Es común escuchar que las niñas tienen una relación muy especial con su papá, lo que ha dado origen al término “la niña de papá”. Este lazo tan particular suele manifestarse con mayor intensidad en ciertos momentos del desarrollo infantil, y aunque puede parecer que las niñas “quieren más” a su papá, esta preferencia es una fase normal que responde a varios factores psicológicos y emocionales.
La preferencia por el papá: una fase natural
Durante los primeros años de vida, los niños tienden a estar más apegados a su madre, ya que es ella quien, en la mayoría de los casos, cuida de ellos a tiempo completo. Mamá los alimenta, los consuela, los educa y se convierte en la figura principal de apego. Sin embargo, alrededor de los dos años, los niños comienzan a elegir con quién prefieren pasar más tiempo, alternando entre ambos padres sin que esto signifique un conflicto.
Sigue a Cromos en WhatsAppEn el caso de las niñas, esta preferencia por el papá suele intensificarse a partir de los tres años. Este fenómeno es completamente normal y tiene su base en lo que Sigmund Freud describió como el “complejo de Electra”. Según Freud, entre los tres y cinco años, las niñas desarrollan una admiración especial por su padre y, en ciertos casos, hasta celos hacia la madre. Sin embargo, este es solo un proceso natural de maduración psicosexual.
¿Por qué prefieren a papá?
Una de las razones que explican esta predilección es que muchas veces las niñas ven menos a su papá debido a sus compromisos laborales. Cuando papá llega a casa después de una larga jornada, su presencia se vuelve emocionante y especial, lo que genera una conexión distinta a la que tienen con mamá, quien puede estar más presente durante el día.
Además, los papás suelen jugar de forma más activa y divertida. Estudios han demostrado que los padres tienden a involucrarse en juegos más físicos y dinámicos, lo que convierte la relación en una especie de “amistad cómplice”. Este tipo de interacción fomenta una conexión más relajada y entretenida, lo que refuerza el vínculo.
Otro aspecto importante es que los papás suelen ser más indulgentes, dejando el rol de disciplinar a las madres. Esto puede hacer que las niñas vean a su papá como un aliado y alguien con quien siempre se pueden divertir. Si bien es fundamental que ambos padres compartan las responsabilidades de crianza, esta distribución de roles a menudo fortalece la relación entre padre e hija.
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Un vínculo para toda la vida
Finalmente, es esencial recordar que este amor especial por papá no disminuye el cariño que las niñas sienten por su madre. Ambas relaciones son fundamentales y complementarias. Papá es, sin duda, el primer héroe de una niña, y este vínculo lleno de juegos, complicidad y amor es una etapa mágica en su desarrollo.
De esta forma, aunque parezca que las niñas “quieren más” a su papá en algunos momentos, esto es solo una fase normal y natural que forma parte de su crecimiento emocional.
*Contenido generado con asistencia de la IA.