“Las imágenes de nuestros hijos pueden ser usadas para pornografía infantil”: psicóloga
La psicóloga Angie Daniela Mancilla Galvis advierte en Cromos sobre los peligros de exponer a los niños en redes sociales como TikTok, Instagram o Facebook. “Existe una red de pedófilos que utiliza videos de menores, especialmente de niños entre los seis meses y dos años y medio, para venderlos”.
Por Christopher Ramírez Hernández
18 de septiembre de 2024
Las redes sociales se han convertido en parte integral de nuestras vidas, y muchos padres comparten momentos especiales con sus hijos a través de plataformas como Instagram, TikTok y Facebook. Sin embargo, es importante tener en cuenta que la exposición de menores en internet plantea serios riesgos que no siempre son evidentes.
Esto lo tienen claro personajes de la vida pública como Camilo Echeverry y Evaluna Montaner, quienes siempre han sido muy claros en que su decisión como padres de Índigo y Amaranto es no mostrar el rostro de sus hijas en redes sociales, ni exponerlas demasiado a este mundo virtual.
Caso contrario es lo que han hecho otros famosos como Sergio ‘El Kun’ Aguero, quien ya mostró en redes sociales el rostro de su segunda hija, nacida hace menos de una semana. De hecho, es tal la exposición de la bebita que sus padres incluso ya le crearon un perfil de Instagram a nombre de ella, y con fotografías de la niña.
Entonces, viendo estos dos casos surge una duda: ¿hasta qué punto es seguro mostrar la vida de los más pequeños en redes sociales? Para abordar esta cuestión, Angie Daniela Galvis, psicóloga con énfasis en alteraciones del estado del ánimo y experta en crianza, nos comparte su visión y recomendaciones para proteger la identidad y seguridad de los niños en el entorno digital.
Sigue a Cromos en WhatsAppLos riesgos de la sobreexposición
Uno de los primeros puntos a considerar es que la publicación de contenido infantil puede ser utilizada con fines dañinos. En este sentido, Galvis menciona que “existe una red de pedófilos que utiliza videos de menores, especialmente de niños entre los seis meses y dos años y medio, para venderlos como iniciación de pornografía infantil”. Este tipo de contenido se ve facilitado cuando los padres suben fotos y videos de sus hijos en situaciones cotidianas, a menudo mostrando sus rostros o partes de su cuerpo.
Es fundamental entender que cualquier imagen que publique un adulto en redes se convierte automáticamente en contenido público, lo que facilita que personas malintencionadas puedan utilizarlo con fines ilegales. Por lo tanto, es crucial que los padres sean conscientes del tipo de información que comparten en línea y sus posibles consecuencias.
¿Qué contenido no se debe publicar?
Para prevenir estos riesgos, es esencial saber qué tipo de contenido es el más vulnerable. De acuerdo con Galvis, uno de los errores más comunes es compartir imágenes que revelen demasiada información sobre el niño.
“No se debe subir contenido donde se muestra el cuerpo de los niños, ya sea en una piscina, con traje de baño”. Este tipo de publicaciones, aunque parezcan inofensivas, pueden ser utilizadas para identificar a los menores y poner en riesgo su seguridad.
Además, no solo se trata del contenido visual. Compartir detalles sobre la rutina diaria, como los lugares que frecuentan, las actividades que realizan o sus horarios, también puede ser perjudicial. Exponer estos aspectos de la vida de un menor facilita que sean rastreados o incluso suplantados por personas con malas intenciones.
La importancia de proteger la identidad
Por lo tanto, la protección de la identidad de los niños es una de las mayores responsabilidades de los padres cuando publican en redes sociales. La experta destaca que “la exposición de la vida cotidiana y normal del niño en las redes no es recomendable. No se trata de prohibir por completo el compartir fotos o videos, pero sí de poner límites y no divulgar información sensible que pueda poner en peligro su seguridad”.
Con respecto a la edad ideal para exponer a los niños en redes sociales, Galvis explica que es una decisión personal de cada familia, siempre que se respeten los límites de la privacidad y la seguridad del menor. Lo más importante es evitar cualquier tipo de violación a la intimidad del niño y no exponer datos que puedan ser aprovechados por terceros.
El diálogo con los niños: honestidad sin incitar el miedo
Finalmente, otro de los puntos para tener en cuenta es qué tanta autonomía tiene un niño de decidir salir o no en redes sociales. Por ejemplo, en el caso de Evaluna y Camilo, ya se presentó una situación curiosa: Índigo les pidió aparecer en sus videos, con el argumento de que ya es “una niña grande”.
Para afrontar este tipo de casos, es esencial que a medida que los niños crecen se pueda mantener un diálogo abierto sobre el uso de la tecnología y los riesgos asociados. La psicóloga destaca que, aunque los niños parecen muy pequeños para comprender estos peligros, la realidad es que tienen una capacidad de entendimiento mayor de lo que solemos creer, “especialmente en un contexto donde el desarrollo tecnológico avanza a pasos agigantados”.
Por esta razón, ella recomienda enseñarles límites y buen uso de la tecnología, haciéndolos partícipes de decisiones sobre si una foto debe publicarse o no. Un ejemplo práctico que ofrece ella es: “decirle al niño: vamos a tomarnos una foto, pero vamos a ponerle un corazoncito para que no haya riesgos con lo que puedan hacer con esa imagen”.
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Aunque las redes sociales no son el enemigo, deben ser utilizadas con cuidado y responsabilidad. Como bien concluye Angie Galvis: “todo se reduce a guardar la identidad del niño hasta que tenga la capacidad racional de toma de decisiones, de entender hasta qué punto va a desarrollar su personalidad a través de las redes, a través de las fotos, a través de videos que puedan subirse”.