¿A qué edad debería salir solo su hijo? Estos son algunos cuidados a tener en cuenta
El miedo por ver a un hijo alcanzar la independencia siempre va a estar latente en los padres, especialmente con los riesgos que tiene la calle. Sin embargo, es una situación que todo niño y niña debe enfrentar, por supuesto con algunos cuidados para prevenir lo más que se pueda que sufran algo daño físico o psicológico en este proceso.
Por Redacción Cromos
18 de octubre de 2024
Uno de los momentos más desafiantes en la crianza es permitir que los hijos comiencen a salir solos. Después de años de protección y atención constante, los padres se enfrentan a la difícil tarea de equilibrar su miedo con la necesidad de que los niños ganen autonomía.
En una entrevista reciente con El País de España, el doctor Jesús Paños, psicólogo infantil del Hospital San Rafael, sostiene que es natural que algunas familias sientan la necesidad de sobreproteger para evitar riesgos, pero advierte que esta actitud, a largo plazo, puede desproteger al niño, privándolo de desarrollar habilidades cruciales.
¿Cuándo pueden ir solos los niños por la calle?
Aunque la sobreprotección no es la respuesta, tampoco es correcto irse al extremo de mandar a niños muy pequeños solos a la calle, y mucho menos sin un entrenamiento correcto para poder enfrentarse a los peligros del exterior.
Por esto en Cromos dejamos algunos cuidados que se deben tener en cuenta para poder tomar la decisión de dejar o no a un niño o niña solo/a en la calle:
Sigue a Cromos en WhatsApp1. Cuándo es el momento adecuado
Determinar el momento adecuado para dejar que los niños salgan solos depende tanto de su madurez como del entorno en el que viven. No todos los niños están preparados a la misma edad. Mientras que en algunos países, como Japón o Suiza, los niños comienzan a moverse solos desde los seis años, en otras culturas, como la colombiana o la estadounidense, este paso se retrasa más.
Según Paños, no es aconsejable que los niños menores de 12 años salgan solos si no han sido preparados previamente. Esto se debe a que, antes de esa edad, suelen presentar limitaciones en su capacidad de atención y razonamiento.
2. La importancia de la preparación
Preparar a los niños para moverse solos es una tarea que debe comenzar mucho antes de dejarlos salir por su cuenta. Los niños necesitan desarrollar competencias como la autonomía, el autocontrol, la capacidad de organización y las habilidades sociales y emocionales. Rafael Bisquerra, director del Postgrado en Educación Emocional y Bienestar de la Universidad de Barcelona, subraya que estas habilidades son esenciales para una convivencia social saludable y deberían estar presentes tanto en la familia como en la escuela.
Los expertos coinciden en que las primeras salidas deben ser progresivas y bajo supervisión. Actividades sencillas como ir a comprar pan o sacar la basura pueden ser los primeros pasos hacia la independencia. Estas pequeñas tareas les permiten ganar confianza y seguridad en sí mismos, y los prepara para enfrentarse a situaciones más complejas en el futuro.
3. Entorno físico y red de apoyo
El entorno juega un papel crucial. Los padres deben asegurarse de que sus hijos se muevan en rutas bien iluminadas, transitadas y seguras. En algunos lugares, como en Japón, la confianza social en la comunidad permite que los niños adquieran autonomía desde una edad muy temprana. Sin embargo, en otros países, la preocupación por la seguridad es mayor debido a factores como el tráfico, la delincuencia o la falta de infraestructura adecuada para los peatones.
También es fundamental contar con una red de apoyo. Conocer a las personas con las que el niño interactúa en su entorno, ya sea en la escuela o en el barrio, brinda un extra de seguridad. Es recomendable establecer puntos de referencia seguros donde el niño sepa que puede pedir ayuda si lo necesita.
4. Desarrollar habilidades emocionales y sociales
La autonomía y la autoestima están estrechamente ligadas. Al permitir que los niños asuman pequeñas responsabilidades en casa, como organizar su habitación o preparar su mochila, se les ayuda a reconocer su capacidad para manejar situaciones por sí mismos. Esto, a su vez, les da confianza para desenvolverse en el mundo exterior.
Como señala Bisquerra, “lo importante no es tanto si salen solos a los 6, 8 o 10 años, sino que cuando lleguen a la adolescencia estén preparados para hacerlo de manera responsable”. A lo largo de la infancia, los padres deben educar a sus hijos en un delicado equilibrio entre el reconocimiento de los riesgos y el desarrollo de la autonomía personal.
5. Evitar la sobreprotección
El temor a que algo le suceda un hijo es natural, especialmente cuando se tienen en cuenta estadísticas preocupantes sobre desapariciones infantiles, como las que reporta Medicina Legal en Colombia. De acuerdo con la entidad, en lo que va de 2024 se han reportado más de 1.100 menores desaparecidos en todo el país; esto quiere decir que en promedio desaparecen tres niños por día en Colombia.
Sin embargo, Paños advierte que el exceso de sobreprotección puede ser contraproducente. “No podemos polarizar siempre el riesgo”, asegura. Enseñar a los niños a enfrentarse a situaciones desconocidas de manera segura es esencial para su crecimiento.
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De esta forma, facilitar que los hijos ganen autonomía y se enfrenten al mundo de manera responsable requiere tiempo, preparación y confianza mutua. A medida que los niños crecen, es importante acompañarlos en su proceso de aprendizaje, dándoles las herramientas necesarias para moverse por su cuenta, siempre con el apoyo y guía de los padres.