5 razones por la que no vale la pena convertirse en la amante
Ser la amante o el amanta puede ser divertido si tienes muy claro lo que quieres, pero si se terminan mezclando sentimientos puede ser un problema realmente serio.
Por Redacción Cromos
05 de abril de 2023
Si bien es cierto que las relaciones románticas y la forma en cómo conectamos con otras personas ha ido cambiando en los últimos años, ser el amante o la amante no es una gran opción, todo lo que tenga que ver con esconderse o mantener secretos jamán te van a dejar muy bien parado.
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Existe una plétora de motivos por el que no deberías aceptar esta posición, pero si hablamos estrictamente de cómo te puedes sentir, si crees que tus sentimientos jamás se verán involucrados, puede haber luz verde para una experiencia agradable.
Sigue a Cromos en WhatsAppEn caso de que estés en un triángulo amoroso y tú seas la o el tercero, es importante que te preguntes realmente si tienes la disposición y voluntad para ser ese personaje relacionado a una infidelidad, pero antes de responderte conscientemente, te recomendamos tener presentes los siguientes aspectos.
Un dato curioso es que hay diversos estudios que muestran que los hombres son infieles en un 60%, mientras que las mujeres solo en un 40%.
Hay mucho qué decir sobre la persona que comete la infidelidad, quien es en quien debería caer la responsabilidad principalmente. Pero la posición del amante puede ser bastante controversial, mismos por los que deberías pensarte dos veces ser “la otra” o “el otro”.
¿Por qué no debes aceptar ser la amante?
Para empezar, debes saber que siempre estarás en una posición menor, que su atención principal se la llevará su pareja, su familia y todas las responsabilidades relacionadas a sus seres queridos. Puede que en un principio la situación parezca emocionante, pero la verdad eres alguien prescindible y fácil de reemplazar.
En caso de que este asunto se haya vuelto más complejo porque empezaste a desarrollar sentimientos por él o ella, es probable que en algún momento sientas celos, pero ojo, porque todo se puede volver mucho más problemático en cuestión de segundos.
Recuerda que entre tú y la otra persona existe un acuerdo de mantener todo en secreto, que debe quedar a escondidas, mantenerse a discreción, entonces no pueden estar en lugares demasiado públicos, y que las redes sociales son espacios impensables.
Otro aspecto para revisar son las inseguridades, que definitivamente te pueden jugar una mala pasada. Es muy fácil caer en la dinámica de compararse con su pareja oficial, pensar quién es más bella, inteligente, interesante, quién es la más o el más importante para él o ella. Esas pequeñas preguntas se irán convirtiendo en una gran maraña que terminará perjudicando tu salud emocional y mental.
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La presión social que ejerce la sociedad al amante es importante para mencionar porque es quien termina como el malo de la historia, el que rompió una relación, o incluso un hogar, cuando en realidad quien tiene el compromiso es la otra persona. Entonces hay que armarse frente a las posibles críticas y juicios.
Cuando aceptas ser “la otra” es probable que él o ella jamás lleguen a tomarte en serio, te sentirás subestimado porque usualmente todo se queda en el plano sexual o recreativo, traspasar esa barrera será muy difícil.