La crianza es un proceso fundamental en el desarrollo de los niños, ya que forma la base de su bienestar emocional, social y cognitivo. Implica brindar amor, límites claros y apoyo constante para fomentar la autoestima y la independencia.
La comunicación abierta y el ejemplo positivo son esenciales para transmitir valores y habilidades que perduren toda la vida. Cada familia enfrenta desafíos únicos, pero la paciencia y el respeto mutuo son claves para superarlos.
Sigue a Cromos en WhatsAppAdemás, adaptar la crianza a las necesidades individuales de cada niño ayuda a potenciar su desarrollo y a fortalecer el vínculo familiar, creando un entorno seguro y enriquecedor.
Hablar con los hijos desde la empatía y la honestidad fortalece la relación y fomenta la confianza mutua.
Pautas de crianza
La crianza es un viaje personalizado. Aunque hay innumerables guías y consejos, cada familia es un mundo aparte. Lo que resulta efectivo para unos padres puede no serlo para otros. Es un proceso de aprendizaje constante, donde los aciertos y los errores nos moldean como padres.
A partir de lo mencionado anteriormente, los especialistas en crianza sugieren cuatro principios fundamentales:
Mantener la relación como prioridad
La clave para encontrar el equilibrio entre el cariño y las normas es priorizar la relación con nuestros hijos. Al mostrarles amor incondicional, incluso en sus momentos más difíciles, les transmitimos seguridad y les ayudamos a desarrollar una autoestima saludable.
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Como explica Brenna Hicks, terapeuta de juego, según el portal Bebés y más, esto no significa ser permisivos, sino establecer límites claros cuando sea necesario, siempre desde una perspectiva de comprensión y aceptación.
Promover su sentido de sí mismo
El mismo portal señala que según Emily Edlynn, psicóloga clínica, es crucial aceptar a nuestros hijos tal como son.
Esto implica reconocer sus intereses y pasiones sin tratar de moldearlos a nuestra imagen. Al sentirnos aceptados, los niños se sienten más seguros para explorar su identidad y desarrollar su autonomía.
Esforzarse por dar lo mejor y reparar cuando se cometen errores
La crianza es un proceso de aprendizaje continuo, lleno de aciertos y errores. Lo importante es estar dispuestos a reconocer nuestros fallos y aprender de ellos.
Como señala la psicóloga Kennedy-Moore, nuestros errores nos brindan la oportunidad de enseñar a nuestros hijos habilidades sociales fundamentales, como la empatía y la capacidad de pedir disculpas.
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No descuidar nuestras propias necesidades
Para criar hijos felices y saludables, es fundamental que los padres cuiden de sí mismos. Como señala Terri Sabol, profesora asociada en desarrollo humano y política social en la Universidad Northwestern a Bebés y más, el estrés parental puede afectar negativamente las relaciones familiares.
Priorizar nuestro bienestar no solo nos permite ser mejores padres, sino que también nos ayuda a disfrutar más de la crianza.