Uno de los factores determinantes en los cambios que atraviesan las mujeres en el embarazo es el aumento de las hormonas, responsables tanto de cambios físicos como de altibajos emocionales, con vaivenes anímicos que toda mujer espera pasen cuando llegue el parto.
Sin embargo, en el posparto, las hormonas vuelven a tener un papel protagónico al seguir revolucionadas, por lo que la nueva mamá, podría pasar por el ‘baby blues’, o tristeza posparto, toda una montaña rusa emocional: puede llorar hoy, sentirse la más feliz mañana, sentir que no puede cargar con todo o que no necesita ayuda de nadie, en un abrir y cerrar de ojos.
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La mayoría de las mujeres espera que luego de que pase el periodo de adaptación con el bebé y su cuerpo se ‘equilibre’ después de todo lo que ha vivido, su cerebro y sus emociones vuelvan a estabilizarse como siempre.
Sin embargo, la ciencia ha demostrado que, una vez llega la maternidad, las emociones de las mujeres cambian para siempre, ya que su cerebro se modifica de manera importante: por el instinto y para adaptarse a lo que será su nueva vida.
Así cambia el cerebro de las mujeres por la maternidad
La ciencia ha demostrado que, una vez llega la maternidad, las emociones de las mujeres cambian para siempre, ya que su cerebro se modifica de manera importante: por el instinto y para adaptarse a lo que será su nueva vida.
Un estudio del University College London, publicado por el National Center for Biotechnology Information, se dedicó a observar la respuesta de una amígdala cerebral de las madres.
Los investigadores monitorearon los cambios en el cerebro de un grupo de 22 mujeres que habían sido madres en los últimos meses para saber cómo reaccionan al ver una foto de su bebé sonriendo y cómo lo hacen cuando esa foto muestra a un bebé que no habían visto nunca. Efectivamente, había cambios en su actividad cerebral entre ambos casos.
La respuesta en esa amígdala mostró una disminución significativa de señales de ansiedad y menos síntomas de depresión cuando observaban a su bebé alegre.
Además, se pudo evidenciar que el cerebro de las madres cambia para aumentar su motivación por cuidar a su bebé, mientras guarda el equilibrio con su estado emocional, por lo que se puede considerar una actividad tranquilizante.
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Detrás de este sentimiento estaría la oxitocina: “Los niveles de oxitocina materna, sistema responsable de la unión materno-infantil, aumentan en todos los mamíferos durante el embarazo y el posparto y cuanto más involucrada esté la madre en el cuidado de los niños, mayor es el aumento de oxitocina”, afirma Ruth Feldman, una de las investigadoras del estudio.
Con la maternidad, los sentidos se agudizan
Durante el embarazo, el olfato y el gusto se alteran debido a los cambios hormonales y, en la mayoría de las madres, esa agudeza de los sentidos continuará durante la maternidad, al menos durante los primeros meses.
Por esto es posible que algunos olores específicos empiecen a agradarte más (el olor de la pintura, la gasolina, un perfume, etc.), mientras otros que te gustaban te desagraden fuertemente (sobre todo el aroma de algunas comidas)
Diferentes investigaciones han demostrado que la sección del córtex cerebral que controla el tacto también cambia para garantizar una buena comunicación entre madre e hijo desde el primer contacto piel con piel. Además, el oído también se afina para que la mujer sea capaz de reconocer los diferentes tipos de llanto de su hijo.
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Las prioridades se transforman para siempre
Mariana Pereira, de la Universidad de Massachusetts, y Joan I. Morell, de la Universidad Estatal de Nueva Jersey, realizaron un estudio para el Centro de Neurociencia Molecular y del Comportamiento, de la Universidad Estatal de Nueva Jersey, publicado en ‘eNeuro’, la revista de la Sociedad de Neurociencia norteamericana, en el que concluyeron que las prioridades de una madre cambian definitivamente desde el momento en que nace su bebé.
Afirman que la corteza prefrontal de la mujer, encargada, entre otros, de elegir entre varias opciones cuando hay que decidir, comenzará a inclinarse siempre por los estímulos más beneficios para su hijo, cuando se convierta en madre.
Las madres, generalmente, cuando tengan que tomar decisiones se pondrán en segundo lugar si es necesario, buscando la mejor alternativa en todo para sus hijos. Esta actitud no cambiará con el paso de los años, sino que es un nuevo “chip” mental bajo el que se regirá.