Es común escuchar a personas decir que su pareja se comporta como otro “niño” en casa. Aunque parece un chiste, esta realidad esconde un fenómeno psicológico conocido como el síndrome de Wendy. Inspirado en el personaje de Wendy Darling en el cuento de Peter Pan, este síndrome afecta a personas que sienten una necesidad constante de cuidar y proteger a sus parejas, incluso a costa de sus propias necesidades y bienestar.
Para entenderlo mejor, imaginemos a Wendy, quien asume un rol casi maternal frente al inmaduro Peter Pan. En una relación actual, esto podría verse como una pareja que da prioridad a las necesidades y bienestar de la otra persona, evitando confrontaciones, asumiendo responsabilidades que no les corresponden e incluso sacrificando sus propias metas.
Sigue a Cromos en WhatsAppAunque este patrón afecta a personas de ambos géneros, es especialmente común entre las mujeres, debido a presiones culturales que las han condicionado a asumir un rol de cuidadoras. A menudo, quienes experimentan el síndrome de Wendy desarrollan un fuerte miedo al rechazo y buscan en la “maternización” de su pareja una forma de validación.
¿Por qué alguien querría asumir el rol de “madre” de su pareja?
Numerosos factores llevan a desarrollar este síndrome. Entre ellos se encuentran la baja autoestima y la carencia afectiva durante la infancia, factores que pueden fomentar la búsqueda de relaciones donde asumir el rol de “cuidador” proporciona una seguridad emocional, aunque implique dependencia. Culturalmente, a muchas mujeres se les enseña que el sacrificio y el cuidado son expresiones del amor; es así como, sin darse cuenta, terminan asumiendo el rol maternal en sus relaciones de pareja.
Algunos de los síntomas más comunes del síndrome de Wendy incluyen:
- Necesidad de complacer a su pareja, aun sacrificando su propia felicidad.
- Sentirse culpable cuando las cosas no salen como esperaban, aunque no sea su responsabilidad.
- Considerar el amor como un sacrificio y asumir cargas que no les corresponden.
- Buscar constantemente la aprobación de su pareja, y carecer de límites claros.
Si bien estos comportamientos pueden parecer inofensivos, tienden a crear relaciones basadas en la dependencia emocional, donde una persona asume un rol dominante y la otra se aferra a esa seguridad. Este tipo de relaciones, lejos de ser sanas y equilibradas, impiden el crecimiento personal y profesional de ambos.
¿Cómo romper el ciclo?
El primer paso para tratar el síndrome de Wendy es el autoconocimiento y la introspección. Identificar estos patrones es fundamental para poder trabajar en ellos y establecer límites sanos.
La terapia psicológica es una herramienta efectiva para analizar las causas del síndrome y desarrollar estrategias para superarlo. No se trata de evitar cuidar a los seres queridos, sino de encontrar un equilibrio donde ambas personas en la relación puedan crecer sin dependencia.
Las personas que se ven reflejadas en el síndrome de Wendy deben cuestionarse: ¿Busco la aprobación de los demás? ¿Estoy en esta relación por amor o necesidad? ¿Reconozco y comunico mis límites? Estas preguntas pueden ayudar a visibilizar actitudes y creencias que alimentan el síndrome y a tomar acción.
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Así, el síndrome de Wendy no es una condición sin salida. La madurez emocional y el amor propio permiten dejar atrás este patrón y construir relaciones basadas en el respeto y la autonomía. Si bien el mundo real no es el País de Nunca Jamás, es posible dejar de lado el papel de Wendy y centrarse en el propio crecimiento personal.
Para quienes tengan hijos o estén en contacto con niños, fomentar en ellos la idea de que el amor no debe ser sinónimo de sacrificio y que ambos géneros deben compartir responsabilidades es un paso crucial para cortar el ciclo.