Por una palmireña las mujeres colombianas pudieron votar por primera vez en 1957

Esmeralda Arboleda lideró la causa igualitaria hace 61 años. En el plebiscito que aprobó el Frente Nacional, ellas representaron el 41% del voto.

Por Redacción Cromos
17 de junio de 2018
Por una palmireña las mujeres colombianas pudieron votar  por primera vez en 1957
Hernán Díaz, colección Biblioteca Luis Angel Arango

Hernán Díaz, colección Biblioteca Luis Angel Arango

Cuesta imaginar una realidad en la que nuestras mamás, hermanas, primas, tías, abuelas, amigas, compañeras y extrañas no asistan a las urnas porque solo los hombres pueden votar .

Esa realidad duró hasta 1957. Fue por Esmeralda Arboleda, la primera mujer senadora, la primera embajadora colombiana en el exterior, la primera mujer de la Universidad del Cauca, la primera mujer en el Colegio Cárdenas, que el país dio un paso gigante hacia la igualdad.

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Aunque no fue para elegir a presidente, las mujeres pudieron ejercer su voto en el plebiscito que aprobó la conformación del Frente Nacional, mecanismo que recondujo a Colombia hacia la democracia tras cuatro años de gobierno militar de Rojas Pinilla.

Camila Uribe, nieta de Esmeralda, recuerda que “durante la dictadura de Rojas Pinilla se hizo posible el sufragio femenino, cuando el general empezó a incumplir sus promesas ella levantó la voz y su osadía la puso al borde de la muerte. La destituyeron y el régimen empezó a perseguirla. Ella tuvo que huir exiliada a Estados Unidos, junto con mi papá, hasta que cayó la dictadura. La relación con su esposo, Samuel Uribe, fue minada por las amenazas del Gobierno, la persecución y la distancia”.   

En 1958 las mujeres pudieron escoger presidente. En esas elecciones ganó el liberal Alberto Lleras Camargo. “Hoy, gracias a mi abuela, podemos votar, trabajar, decidir. Sé que tuvo que sacrificar mucho, pero también sé que todo valió la pena. Para ella, sus luchas fueron su oxígeno. Y, para mí, un regalo. Así que cada paso que doy lo doy con ella. Orgullosa y agradecida. Sobre todo agradecida, dice su nieta Camila Uribe. “Mi abuela, antes de morir en 1997, estaba decidida a votar por Noemí Sanín. Tal vez no apoyaba todas sus propuestas, pero era mujer y verla lanzarse al cargo más importante del país era un triunfo para ella y todas las colombianas. Sanín no ganó y ese, quizás, fue el pendiente más grande que dejó Esmeralda: ver a una mujer en la Presidencia de la República”.

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