En muchas ocasiones llegamos a pensar que la ansiedad es cosa de adultos, sin embargo, estamos muy equivocados. Existen muchos motivos por los que un niño podría estar pasando por cuadros de ansiedad.
El separarse de sus padres, ser víctima de acoso, un cambio de casa, quedar en medio de un divorcio o cualquier situación estresante puede crearles un trastorno de ansiedad y cambiar su actitud como respuesta a esta presión emocional.
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Ya que la ansiedad es una respuesta en el que nuestra mente intenta adaptarse al medio en el que está, entran a funcionar diversos mecanismos de defensa para enfrentar una situación que percibe como amenaza.
Problemas para dormir o falta apetito son solo algunas de las señales más comunes, sin embargo, hay múltiples alertas ante las que debemos poner el ojo para detectarlo pronto.
¿Cuáles son las señales de ansiedad infantil?
Problemas para dormir o falta apetito son solo algunas de las señales más comunes, sin embargo, hay múltiples alertas ante las que debemos poner el ojo para detectarlo pronto.
Los principales síntomas de ansiedad en los niños son:
- Problemas de sueño
- Cambios en el apetito (comer poco o con desagrado)
- Temores desproporcionados o fobias muy específicas: estar atemorizados constantemente de que los padres no vuelvan a casa, de que mueran o de ir al colegio
- Llanto desconsolado
- Dolores de cabeza, musculares o abdominales
- Inquietud
- Retrocesos en su desarrollo, como, por ejemplo, volver a orinar en la cama cuando había dejado de hacerlo
- Irritabilidad
- Dificultad para concentrarse
- Angustia
Los padres debemos estar alerta ante cualquiera de estos síntomas para detectar si es algo más, ya que combinados con los cambios que enfrenta pueden ser signos de alto estrés y ansiedad. Está en nuestras manos el encontrar soluciones a tiempo para que la salud del niño no sufra grandes afectaciones y previniendo al máximo las posibles consecuencias.
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