"La juventud es una actitud que se proyecta en la vida diaria" Silvia Tcherassi
La mujer de la elegancia natural es innovación por donde se le mire. Desde que era niña, se las ingeniaba para crear su propio lenguaje. Movía un mueble de lugar, reacomodaba cuadros torcidos, le hacía nudos a las camisas de su papá, jugaba a personalizar camisetas, asesoraba a sus primas en tendencias, experimentaba con texturas y colores. “Terminaba armando mis propios looks y hasta creando mi propio perfume”, asegura. Aunque no se trataba de ejercicios muy estructurados, su mente siempre estaba encontrando nuevas lógicas a todo lo que la rodeaba. Como si de alguna manera, su lugar en el mundo fuera el de la experimentación, el hallazgo.
De adolescente ya tenía un sentido de la estética definido, un espíritu inquieto frente a la belleza: “Soy una persona muy visual y me dejo seducir por los movimientos de una palmera que parece bailar al ritmo de la brisa, por la sutileza de una fotografía en blanco y negro o por la contundencia geométrica de una silla modernista”. Su atención está puesta en los materiales como un comienzo de algo siempre majestuoso, impensado. Siempre está persiguiendo lo extraordinario en lo aparentemente ordinario, le gusta sintetizar los extremos y transformar materiales: “Tomar una tela costosísima y cambiarle la apariencia en forma manual y reinventar una pieza artesanal como un elemento de lujo”. De eso se ha tratado su quehacer, que más que el de una diseñadora es el de una artista comprometida de forma brutal con su proceso creativo.
Sigue a Cromos en WhatsAppSu trabajo y liderazgo en la moda le ha dejado la disciplina de diseñar tres colecciones al año. “Eso te obliga a ser creativa porque presentas la colección y esa misma noche tienes que concentrarte en la siguiente”. En una profesión que es cada vez más competitiva, es clave estar a la vanguardia: “El compromiso con la innovación tiene que ser permanente cuando tienes una marca de diseño de autor como la mía. No solo hay que buscar algo nuevo, diferente y único, sino también excitante para mantener la motivación al 100%”.
“Me gusta tomar una tela costosísima y cambiarle la apariencia de forma manual, reinventarla”.
La barranquillera acaba de dar otro paso, de esos que marcan una huella profunda y con los que ella sigue trazando un camino, sin miedo y con mucha certeza. La certidumbre de quien sabe lo que hace: abrió su tienda en Madrid.
Era un sueño que llevaba años perfeccionando en su cabeza, como todo lo que hace. Su primera tienda en Europa se materializó, por fin, a comienzos de año, mientras caminaba por Madrid. Entre las calles Lagasca y Ortega y Gasset, en plena Milla de Oro —donde hacen presencia casas como Chanel y Hermès—, encontró el espacio indicado.
“Hay gente que piensa que los diseñadores, al ser creativos, tomamos decisiones impulsivas y emocionales, pero no. Esta boutique forma parte de un plan de expansión que está en plena ejecución y que siempre estuvo dentro de mis planes, pero no había encontrado el espacio perfecto porque en ciudades como Madrid, la localización y las marcas que te rodean son muy importantes”.
Su nuevo espacio creativo refleja la exquisitez natural que rige su vida. De fachada muy urbana y vitrinas a doble altura, se antoja muy diferente de sus tiendas en América, caracterizadas por un minimalismo orgánico. La de Madrid exhala el esplendor modernista del arquitecto italiano Gio Ponti. Mármol, espejos, lámparas, mesas y sillas del midcentury italiano dieron vida a un ambiente sofisticado y relajado. Allí respira el ADN de su marca, con un aire más europeo.
"No solo hay que buscar algo nuevo, diferente y único, sino también excitante para mantener la motivación
al 100%".
Gracias a la innovación que caracteriza su trabajo, a esas ganas de ser la primera que propone y que hace, fue capaz de llevar su nombre a lo más alto del diseño internacional.
Se convirtió en la primera diseñadora latinoamericana invitada a participar en el calendario oficial de las dos semanas de la moda más importantes del mundo —Milán y París—, con su propia marca. Un hecho sin precedentes que le permitió validar su propuesta al nivel de las grandes casas de moda. Conquistó los mercados latinoamericano y norteamericano a través de tiendas en las que su sello refinado siempre está presente.
Y como las mentes creativas no se detienen y siempre están buscando un espacio para depositar sus inquietantes ideas, en 2009, inauguró su primer ‘fashion hotel’, en la línea de diseñadores como Bulgari y Armani, que ya habían abierto pequeños santuarios hoteleros, referentes de un lujo único en el mundo.
Sin miedo al fracaso
En Cartagena refaccionó una casona antigua y la convirtió en un espacio de siete suites suntuosamente decoradas, con un jardín vertical de más de tres mil plantas tropicales, arropado por una línea de lencería fina de 400 hilos (Tcherassi Home Collection), spa y un restaurante italiano, que hoy ya es considerado uno de los más exclusivos de la ciudad. En solo meses, logró que la crítica especializada lo calificara como uno de los mejores en su categoría. Allí se han hospedado Martha Stewart, Mario Vargas Llosa, David Mayer y Angela Missoni, entre otras personalidades.
Una muestra de que sus ideas y su proceso creativo están inscritos en un orden sistemático que le permite llevar sus proyectos bajo el más estricto rigor. Silvia no da pasos en falso y por eso quizá puede afirmar, sin parecer soberbia, que no conoce el fracaso.
