5 señales de que fuiste criado por papás manipuladores

Cuando somos adultos podemos notar ciertas actitudes no muy positivas, que pueden derivarse de cómo fuimos criados y lo que pasamos en nuestra infancia. Tener problemas de ansiedad, baja autoestima e ira acumulada pueden ser el resultado de una crianza no muy sana.

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En muchos casos sentimos haber tenido padres protectores y amorosos, pero detrás podrían estar siendo manipuladores, afectando al adulto que hoy somos e incluso al tipo de papá que un día seremos.

Señales de que fuiste criado por papás manipuladores

Cuando vamos creciendo y tomando nuestras propias decisiones llegando a pensar que todo lo vivido en la infancia irá desapareciendo y no serán relevantes en el futuro, por lo que el impacto de ser criado por papás manipuladores se pasa por alto.

Sin embargo, esto no es así, las huellas del control psicológico (la manipulación) prevalecen y alteran muchos detalles de la personalidad. Por ejemplo, nuestra autonomía puede quedar tan reducida al crecer con la influencia de un progenitor dominante, que aún llegados a los 30 o 40 años sentiremos el condicionante e inseguridad para poder tomar decisiones.

Los padres manipuladores no educan en la felicidad, sino en la coacción y la represión. Este modelo de crianza se basa en la sobreprotección y el control absoluto de la vida de los hijos, reduciendo su posibilidad de desarrollar independencia, creatividad y curiosidad.

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Estas son 5 señales clave que pueden mostrar que fuiste criado por padres manipuladores.

1. Te cuesta tomar decisiones

Al crecer en un entorno familiar donde siempre decidieron por ti, cuesta desarrollar la propia autonomía. Convertirse en adulto es aprender a tomar decisiones propias, pero al haber sido manipulado y controlado durante varios años, la mente se llena de inseguridades y tomar las riendas no es sencillo.

Para ti es muy difícil dar el primer paso, te asustan los cambios, cerrar etapas o iniciar nuevos proyectos. Ligado a esto, crecer en una familia manipuladora dificulta encontrar el amor y construir relaciones duraderas.

2. Constantemente te comparas

Una de las principales estrategias de manipulación es usar la comparación. Posiblemente tus papás no dudaban en compararte con otros niños, para demostrarte que no eras lo suficientemente hábil, inteligente o buen estudiante. Todo esto deja secuelas.

Actualmente sigues comparándote con los demás de forma automática, no porque seas menos en algo, sino que inconscientemente estás repitiendo las dinámicas de tu familia.

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3. Sientes la necesidad de tener validación externa

Haber sido criado por padres manipuladores tiene una fuerte consecuencia y es necesitar refuerzos externos todo el tiempo. Es frecuente que requieras recibir la validación de los demás para sentirte apreciado, saber que estás haciendo las cosas bien y mantener una imagen positiva de ti mismo.

Esa tendencia tiene otro efecto negativo y es que rápidamente puede agotar a los demás. Sin embargo, no puedes evitarlo porque es la única fuente para reforzar tu autoestima.

4. Controlas a los demás sin darte cuenta

Los patrones conductuales de nuestros padres suelen ser replicados de manera inconsciente. Incluso, en caso de tener progenitores narcisistas, hay un alto riesgo de que los hijos hereden este mismo perfil.

Un artículo de la revista PloS One afirma que esta condición psicológica es genética y que hay un alto riesgo de heredar la “grandiosidad intrapersonal y el derecho interpersonal” tan característico en este perfil.

Esto se traduce en que, en ocasiones, al ser adultos repitamos las mismas dinámicas que nuestros papás aplicaron en nosotros. Sin embargo, ser conscientes de ello es clave para frenarlo.

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5. Altibajos emocionales

Los papás que controlan, manipulan e invalidan a sus hijos van creando la marca de un trauma psicológico. Crecer en un entorno donde el amor tiene condiciones y se vulneran las necesidades de los niños, reduciendo la oportunidad de desarrollar la autonomía e identidad sana, es de los escenarios más tóxicos.

Por esto, al llegar a la edad adulta es normal que la persona sufra serios problemas para regular sus emociones y fácilmente sea cautivo del estrés y la ansiedad.