable un espacio cómodo y limpio, en el que la mujer sienta confianza. “No estéril, porque el principio de este parto es que esté impregnado con las propias bacterias. Usamos toallas para recibir fluidos, ciertos elementos desechables, como sabanillas, guantes, gazas y agua caliente. Usualmente, trabajo con una o dos personas más y recomendamos que solo la pareja de la madre esté, porque es importante la intimidad. Una madre que se sienta intimidada no va a secretar las hormonas que necesita para poder dar a luz de manera saludable.