Los pequeños se entretienen con animaciones, canciones y múltiples juegos, hasta el punto de crear una cierta dependencia.
“¡Estoy muy ocupada y mi bebé está que llora! Será darle de nuevo el celular para que se entretenga”. Es una solución rápida a la que ahora muchos padres recurren, para tratar de calmar a sus hijos cuando están inquietos o necios.
A través de los aparatos electrónicos, llámense tableta, videojuego, celular o computador, entre otros, los pequeños se entretienen con animaciones, canciones y múltiples juegos, hasta el punto de crear una cierta dependencia, muchas veces provocada por los mismos padres, quienes no son conscientes de las dificultades que pueden ocasionarles.
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Así lo demostró un reciente estudio realizado por el instituto Finlandés de Salud y Bienestar de Helsinki, con la participación de 699 niños y niñas. Para dicho estudio, publicado por la revista BMJ Open, 2.244 padres autorizaron recibir cuestionarios prenatales mientras visitaban las clínicas de maternidad y 1.679 dieron su aprobación para participar en el mismo.
A los padres se les solicitó información sobre cuánto tiempo pasaban sus hijos utilizando medios electrónicos, como televisor, computadora, tableta o teléfono inteligente, y a cada niño, entre los 18 meses y 5 años de edad, se le evaluó por problemas emocionales y de comportamiento.
Los resultados indicaron que los pequeños en edad preescolar que permanecían demasiado tiempo observando programas en celulares, tabletas u otros dispositivos, eran más proclives a presentar inconvenientes de comportamiento.
Entre las dificultades que se encontraron están la poca concentración, hiperactividad, periodos breves de atención e inconvenientes para tener amigos. Los datos revelaron que el 23% de los niños de 18 meses de edad y el 95% de los de 5 años tenían más de una hora al día un dispositivo electrónico.
Mientras que a los 18 meses estaban en promedio 32 minutos frente a una pantalla, a los 5 años la cifra aumentaba a 114 minutos, más de lo aconsejado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y expertos, que afirman que no debe sobrepasar la hora. Más de dos terceras partes de estos pequeños de 5 años observaban películas u otros programas, pero solo uno de cada 10 participaban de los videojuegos.
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Para la doctora Juulia Paavonen, médica de psiquiatría infantil del Hospital Central de la Universidad de Helsinki e integrante del equipo investigador, los niños que pasan más tiempo frente a las pantallas son más propensos a tener síntomas emocionales, como ansiedad, depresión, miedo y un bajo estado de ánimo.
También pueden experimentar síntomas conductuales, como pleitos, dificultades para controlar la ira y conducta oposicionista, y algunos problemas de atención, como hiperactividad, inconvenientes para concentrarse y conducta impulsiva.
La observación de programas se relacionó con un 91% más de posibilidades de tener dificultades de atención y concentración, 71% más de riesgo de sufrir de problemas emocionales y más del doble de hiperactividad.
“El tiempo frente a las pantallas puede reemplazar otras actividades significativas, como la socialización con los pares y familiares, lo que puede resultar problemático porque los niños aprenden las habilidades sociales a través de la práctica en la vida diaria”, destacó Juulia Paavonen. Pero además, señaló que en la noche puede sustituir el sueño, retrasar la ida a la cama y ocasionar dificultades para conciliar el sueño, que se relaciona con una peor regulación emocional.
“Nuestros resultados muestran que los niños de cinco años pasan considerablemente más tiempo en los medios electrónicos de lo recomendado por los profesionales”, confirmaron los investigadores, quienes también agregaron, que “estos altos niveles se asocian con problemas en los resultados psicosociales”. Por eso concluyeron, “que pueden causar problemas con los miembros de la familia, como padres y hermanos, y conducir a la pérdida de las aficiones e intereses anteriores de los niños”.
Esto significa, que es posible que en el futuro se perjudiquen su desarrollo social y emocional, teniendo en cuenta la interacción entre el aprendizaje social y los factores ambientales. Además, es probable que se altere el desarrollo del lenguaje y diversas habilidades sociales de los niños.
Según los expertos, entre 2013 y 2017 se triplicó el uso de dispositivos electrónicos entre los niños en edad preescolar, situación que probablemente aumentó, debido a la pandemia.
