Por encima de todas las cosas, el soberano de Mónaco prefiere que los problemas se resuelvan puertas adentro.
Por más que sean ciertas las aseveraciones de los Duques de Sussex, Alberto sostuvo a la cadena BBC que “ese tipo de conversaciones deberían quedar en la intimidad de la familia”. A su consideración, que sean “vertidas en una esfera pública como esa” (12 millones de televidentes en Estados Unidos no salían del asombro), perpetúa las diferencias y mina la credibilidad de las casas reales.
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“Me molestó un poco. En parte los entiendo, pero creo que no fue el foro apropiado en el que discutir esos asuntos”, explicó Alberto II. “El de ahí afuera es un mundo difícil. Espero que Harry tenga el juicio y la sabiduría para tomar las decisiones correctas”.
Nadie más indicado que el príncipe monegasco para aconsejar a los pares de otros reinos. En varias oportunidades ha mencionado la charla que tuvo con Meghan en años anteriores. A un medio estadounidense dijo “Markle va a tener que enfrentarse a la gran ofensiva. En cierta manera, ser una actriz te prepara un poco, pero nada puede prepararte realmente para soportar esa presión de manera constante”.
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Actualmente, Alberto está casado con Charlene, una surafricana que se destacó en su juventud como nadadora profesional. Son padres de los príncipes Jaime y Gabriela de Mónaco.