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Así fue mi experiencia en Tinder

Fui y vine por esta red de citas, en dos ciudades. Esta fue mi experiencia.

Por Redacción Cromos
14 de marzo de 2018
Así fue mi experiencia en Tinder
Así fue mi experiencia en Tinder

Así fue mi experiencia en Tinder

Una de mis resoluciones de comienzo de año fue hacer vida social. Pensé que necesitaba conocer personas y salir y, pese a mi reticencia inicial, despuntaba enero y me atrevía a abrir mi perfil en Tinder.

No obstante, seguían dándome vueltas las frases de amigas que advertían: "X consiguió novio y se va a casar", "esa red es solo para tirar", "A Y le fue super mal, el tipo resultó un patán"... 

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Le vi una ventaja inicial: elegir a la persona según algunos datos iniciales, como edad, profesión, si tenía o no hijos, si se veía serio o divertido (sin excesos cómicos) en sus fotos… Si ha viajado y algunas afinidades, como cine, música y lecturas, que compartían en sus perfiles. O escudriñaba en sus cuentas de Instagram, que algunos tienen vinculadas a Tinder.

Así las cosas, conversé con varias personas y salí con tres, luego de pasar por la conversación inicial, que poco varía y se vuelve monótona: ¿Trabajas? ¿Qué haces? ¿Dónde vives? ¿Qué deporte practicas? ¿Separada? ¿Qué te gusta hacer? ¿Tienes hijos?

Bueno, uno preguntó que si estaba casada… Dos vieron mi profesión y de inmediato dudaron si mi incursión en Tinder era para una nota periodística (pues no, pero al final quedé con la duda y ahora escribo). Para evitar más dudas, decidí quitar mi profesión y lugar de trabajo.

Hoy, con la decisión tomada de no volver por allá, les cuento.

Hacen promesas inútiles. Muchos planean asuntos a mediano largo plazo. No hace falta, chicos, especialmente si lo único que tenemos en común son algunos amigos en Facebook y que buscamos compañía por este medio de citas. Leí y oí frases como “Averigua datos de ese destino, para que en un futuro vayamos”. “Cuadra tus horarios y nos vamos por carretera en mi carro”. “Pronto iré a tu ciudad, no resisto las ganas de conocerte”.

Valga decir que los promeseros mencionados decidieron un día el silencio y nunca más volvieron a aparecer.

Salí con alguien a cenar, a cine y tuvimos conversaciones agradables. Sin más, luego de dos días de vernos, quería una relación formal. ¿Perdóooon? Se necesita un poco más de tiempo y afecto, creo yo. Pues el personaje no lo creía así y semanas después seguía con mensajes del tipo “Hubiéramos pasado rico en este plan”, “Cómo no me quisiste aceptar”.

Con alguien que se veía con un perfil muy atractivo, por su profesión y fotos de viajes y mascotas nos escribimos varias veces. No volvió a aparecer y me quedé con las ganas de preguntarle ¿por qué en Tinder aparecía soltero y con tres perros, y en Facebook, casado y con tres hijos?

Uno de los más encantadores vive en otro país, es divertido, conversa delicioso y está separado. Profesionalmente es exitoso (lo que me lleva a suponer que será igual de exitoso en Tinder). Hablábamos por teléfono hasta dos horas, sin parar. No se nos agotaban el tema ni las risas. ¿Adivinen? Sí, eligió el silencio y citas más cercanas.

Otro que creía un encanto resultó encantador. Qué manera de hablar, conversar, llamar todos los días, dedicar canciones, fabricar escenarios y ya… Experto él. Lejos, por favor. Las intenciones de los dos no coincidían. 

Otro resultó una nube negra. Sus conversaciones se limitaban a decir lo aburrido que estaba, lo malo que había sido su día, las peleas que había sostenido o las discusiones sin resolver con sus padres. 

En fin, estuve varios meses activa y el asunto resultó entretenido, a veces, y aburrido otras tantas. Exponerse también es esperar a que te evalúen y el resultado sea un like, un superlike o nada. El ego te va jugando sus pasadas.

Los Me gusta hoy me los doy yo, porque me conozco y sé que esa compañía llegará un día cualquiera, seguramente, lejos de la pantalla del móvil. Por ahora, sesión cerrada.

 

Consejos para ellos y sus perfiles en Tinder

1. Usen fotos actuales. Nada de imágenes con la fecha de 2012 en número naranja en la base.

2. Que no todas las fotos sean de lentes oscuros. Ya todos sabemos que las gafas de sol obran milagros.

3. Las fotos al lado del carro o de la moto no son necesarias. Seguro.

4. Recuerden que conjugamos el verbo stalkear. Así, con una pasada por Instagram o Facebook, nos enteramos de esas otras vidas que ustedes no comparten en Tinder.

5. Las fotos de cuerpos muy musculosos intimidan, especialmente cuando uno no tiene tal dedicación al gimnasio ni tiene el cuerpo marcado como ustedes. Aquí solo puedo recordar una imagen de la película Loco y estúpido amor, cuando Emma Stone le dice a Ryan Gosling al ver su six pack: “¡Júrame que es Photoshop!”.

6. Las fotos frente al espejo del baño, con toalla atada a la cintura… Mmmm. Definitivamente, no. 

7. No usen fotos en grupo. No hay tiempo de jugar a las adivinanzas.

8. Pubiquen más de una foto. Esta red es una apuesta social, de imagen y de atracción casi que inmediata. 

 

 

Foto: iStock.

Por Redacción Cromos

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