Cinco cuidados después del parto que debes tener en cuenta

Luego de 9 meses esperando la llegada del nuevo integrante de la familia y atravesar por todo un trabajo de parto, como mamás al fin podemos disfrutar del momento de sostener a nuestro bebé en brazos, haciendo que todo valga la pena.

Claramente cada embarazo es distinto y la manera de vivir el postparto es una experiencia muy personal, pero en la gran mayoría de los casos, desde el día del nacimiento del bebé nuestra vida se revoluciona completamente, para darle lo mejor a ese pequeño ser.

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Uno de los mayores errores que cometemos es volcarnos exclusivamente al cuidado del recién nacido, olvidando que el parto es un trabajo en equipo en el que tu cuerpo fue el mayor impactado y de la misma manera requiere atención.

La doctora Marlén Aleyda Suazo Menocal, asesora médica de la Fundación de Waal, da algunas recomendaciones y consejos para que puedas tener una etapa postparto mucho más informada y con los cuidados adecuados.

Los cuidados fundamentales que debe tener una mujer después del parto

Desde el momento del nacimiento del bebé, durante la cuarentena y en las primeras semanas de acople al nuevo ritmo de vida, hay diferentes áreas que deben ser atendidas en la mamá y que resumiremos en 5 áreas de cuidados: la atención médica, la higiene, el descanso, la alimentación y la salud emocional.

1. Los cuidados médicos

Es clave que estés atenta al monitoreo de tus signos vitales como presión arterial, temperatura, frecuencia respiratoria y frecuencia cardiaca, por esto debes acudir a las revisiones médicas con tu bebé, que se realizan a los 7 y a los 30 días después del parto, para asegurarte de que los dos están bien.

También debes estar pendiente de la presencia y cantidad de los loquios. Los loquios son un fluido vaginal que se expulsa a lo largo de los días posteriores al parto, que está compuesto por sangre y desechos de las paredes uterinas. Son similares a la menstruación y suele durar unas 2 semanas.

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Si no están presentes significa que tu cuerpo puede estar reteniéndolos y ocasionar complicaciones médicas, por lo que debes estar atenta a la evolución de este proceso y recurrir al médico si no ha sucedido, si se convierte en una hemorragia persistente o si tiene mal olor.

Además, sea que hayas tenido un parto natural o por cesárea, debes iniciar a moverte lo más pronto que puedas, con ejercicio limitado y sin hacer demasiadas fuerzas, ya que esto aportará a una recuperación más rápida.

Las mamás deben acudir al médico de inmediato si hay fiebre de más de 38 grados, aumento de la presión arterial, dolor intenso de cabeza, mareos, vista nublada, dificultad para respirar o dolor y endurecimiento de los pechos. Cualquiera de estos síntomas requiere atención médica inmediata.

2. Higiene

El baño y aseo diario te ayudará a tener una recuperación pronta, a reconocer cualquier signo de alerta en tu cuerpo y puede ser tomado como un tiempo de descanso en tus nuevas labores como mamá.

Los especialistas recomiendan mantener el área perineal (entre el ano y los genitales externos) siempre seca y hacer la limpieza de los puntos (si fue necesario ponerlos) únicamente con agua y jabón.

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Debes hacer el cambio de toallas sanitarias o protectores diarios cada 4 horas, para evitar infecciones y que todo permanezca limpio. También puedes ponerte hielo en la zona si sientes inflamación.

Mantente siempre lo más cómoda posible, tanto en la posición como en la ropa que utilizas, ya que atuendos ajustados podrían dificultar la recuperación y la lactancia.

3. Descanso

Es normal que después del parto te sientas agotada y la fatiga se extienda por varios días, por lo que el descanso es muy necesario. Intenta dormir las horas recomendadas y no excederte en esfuerzos físicos.

“Sin embargo, después del tiempo de recuperación es preferible iniciar la deambulación (dar pequeños paseos y hacer movimiento constante) para evitar riesgos de tromboflebitis, de preferencia iniciar en el momento que la mujer lo considere y siempre debe estar acompañada”, explica la especialista.

El movimiento también ayuda a mejorar la movilidad intestinal, para evitar que la mamá esté sufriendo de estreñimiento, sino que tu sistema digestivo funcione de la mejor manera.

En cuando al ejercicio, la madre puede comenzar a realizarlo lo más rápido posible siempre y cuando no sea intenso, para evitar lastimarse.

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4. Alimentación

Los médicos recomiendan una alimentación balanceada, rica en proteínas que facilitarán el proceso de cicatrización.

Además, una alimentación balanceada ayuda a la mamá en la producción de leche, ya que su organismo estará trabajando de la mejor manera, preparándose para responder a la demanda del bebé de la lactancia materna.

También se debe mantener un consumo adecuado de líquido y fibra natural, para evitar el estreñimiento y las molestias por otras enfermedades, por ejemplo, las hemorroides, colon irritable, etc.

5. Salud emocional

Una de las áreas que en ocasiones se deja de lado es la salud emocional de la madre, que tras el parto enfrenta muchos cambios. Es importante crear un ambiente de armonía, tranquilidad, seguridad y comprensión para la mujer y el bebé, acompañados por su familia.

El apoyo familiar hace una gran diferencia, al repartir la carga de los cuidados alrededor de la mamá y el recién nacido. Además, es importante compartir o escuchar la experiencia durante el parto, ya que la mamá puede sentirse cargada de una experiencia que es fuerte para muchas mujeres.

El apoyo a la nueva mamá se puede manifestar mediante abrazos o palabras de ánimo, especialmente si se están enfrentando a sentimientos como la ansiedad e inseguridad. También es importante recordar que la conversación y el llanto son válidos como respuesta emocional.

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Además, si hacemos parte del entorno familiar de una mujer que acaba de dar a luz, podemos ayudar identificando cualquier alerta de que esté pasando por depresión postparto y ofrecerles nuestro apoyo para superarlo.

Entre los principales síntomas de este padecimiento están la pérdida de energía, cambios en el apetito, necesidad de dormir más o menos de lo normal, ansiedad, desconcentración constante, inquietud, sentimiento de inutilidad, culpabilidad o desesperanza y pensamientos de autolesión o suicidio.

Si se identifica una, o varias, de estas señales es fundamental solicitar ayuda médica para poder llevar el tratamiento adecuado.