Embarazo de alto riesgo: ¿cuáles son los avances en el manejo?
Según especialistas de la Clínica del Country, los criterios para clasificar un embarazo de alto riesgo consisten en: maternas con edad avanzada, patologías fetales, alteraciones genéticas ya sean de los padres o los bebés, estilos de vida que pueden afectar el embarazo como el consumo excesivo de alcohol, tabaquismo, padecimiento de enfermedades renales y de tiroides, entre otras afecciones.
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¿Cuáles son los avances en el manejo de un embarazo de alto riesgo?
La decisión de posponer un embarazo debe ser analizada teniendo en cuenta diversos factores, en particular si se trata de las mujeres que se acercan a los 35 años. Si bien hoy es común tener hijos después de esta edad, a partir de los 37 años disminuye la capacidad de fertilidad y aumentan los riesgos de malformaciones fetales y enfermedades maternas.
Las patologías congénitas más frecuentes en los embarazos de alto riesgo son las cardíacas y las cromosómicas, que se determinan a través de pruebas genéticas especializadas.
“En estos 10 años, se han logrado avances en tecnología diagnóstica, y tratamientos dirigidos a las patologías maternas y fetales más frecuentes. Por ejemplo, las ecografías 4D no solo permiten observar mejor al bebé, sino aproximar al especialista sobre diferentes tipos de alteraciones fetales”, comenta el Dr. Marco Duque, jefe del Centro Materno Fetal de la Clínica del Country.
La importancia del estudio genético radica en que por medio de las pruebas diagnósticas intrauterinas se hace una evaluación de las enfermedades y malformaciones de los bebés.
Parte de este estudio contiene el análisis de líquido amniótico y la biopsia de vellosidad corial posibilitando determinar problemas cromosómicos del bebé.
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De igual manera, se ha consolidado un equipo de especialistas en las Unidades de Alta Dependencia Obstétrica (UADO), que han permitido que se preste un seguimiento eficaz a las pacientes que desarrollan patologías que ameriten su hospitalización, y el cuidado de un grupo multidisciplinario que permitirá llevar el embarazo a las mejores condiciones posibles.
“Entre las semanas 11, 22 y 28 el especialista podrá contar con una información clara sobre el estado de salud del bebé, gracias a exámenes como el tamizaje genético, diagnósticos invasivos y no invasivos de alteraciones genéticas, y ecografías para el estudio de la anatomía fetal y crecimiento del bebe”, explica el Dr. Duque.