Procrastinación en el colegio: consejos para que tu hijo deje de hacerlo
Un estudio señaló que los motivos principales de la procrastinación académica entre los estudiantes incluyen el perfeccionismo, la ansiedad ante las evaluaciones y la búsqueda de emociones estimulantes.
Por Redacción Cromos
04 de enero de 2025
Según Wikipedia, el origen de la palabra a procrastinación viene del latín procrastinare: pro, ‘adelante’, y crastinus, ‘mañana’). La enciclopedia la define como la “postergación o posposición es la acción o hábito de retrasar actividades o situaciones que deben atenderse, sustituyéndolas por otras situaciones más irrelevantes o agradables por miedo a afrontarlas o pereza a realizarlas”.
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La procrastinación aterrizada en ámbitos escolares es objeto de estudio. Una investigación, liderada por la profesora Angélica Garzón Umerenkova, analizó los hábitos de procrastinación de estudiantes de todos los niveles en un colegio de la ciudad. Los hallazgos indican que el 95% de los participantes presenta niveles bajos a moderados de procrastinación, mientras que un 5% alcanza niveles altos. Además, se identificaron diferencias significativas según el género: los hombres tienden a procrastinar buscando entusiasmo, mientras que las mujeres, especialmente en los grados superiores, lo hacen por falta de confianza y ansiedad frente a las evaluaciones.
“La procrastinación aumenta en los últimos años escolares, acompañada por una disminución en la energía y el autocontrol. Esta conducta puede tener graves repercusiones en el rendimiento académico, la salud y el bienestar futuro de los estudiantes”, destacó la investigadora.
Sigue a Cromos en WhatsAppImpactos de la procrastinación a largo plazo
La procrastinación académica, entendida como la postergación irracional y deliberada de tareas escolares, no solo afecta el desempeño académico inmediato, sino que también puede tener consecuencias negativas en la economía personal, la salud mental y el bienestar general de los jóvenes.
Estrategias para prevenir la procrastinación en jóvenes
Para apoyar a estudiantes, padres y profesores en la lucha contra este problema, se proponen cinco claves fundamentales:
- Establecer rutinas y objetivos claros: Enseñar a los estudiantes a planificar horarios y fijar metas concretas. Tener un rumbo definido fomenta la motivación y la perseverancia.
- Controlar creencias irracionales: Reducir el perfeccionismo y la ansiedad mediante el fomento de una autoestima saludable y expectativas realistas.
- Involucrar a padres y tutores: Aunque la participación de los padres suele disminuir con la edad, su apoyo sigue siendo crucial en los últimos grados escolares, cuando las exigencias aumentan.
- Escuchar y apoyar: Es vital que padres, tutores y orientadores ofrezcan un espacio seguro para que los jóvenes expresen sus preocupaciones, brindándoles orientación sin caer en críticas destructivas.
- Utilizar recordatorios y simulacros: Los profesores pueden ayudar recordando fechas importantes, dividiendo tareas en partes manejables y realizando simulacros de evaluaciones, acompañados de retroalimentación continua.
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