Se declara optimista y los obstáculos han sido una oportunidad para seguir innovando.
En 2001, su boutique en Miami ya llevaba dos años de trabajo exitoso. En plena consolidación, ocurrieron los hechos del 11 de septiembre y esta tragedia afectó las ventas de toda la economía. “Me di cuenta de que lo único que no se aplazaba eran las bodas y así fue que empecé a atender novias en Miami”. Su iniciativa fue tan bien recibida que dio paso a un atelier especializado en novias, un espacio de 450 metros, con salas de exhibición y un estudio donde unificó el proceso de sus colecciones.
"Hay gente que piensa que los diseñadores, al ser creativos, tomamos decisiones impulsivas, pero no. mi boutique en madrid forma parte de un plan de expansión que está en plena ejecución".
Alianzas exitosas
Las buenas ideas son el insumo de su trabajo y por eso sus apuestas van acompañadas de una alta dosis de creatividad: “Tengo mi propia planta de producción y eso me permite apostarle a lo nuevo y tomar riesgos. Además mi modelo de negocio está basado en mis boutiques propias, nuestra estrategia no es vender en tiendas multimarcas ni en sitios on line, y así no dependo del vaivén de los requerimientos y gustos de los retailers”.
Goza de su independencia pero al tiempo ha establecido alianzas que le han permitido explorar mercados y llevar su diseño a escala global.
Es el caso de las 3 colecciones cápsula que diseñó para la marca femenina Arkitect, del Grupo Éxito, y de las exitosas líneas de calzado que produjo con las marcas Payless (4), de consumo masivo, de Estados Unidos, y Castañer, zapatillas veraniegas de lujo, en España.
Precisamente con Castañer, toda una institución y referente en el diseño de calzado español, tiene nuevos proyectos que apuntan a revolucionar el mercado. De hecho, ya abrió tiendas en Bogotá, como socia de la firma, en compañía de la familia Castañer, su hermano Samuel Tcherassi y la esposa de éste, Diana Janna.
Su próximo paso es un segundo hotel en Cartagena, una propuesta de lujo de mayor envergadura: una casa colonial con 42 habitaciones y un jardín vertical de cuatro pisos. La terraza, en pleno centro histórico, contará con piscina, spa y bar, a la manera de los luxury hotels más exclusivos. “Cuando has alcanzado éxito en cada etapa de tu carrera, los resultados hablan por sí solos y eso hace que la gente confíe más en tí”.
Silvia es perfeccionista. Tiene un ojo afinadísimo para detectar al vuelo cualquier detalle fuera de lugar. En su trabajo siempre está pendiente de que todo esté ordenado: “Atmósferas impecables, temperatura adecuada, iluminación justa, colores sincronizados”. En el diseño de espacios piensa en las flores, el mobiliario, los libros, la disposición de cada objeto por pequeño que sea, una actitud meticulosa, de fina filigrana, que también la hace sufrir.
“A veces puede ser desgastante. Con el tiempo me he dado cuenta de que hay cosas por las que vale la pena preocuparse y otras por las que no. La vida no puede verse como una aventura en búsqueda de la perfección porque la perfección no existe”. Una consigna en la que cada vez cree más, pero que debe recordarse cada tanto porque a fin de cuentas se enfrenta a su propia naturaleza. Por eso no le gusta delegar, se exige al máximo y sus niveles de concentración llegan a ser obsesivos cuando está en medio de una colección o un casting.
Silvia Tcherassi tiene 13 tiendas: 10 en Colombia, 2 en Miami y 1 en Madrid.
En agosto pasado Silvia celebró su cumpleaños número 50. En la plenitud de su vida mantiene esa frescura impecable que la hace única. “Mi estilo es muy relajado y casual y ha sido consistente con los años, no tiene nada que ver con la edad. Además siempre he pensado que la juventud es una actitud que se proyecta en la vida diaria y la forma en que ves las cosas”.
Lo atribuye a sus buenos genes. “Casi no me maquillo y llevo una vida equilibrada, creativa y dinámica. Creo que eso se refleja en mi interior”.
Dice que lo importante no es que las mujeres sean bonitas sino que se sientan bellas, seguras de sí mismas. Por eso adora las imperfecciones: “una nariz con carácter, unos rasgos que no son perfectos, una cara angulada”. Se entretiene haciendo arreglos florales. Es su terapia y una afición que ha ido ganando seriedad. Incluso, diseñó una colección de arreglos para la floristería Pistils & Petals, una de las más reconocidas de Miami.
El futuro no la obsesiona, prefiere enfocarse en el corto plazo, en los afanes que trae cada día.
En su esencia está la búsqueda permanente de la sorpresa, un tema que trasciende lo laboral y que le permite encontrar motivación permanente. Su sueño es uno: que su marca perdure y que sus hijos, Mauricio y Sofía, se encarguen de que siga floreciendo como lo que es: un laboratorio de ideas innovadoras.
Silvia, el ícono de la moda, nacida bajo el signo de Leo, de segundo nombre Eugenia, la mujer menuda, femenina y delicada, a quien siempre se le ve espléndida —con la dosis justa de sofisticación y sobriedad—, sigue persiguiendo a la mujer auténtica. “Admiro la elegancia natural, la que está alejada de las ostentaciones y las apariencias, porque si no es natural no es elegancia. Siempre he dicho que la moda debe ser un placer permanente y no la preocupación de cada temporada”.
Por: Manuela Lopera.
Fotografías: Patricia Gallego.
Locación: Hotel Palace, de Madrid.