En este artículo encontrarás una serie de consejos, muy sencillos de poner práctica.
Después de pensarlo mucho… por fin lo decidiste. ¡Vas a ser mamá! Las responsabilidades, preocupaciones, dudas y, por qué no, los miedos te invaden, pero a pesar de todos estos pensamientos y lo que se avecina, incluso las trasnochadas, estás resuelta. Entonces, ¡felicidades!, pero antes de quedar embarazada, enfócate en mantener un buen estado de salud física y mental antes de recibir la nueva noticia: es positivo.
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Sigue a Cromos en WhatsAppPor lo menos tres meses es lo recomendado. Así que durante los 90 días previos a la gran noticia, te invitamos a que te cuides como nunca, para que el periodo de gestación y el desarrollo de tu futuro bebé transcurran sin mayores contratiempos. A continuación encontrarás una serie de consejos, muy sencillos de poner práctica.
Como primera medida, la consulta con un ginecólogo es impostergable con el fin de conocer tu estado de salud general. Para saber si el embarazo es viable o existen factores de riesgo, el especialista indagará sobre tus antecedentes médicos personales y familiares, medicamentos que tomas, peso, estatura y signos vitales; te solicitará toda una analítica, entre exámenes de laboratorio, ecografía, citología y otros complementarios de ser necesarios, y te resolverá cualquier duda que puedas tener.
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“El cuidado pre-embarazo es importante porque durante este tiempo se pueden detectar patologías que lo afectarían, como hipertensión o diabetes. En general, puede decirse que una mujer sana tiene mayores probabilidades de un embarazo normal, y si tiene alguna enfermedad, el hecho de detectarla y tratarla, haría mucho más fácil un control prenatal adecuado”, comenta el ginecoobstetra Diego Fernando Moreno.
Lograr y mantener un peso ideal será una de tus metas, porque es posible que los kilitos de más o de menos ocasionen dificultades e, incluso, enfermedades. Así que si te has excedido en las comidas, tendrás que aprender a controlarte, inclinarte por una nutrición sana y equilibrada, y dedicarle tiempo al ejercicio.
Si por el contrario, tu peso es menor al indicado, debes optar por una dieta igualmente saludable pero que te ayude a subirlo y a ganar masa muscular. La valoración nutricional con un especialista es fundamental para saber qué tipo de hábitos alimentarios son aptos para ti y qué cantidad de proteínas, minerales, vitaminas, grasas, hidratos de carbono, etc., tendrás que consumir para aumentar las calorías.
La actividad física también es fundamental, y si practicas deportes o haces ejercicio no abandones tu rutina, pero si eres perezosa para este tipo de prácticas o tus diversos compromisos de todo tipo te impiden realizarlas, anímate y bríndate espacios para comenzar a ejercitarte ya.
Además de mantener un buen estado físico, el ejercicio será de gran aporte para tu salud mental, reducir el nivel de estrés y conservar la calma y tranquilidad que necesitarás para esta nueva aventura, condiciones que también encontrarás con pausas para descansar, yoga u otras técnicas de relajación o al enfocarte en tus pasatiempos preferidos: escuchar música, leer, tocar un instrumento, bailar…
Que si puedes ir a “gozártela” en fiestas y reuniones familiares o sociales, claro que sí, pero si las bebidas alcohólicas son de tu gusto, es mejor que desde ya les digas adiós y agrega en tu lista negra también el tabaco y, por supuesto, otras sustancias psicoactivas. Si eres adicta al café, disminuye poco a poco su ingesta hasta acostumbrarte a tomar sólo una taza al día. La razón es sencilla; se trata de evitar complicaciones que puedan afectar tu embarazo y la salud del bebé, y todos estos productos pueden hacerlo.
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Tampoco debes ingerir medicamentos, ni siquiera de venta libre, sin consultar con tu médico, pues muchos están contraindicados para las gestantes por posibles complicaciones para el bebé. Lo que sí es recomendable, es tomar ácido fólico, “por lo menos desde tres meses antes de quedar embarazada y en dosis de, al menos, 1 mg. día, porque se ha evidenciado que protege contra defectos del tubo neural (meningocele). Esta vitamina sería mandatoria”, asegura el doctor Moreno, quien además comenta que cuando se lleva una dieta adecuada los suplementos vitamínicos no son necesarios. Sin embargo, cuando se determinan ciertas deficiencias, como falta de hierro, será el médico quien indique el manejo respectivo.
Y tranquila, todos estos “sacrificios” tendrán grandes recompensas al tener a tu pequeño en brazos por primera vez, y al ver y ser partícipe cada día de sus avances, aprendizajes, locuras, travesuras y, sobre todo, de la ternura y el amor que solo él –o ella– te inspirará.