Ya puedes ofrecerle prácticamente todo tipo de verduras y hortalizas, salvo algunas que contienen muchos nitratos, como espinacas, remolacha y acelgas.
“¿Y para hoy qué tenemos de cenar?” “¡Las verduras que tanto te gustan!”. ¡Deli mami, me encantan!". Esa sería la respuesta que desearían escuchar todas las mamitas cuando les dan a sus hijos esta opción para su alimentación diaria. Pero, generalmente, ocurre todo lo contrario, y la cocina y la mesa se convierten en un “campo de batalla” con final y resultados inciertos.
La expresión en el rostro de los niños cambia; desaparece la sonrisa con la que esperaban ansiosamente por una comida más sabrosa, según su percepción, y surge la cara de insatisfacción al saber que la hamburguesa con papas a la francesa o la pizza tendrán que esperar un tiempo más.
Sigue a Cromos en WhatsAppPero independientemente del desagrado que sientan, las verduras son esenciales para una óptima alimentación de los pequeños, por el rico aporte en vitaminas, minerales, fibra vegetal y agua, nutrientes irremplazables en una dieta saludable y equilibrada. También contribuyen con micronutrientes como flavonoides, fitoesteroles y otros antioxidantes que ayudan al desarrollo óseo, muscular e inmunitario del niño y, por ende, a que mantengan un buen estado general de salud.
Te puede interesar leer: Cómo saber si estás embarazada: los síntomas que avisan
Además, “ayudan en la prevención de dificultades digestivas o colesterol alto y de enfermedades no transmisibles y crónicas, como diabetes, cardiopatías, obesidad, trastornos neurodegenerativos y algunos tipos de cáncer, entre otras”, comenta la nutricionista Silvia Margarita Contreras. Por tal razón, y para cumplir con este objetivo, instituciones internacionales como la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Organización Mundial de la Salud (OMS), recomiendan el consumo diario de 400 gramos de verduras y frutas.
“Al que madruga Dios le ayuda”, reza un refrán popular que se adecua a la importancia de introducir a muy corta edad las verduras en los menús que le preparas a tu pequeño. De esta manera, será más fácil que se acostumbre a consumirlas, y a saborearlas.
A los 6 meses de vida, cuando ya es conveniente comenzar a darle sólidos al bebé, ya puedes ofrecerle prácticamente todo tipo de verduras y hortalizas, salvo algunas que contienen muchos nitratos, como espinacas, remolacha y acelgas. Córtalas en pequeños pedazos y empieza por las de mejor sabor y no tan amargas: ahuyama, calabacín, zanahoria… Poco a poco suminístrale las amargas, como brócoli, tomate, apio o coliflor.
Te puede interesa leer: Embarazada: ¿cómo saber si tienes una infección vaginal?
Pero todavía no cantes victoria; tendrás que poner en práctica más alternativas para lograr que tu hijo sienta deleite y agrado por las verduras y hortalizas:
1.Solas no
Por lo menos al principio; es mejor que las “camufles” entre tortillas, arroz y salsas, o que las combines con frutas y diversos alimentos de su gusto. Posteriormente, y cuando esté más acostumbrado a comerlas, ya podrás prepararle ensaladas más elaboradas y con diversas verduras.
2.Con nombres llamativos
“Don tomate tímido y gordiflón” o “zanahoria larguirucha y estirada”, son apodos que despertarán el interés de tu pequeño, y que pueden inventarse entre los dos. Un estudio realizado en la Universidad de Cornell, en Estados Unidos, concluyó que al cambiarle de nombre a algunas verduras por un tiempo, su consumo aumentó, porque los niños y niñas reaccionan favorablemente ante lo que llama su atención y se sienten atraídos por la novedad.
3.Explicándole la razón
Tú sabes que son saludables, ¿pero él? No todo es por medio de juegos o de creaciones, también es ideal que le aclares por qué son necesarias dentro de su nutrición y los beneficios que proporcionan para su salud y su bienestar general.
Te puede interesar leer: ¿Qué puedes hacer si tu hijo sufre de estreñimiento?
4.Dándole protagonismo
Invítalo a que te colabore cuando vas a comprarlas, en su limpieza, en la elección del menú y, si ya es grandecito, en tareas sencillas de su preparación, siempre y cuando no corra ningún riesgo. Diversos estudios han demostrado que un alto porcentaje de los infantes que cooperan en la cocina ingieren más hortalizas y verduras.
5.Máxima creatividad
Tienes a tu favor la variedad de formas, colores y clases de verduras. Ahora te toca poner de tu parte para imaginar e inventar diferentes figuras y presentaciones que entretengan, diviertan y motiven a tu hijo: rostros de muñecos, paisajes, animales o flores, son tan solo algunas de ellas.
6.Sin imposiciones
Es ideal que le insistas en la necesidad de alimentarse con verduras, pero no obligándolo a comérselas, porque consigues el efecto contrario y rompes la armonía entre los dos. Es más aconsejable ir paso a paso, con paciencia pero sin desfallecer hasta que logres tu objetivo.
7.Con buen ejemplo
Nuevamente se convierte en la mejor herramienta para estimular un aprendizaje ideal, sobre todo si se transforma en un hábito de vida y bienestar, pues tu pequeño imitará las conductas manifestadas en el hogar. Así no te gusten mucho, cómelas para que seas un modelo para tu pequeño.