Una de las mayores preocupaciones en las mujeres embarazadas o madres primerizas es si tendrán suficiente leche para amamantar a sus bebés. Hay quienes sienten que sus pechos no están produciendo lo que su bebé necesita, por lo que hay cientos de jugos y remedios para aumentar el flujo.
Sin embargo, poco se habla del extremo contrario: ¿Qué pasa cuando tenemos mucha leche? La hiperproducción o sobreproducción de leche materna es menos frecuente que la hipogalactia (“escasa producción de leche”) pero también existe.
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La hiperproducción es definida como un exceso de leche materna, basado en la cantidad normal que necesita el bebé para su crecimiento. Esto, que puede parecer un regalo, también puede dar ciertos problemas, tanto a la madre como al bebé.
¿Cómo se regula la producción de leche materna?
En la producción de la leche materna intervienen dos hormonas principalmente: la prolactina y el factor inhibidor de la lactancia, conocido como FIL.
Cuando el bebé succiona hace que se estimule la producción de prolactina, que viene de la hipófisis, por esto, entre más succione el bebé, mayor producción de leche materna habrá.
Por otro lado, el factor inhibidor de la lactancia materna (FIL), está presente en la leche materna y cuando se acumula suficiente en el pecho, el FIL detiene la producción de leche materna. Es un mecanismo que tiene el cuerpo para decir: “Estoy lleno, ya tengo suficiente leche, no fabriques más”.
Entonces, si el bebé mama con frecuencia, vaciando nuevamente el pecho, no habrá FIL y se producirá más leche.
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¿Cómo saber si produzco demasiada leche?
Durante las primeras semanas la gran mayoría de las mamás tienen sobreproducción de leche materna. Como nuestro cuerpo aún no sabe medir las necesidades del bebé, producimos de más “por si acaso”. Se podría decir que al principio nuestro pecho funciona como un almacén, con leche preparada todo el tiempo para cuando se necesite.
Sin embargo, con el pasar de las semanas, el pecho cambia su funcionamiento, llegando incluso a “La crisis de los tres meses”. En este punto los pechos ya no estarán tan llenos y la leche puede tardar un par de minutos en salir; por eso algunos bebés “se enfadan con el pecho”. Pero, no te preocupes, este comportamiento dura solo unos días, ya que pronto tu pecho se acostumbra al cambio y coge un ritmo de producción constante.
Pero algunas mamás mantienen este exceso de producción a lo largo de toda la lactancia, lo que puede llegar a ser un problema tanto para la madre como para el bebé.
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Problemas de producir mucha leche
La madre notará el pecho siempre lleno, incluso aunque el bebé acabe de mamar, y le goteará con frecuencia, o causando dolor e incomodidad. Muchas mamás incluso optan por levantarse antes de que su bebé les pida el pecho, para poder aliviar el dolor y la carga. Además, como el pecho no se vacía completamente, estas madres pueden sufrir obstrucción de los conductos e incluso mastitis.
Por otro lado, como se da un flujo rápido de la leche, los bebés pueden atragantarse cuando maman y, a menudo, muerden el pezón intentando frenar la velocidad de la salida de la leche. Muchos bebés “se enfadan”, especialmente al inicio de la toma, ya que les cuesta mantener el enganche, soltándose del pecho con frecuencia y tragando mucho aire.
Además, la leche materna tiene una composición distinta en el inicio de la toma que al final, por lo que, si el bebé se llena antes de acabar, no recibirá una nutrición balanceada, ya que recibe más calorías que grasas, lo que puede llevar a diferentes problemas de salud, como cólicos y problemas intestinales.
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¿Cómo manejar la sobreproducción de leche?
Antes de poner “remedio” a esta situación, es importante asegurarnos de que sí tenemos una producción excesiva de leche materna, por lo que el primer paso debe ser consultar a un especialista que aclare nuestras dudas.
Después de confirmarlo, estos son algunos tips que te pueden servir para manejarlo:
- Extrae un poco de leche antes de la toma: de esta manera tu bebé estará más cómodo y tendrá menos problemas para un buen agarre.
- Opta por amamantar recostada: en esta posición puedes disminuir los atragantamientos. También puedes pinzar el pecho para que el flujo de la leche sea más lento.
- Masajea el pecho: esto ayuda para la congestión mamaria, ya que evita que se acumule leche en una zona concreta y pueda evolucionar a mastitis.
- No uses sujetadores apretados: evitar la presión al máximo será de gran ayuda, incluso por la noche es recomendable dormir sin sujetador. Esto puede hacer que el pecho gotee menos y además se previenen las ingurgitaciones (llenado excesivo del pecho, que llega a ser doloroso).
- Ofrécele un solo pecho por toma: de esta manera vas acostumbrando tu cuerpo para disminuir la producción de leche materna. También puede hacerse una lactancia en bloque: durante un periodo de tiempo (habitualmente 3 horas) ofrece siempre el mismo pecho, mientras el otro permanece lleno. Así habrá mucho FIL y el cuerpo recibirá el mensaje de que no debe producir más leche.
