Aunque no existen manuales o guías universales para afrontar la muerte de un hijo, la psicóloga Lilian María Moreno Charry ofrece algunas claves para entender y transitar este proceso de manera saludable.
Moreno Charry, psicóloga con una maestría en Educación desde la Diversidad y especialista en Gestión Humana, quien actualmente ejerce como docente de psicología en la Fundación Área Andina y profesional en el programa de acompañamiento integral en la Universidad Tecnológica de Pereira, enfatiza la importancia de reconocer que no hay un solo camino para superar esta pérdida. “No existe ni una fórmula ni una ley general de cómo afrontar”, afirma, destacando que cada persona es única y, por lo tanto, también lo será su manera de vivir el duelo.
Sigue a Cromos en WhatsAppCrear un espacio seguro para el duelo
El primer paso esencial para empezar a lidiar con la muerte de un hijo es encontrar un espacio seguro donde las emociones puedan ser expresadas libremente. “Es necesario un lugar seguro que sea abierto al sentir”, explica la psicóloga.
Este espacio puede ser tanto físico como emocional: puede tratarse de un rincón de la casa, una reunión con seres queridos o incluso sesiones de terapia. Lo fundamental es que se permita la expresión honesta del dolor.
En este sentido, buscar apoyo es crucial. Moreno Charry subraya que el duelo no debe ser un proceso aislado. Contar con alguien que escuche sin juzgar, que brinde consuelo o simplemente que esté presente, puede marcar una diferencia notable en el camino de sanación.
“Que puedas expresar tus emociones tranquilamente, que puedas sentir apoyo de otra persona”, menciona, resaltando la importancia de la conexión humana en momentos tan difíciles.
Recordar a tu hijo con amor
Un aspecto vital que la especialista señala es aprender a recordar con amor. En lugar de intentar borrar o evitar los recuerdos, es saludable mantener presente al ser querido que se fue, pero desde el amor y no únicamente desde el dolor. Hacer esto, según Moreno Charry, es una de las formas más poderosas de mantener la memoria de un hijo viva sin que esto implique quedar atrapado en el sufrimiento.
Crear rituales significativos para honrar la memoria de quien partió, ya sea encendiendo una vela en su honor, escribiendo cartas o manteniendo objetos especiales, puede ayudar a canalizar el dolor y transformarlo en una fuente de paz. El objetivo no es olvidar, sino encontrar maneras de convivir con la ausencia.
Por otro lado, superar la muerte de un hijo no tiene nada que ver con dejar de sentir tristeza. La psicóloga enfatiza que, más que una superación en el sentido convencional, lo que debe buscarse es “sobre todo aprender a vivir con este dolor”, reconociendo que este no desaparecerá, pero sí se puede integrar a la vida de una manera que permita seguir adelante.
El duelo, como proceso, no tiene un límite de tiempo fijo. Algunas personas podrían necesitar meses, mientras que para otras el camino puede durar años. Lo importante es que cada quien, en su propio tiempo y espacio, logre encontrar herramientas que le ayuden a seguir adelante sin forzar el proceso.
Estrategias de afrontamiento
Para lidiar con el duelo, Moreno Charry recomienda identificar formas de afrontamiento que se adapten a las necesidades individuales. Algunos encuentran alivio en la escritura, otros en el ejercicio físico, la meditación o incluso en la religión. La clave está en encontrar actividades o hábitos que nos permiten gestionar el dolor de manera constructiva.
En este sentido, acudir a terapia psicológica o grupos de apoyo también puede ser una excelente herramienta. Estos espacios ofrecen la posibilidad de compartir experiencias con otras personas que están atravesando situaciones similares, lo que genera un sentido de pertenencia y comprensión mutua.
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El mensaje final es que superar la muerte de un hijo no implica olvidar, sino aprender a convivir con el vacío y el dolor. Como bien señala Moreno Charry, “aprender a vivir con este dolor” es un acto de valentía y resiliencia. Es fundamental recordar que cada persona tiene su propio ritmo y que no existe una fórmula exacta para alcanzar la sanación emocional.
Al final, el proceso de duelo es profundamente personal. La clave está en permitirte sentir, expresar y buscar apoyo cuando lo necesites. Con el tiempo, es posible encontrar un nuevo sentido a la vida, aunque siempre llevemos en el corazón el recuerdo del hijo que se fue.