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"El arte ha sido nuestra compañía más entrañable" Myriam de Lourdes

Para la madre de Carolina Sabino, las lecciones de la vida llegan con la propia experiencia y eso, es lo que se ha esforzado por inculcarle a sus tres hijos.

Por Myriam de Lourdes
08 de mayo de 2016
"El arte ha sido nuestra compañía más entrañable" Myriam de Lourdes

"El arte ha sido nuestra compañía más entrañable" Myriam de Lourdes

Tengo tres hijos, de 37, 33 y 30 años, y dos nietos, de 15 y dos años. La mayor es Carolina, actriz y cantante; Lina, que también tuvo su etapa de actriz, hasta que un día decidió que lo que a ella le gusta es la política y se especializó en mercadeo político, y Joaquín,  que es periodista y músico, se dedicó a ser empresario y mánager de músicos.

Soy la mamá más gallina que se puedan imaginar. Para mí mis hijos no han crecido, creo que nunca podrán decir que su mamá los dejó solos, he sido mamá y papá, y en ese sentido he tenido que aprender de todo, porque quiero para ellos siempre lo mejor. Afortunadamente, el arte ha sido nuestra compañía más entrañable. Todos bailan, cantan, tocan guitarra, pintan. Hacen un poco de todo. Eso alimenta el alma y permite sobrellevar los malos tiempos.

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Con Carolina aprendí el oficio de ser mamá y ama de casa. Yo tenía 19 años y jugaba como con una muñeca más. Carito empezó a meterse en mis comerciales desde muy niña. A Lina y a Joaquín les tocó una mamá más preparada. 

Soy muy alcahueta. Me gusta que la gente viva. Yo crecí en una casa donde no se podía tocar nada. Los espacios estaban divididos para niños y grandes. Yo le decía a mi mamá: ‘cuándo esté grande mis hijos van a poder subirse donde quieran’ y así lo he hecho. Han tenido la libertad de expresarse, de pintar su cuarto de los colores que quieran. No los presioné. Cada uno ha hecho de su espacio y de su manera de vestir, libertad, su expresión. 

La gente dice que los nietos se quieren el doble de los hijos y no estoy de acuerdo. Yo me muero por mis hijos y mis nietos, Tomás y Andrés Joaquín, me estremecen. Los miro y me da susto, pienso: ‘pensar que esa cosita hermosa está aquí porque yo traje a su mamá al mundo’. Me impacta muchísimo. ¡Es un misterio que ese niño tenga un pedacito de mi!

Soy su papá y su mamá. Hemos tenido etapas muy difíciles y muy gloriosas. La montaña rusa de la vida nos ha estremecido muchas veces, de manera muy fuerte. Me siento muy orgullosa, como ser humano, de haber salido adelante con ellos y ver que entendieron que la fuerza más grande que hay en el mundo es el amor.

 

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"La montaña rusa de la vida nos ha estremecido muchas veces. Me siento muy orgullosa de haber salido adelante"

 

Que no hay dinero ni nada en el mundo que tenga más fuerza que eso. Es lo único que lo saca a uno adelante en la vida. No solo el amor por su familia, sino el amor por sus semejantes, el respeto por los demás, por el público que nos sigue. Hay que mantener esa humildad y veo en ellos eso, aunque a veces en este medio, tan complicado, eso resulte siendo poco productivo, tanto a nivel económico como laboral.

Tiempos difíciles, muchos. Épocas de no tener trabajo. O cuando Caro tuvo un accidente y hubo muchas cosas jartas. Lo vivimos con impotencia, porque la prensa nunca se ocupó de buscar la verdad y, desafortunadamente, la gente hoy todavía cree que ella atropelló a un tipo y lo dejó cuadripléjico. Fue un accidente de tránsito de dos carros y no hubo ningún cuadripléjico. El trato fue terrible.

Con el tema de Lina (estuvo casada con Andrés Sepúlveda, conocido como el hacker) ha sido difícil. Pensé que no lo soportaría. Ahora estamos echando para adelante. Todo vuelve a su lugar, y ya el país se enteró de la verdad. 

Frente a esto somos uno solo, nos arropamos todos con todos. Siempre le pido a Dios fuerza, salud y vida para soportar estas situaciones. Mis hijos saben que el amor vence todo y que con el amor podemos con todo. Podemos estar sin un duro en el bolsillo, pero estamos juntos y eso es lo más importante. Y sabemos que todo es de todos. 

Descubro, ante estas situaciones, la fortaleza de mis hijas, y siento una total admiración por ellas, por su decencia, por su temple y por su aguante, de no sucumbir ni tomar medidas drásticas que a cualquier ser humano le pasarían por la mente. 

Mis hijos acuden a mí en todo, en las buenas y en las malas. Cuando digo que soy una mamá gallina, es que no los dejo desprenderse de mí. Tienen libertad, pero siguen siendo mis niños y aquí siempre tendrán las alas de la mamá para arroparlos. 

Las lecciones de la vida llegan con la propia experiencia. Primero, les he enseñado a que piensen en ellos y no en complacer a los demás. Yo aprendí muy tarde, a los 40 años, la lección de que no tenía que hacer concesiones. 

Si alguien está interesado en ti, a cualquier nivel, te recibe a ti. No hay que renunciar a cosas para conquistar a la otra persona, porque entonces estás diciendo una mentira. Segunda lección: responsabilidad y trabajo.

Dentro de nuestros rituales, todos los domingos almorzamos juntos. Es un ejercicio que nos encanta. Jugamos parqués, Wii, monopolio... Soy una gran cocinera y cada uno tiene el derecho a pedir su especialidad. Los sábados siempre estoy horneando una torta para nuestro almuerzo familiar. Ellos me dicen Mimi, entonces Caro y Joaco piden el lomo a la Mimi; a Lina le preparo un mero en costra de almendras y a todos les encanta el ‘Italo Mimi’, una torta de macarrones horneada. En este encuentro nos ponemos al día, qué pasó en la semana, jugamos mucho, cantamos... ¡Es delicioso!”.

 

Fotos: Juan José Horta.

 

Por Myriam de Lourdes

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